(Para sentir, instar, convenir, luchar, creer y, en definitiva, vivir este nuevo tiempo, aconsejo leer mi legado literario contra la COVID-19, el Soneto al coronavirus, acompañando éste del Popurri de Zarzuelas de Luis Cobos, pulsen aquí).
Dedico la composición a las decenas de poetas españoles de distintas generaciones que, como dijo Antonio Lucas en El Mundo (ver aquí), miraron al coronavirus de frente, pese a la inquietante realidad que ha impuesto la pandemia en el planeta. La poesía es uno de los mejores espacios de encuentro y reflexión. También una herramienta para establecer nuevos ámbitos de comunicación. Con este ánimo y, sobre todo, con el mejor deseo de que nuestra sociedad recobre el optimismo sin decaer en la irresponsabilidad, para evitar cualquier nefando rebrote, he puesto cara poética a un virus que desconozco pero al que le que cogido asco, sin poderlo ver.
La Cultura se ha convertido en uno de los territorios más fértiles parar soportar como sociedad (e individualmente) el estado de alarma decretado por el Gobierno y pasado por los ciudadanos con altibajos, anécdotas, historias de todo tipo. Y principalmente por la seria inquietud que dicho estado ha llevado aparejado. Sin duda, la poesía no es ajena a lo que sucede, pero también aloja una esperanza. Es más, la mejor poesía siempre es una excelente toma de tierra con lo inmediato.
Felipe Benítez Reyes, Ada Salas, Manuel Vilas, Ana Merino, Lorenzo Oliván, Mariano Peyrou, Joaquín Pérez Azaústre, Marwan y Xaime Martínez son algunas de las voces más significativas del panorama de la poesía en España. En el reportaje de Antonio Lucas desplegaronn sus versos inéditos, para acompañar a los lectores, para caminar juntos buscando rincones de luz.
Ahora me uno a ellos en otra circunstancia, otro ciclo que está por construir. Aquí va mi granito de arena.
Soneto al coronavirus,
por Juan Andrés Buedo
Pupilo maligno que reportaste inestabilidad
has sembrado sufrimiento y tormento de muerte.
Pero ahora ya das paso a la nueva normalidad,
y aquí nos tienes, con mascarilla y pecho fuerte.
Pensabas segmento mugriento que eras incontrolable
y como virus querías detener a tu paso el mundo.
No has distinguido clase social, raza o ideología, iracundo
paseándote por continentes sin hacer nada loable.
Malos signos y peores huellas has dejado
cargando con el peor encono tus pasos en muertes,
cebándote en nuestros mayores que has alejado.
Cerrada la alarma, nefasto tiempo y perverso
vaivén, confiamos todavía en los jóvenes mejores.
Así que, toma tus bártulos y ¡huye raudo del universo!
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