En España nuestro propio gobierno se está riendo de nosotros, engañándonos sin piedad. En este sentido, afirmaba el profesor José Torres López -Catedrático de Economía Aplicada de la Universidad de Sevilla-, un día antes del último desaguisado de recortadura ejecutado por Mariano Rajoy, que se hacen declaraciones contradictorias diciendo un día blanco y otro negro, pero siempre se insiste en lo mismo: hay que seguir rebajando gastos y derechos y reduciendo los ingresos de los trabajadores. Lo que era la solución resulta que lo ha empeorado todo y nadie, sin embargo, da cuentas de ello.
Lleno de razón, sentenció el profesor Torres que el objetivo es salvar a la banca alemana, que es lo que de verdad les interesa, pero quieren hacerlo con las máximas garantías y eso obliga a que el rescate sea uno definitivo, directamente sobre la economía española y con la garantía directa del Estado. El de los 100.000 millones para los bancos no era sino una salva porque resulta infumable: nadie puede entender que si es a los bancos a quien hay que rescatar se haga responsable de ello a los ciudadanos en su conjunto. Por eso, para provocar el grande, están dejando que nos precipitemos al abismo, no porque la cuantía de nuestra deuda pública sea excesiva, como dicen, sino porque nos atan de pies y manos y nos empujan ante los inversores. Simplemente haciendo lo que está haciendo el Banco Central Europeo, nada de lo que haría un banco central auténtico, bastará para que seamos intervenidos en poco tiempo y para que nuestra economía sea puesta bajo control directo y permanente de los acreedores alemanes. Queda muy poco tiempo para que las comunidades autónomas se declaren sin liquidez y para que el propio Estado, con tipos en los mercados superiores al 7% u 8% se reconozca incapaz de hacer frente a sus compromisos de pago. Esa es la secuencia inevitable que producen las medidas que se están tomando.
Este conjunto de medidas inadecuadas viene a corroborarlas otro profesor de alto prestigio, Ramón Tamames, que en los Cursos de Verano de la Universidad de Málaga, en la ciudad malagueña de Ronda, en el taller que se desarrolla bajo el título "Siglo XXI. Primera gran crisis económica. Análisis y propuestas", ha considerado que la duración de esta crisis "depende de lo que hagamos y de cómo reaccionemos", y que "los primeros años de la crisis en España han tenido un tratamiento desastroso".
"Hasta el 2010 la política era que no pasaba nada y las medidas comenzaron a tomarse tarde y mal, incluso se aplicaron visiones keynesianas de recuperación rápida con el llamado "Plan E"", ha añadido Tamames.
En este sentido, ha explicado que "el Estado gastó 18.000 millones de euros, limpios de polvo y paja, para tener un crecimiento del empleo o una ralentización del paro, durante cuatro o cinco meses; fue flor de un tiempo muy corto, pero en cuanto se agotaron, se acabó el empleo y volvió a aparecer el paro".
Sobre las medidas adoptadas por el actual Gobierno, ha dicho que "se están tomando porque no hay otro remedio, porque estamos al borde del precipicio y se ha producido la intervención tipo rescate, aunque sea inicialmente limitada a la banca, pero con consecuencias macroeconómicas". Dada la situación, este catedrático propone "adaptar el Estado español a otra dimensión y producir en la administración pública como en la empresa privada", y añade que "tenemos casi el doble de funcionarios que hace veinte años y producimos prácticamente lo mismo". Por ello, ha señalado que "el Estado español ahora mismo, con esta situación, es un armatoste, un instrumento grande y poco útil, y hay que hacerlo dinámico y eficaz". Respecto a las condiciones impuestas por la Unión Europea a España tras el rescate, ha explicado que "eran inevitables, aunque la subida del IVA no es la medida más correcta". Además, "ha habido una reflexión importante, el déficit se ha rebajado, en vez de llegar al 3 por ciento en 2013 será en 2014 y eso es bueno porque no hay que hacer tantos ajustes ni tan rápidos, pero tenemos un problema bancario muy serio de deuda, que será un lastre".
Esto engarza con el comentario magistral de José Torres, a partir de la idea de que, si lo que quisieran de verdad fuese salvar a nuestra economía y al euro, no harían lo que están haciendo ni nos seguirían obligando a tomar medidas que van a hundir más la demanda, la generación de ingresos, o incluso la posibilidad de que paguemos la deuda que dicen querer que paguemos. "Si desearan realmente frenar la presión de los mercados bastaría que el Banco Central Europeo fuese lo que no es, y que se adoptara una estrategia de creación de actividad y empleo para toda Europa en el marco de un pacto global de rentas, pero es que no buscan eso. Quieren que la prima de riesgo siga subiendo para extorsionar más fácilmente y acelerar lo que revestirán como una situación de emergencia que no admita retóricas. Se ríen de nosotros porque lo que van buscando es someter a nuestra economía y no a salvarla en un marco de cooperación y unión europeas". Mientras tanto, una vez más, se pasan por el forro lo que establecen libremente los mercados que tanto dicen respetar: si el precio razonable no es el que fijan los mercados, ¿para qué ¡puñetas! sirven? Luego, pues, se ríen de nosotros, porque otra vez nos están robando delante de nuestros mismos ojos.
Dentro de esta indecente y pegajosa coyuntura, afirmaba José Torres López que el ministro de Hacienda, que ya ocupa la cartera por segunda vez, "reconoce que ha de subir el IVA porque es un incompetente que no sabe hacer que todos paguen lo que tienen que pagar y Cospedal se consolida como la mayor y más desvergonzada demagoga del reino". Así ha sucedido ahora, al cargar contra la función pública "sin caer en lo que ella tendría que ser la primera en recordar: que en España hay menos trabajadores públicos en relación con la población activa total que en la media de los Quince, que se gasta menos en retribuirlos, que nuestro sector público es bastante más reducido que el de los países más avanzados y competitivos de nuestro entorno, y que esos seres despreciables a los que se refiere y a los que ya está poniendo en la calle son los maestros o los médicos de los hijos de familias que no pueden pagarse servicios privados, por cierto, casi siempre de peor calidad que los públicos a pesar de que disponen de más recursos y de que no asumen todas sus cargas". Y olvidando, sobre todo, que "la función pública con la que quieren acabar fue la mejor e imprescindible solución para evitar que las oligarquías de los partidos (de las que ella forma parte) se hicieran dueñas del Estado en perjuicio de la mayoría de la población", nos alecciona el profesor Torres y, con él y bajo la extensa pedagogía de Max Weber, establecemos todos los profesores de Ciencia Política y de la Administración de todo el mundo.
Los timoratos e ignorantes dirigentes peperos –del PP, pero jamás "populares"-, como demuestran quienes han escrito el discurso de Rajoy del pasado 11 de julio, pegan resbalones de alta discapacidad, anclados en una de las tesis que se promueven con mayor ahínco en los círculos neoliberales del país, esa de que España entró y permanece en crisis por su excesivo gasto público y falta de disciplina fiscal. De esta tesis se concluye que hay que reducir el gasto público y recuperar la famosa disciplina fiscal, reduciendo el déficit público para alcanzar el nivel exigido por el Pacto de Estabilidad (el 3% del PIB). Sin embargo, como dictamina el eminente profesor Vicenç Navarro (Catedrático de Políticas Públicas en la Universidad Pompeu Fabra, y Profesor de Public Policy del The Johns Hopkins University) en su artículo El por qué de los recortes en Dominio Público (blogs.publico.es/dominiopublico/5499/el-por-que-de-los-recortes/), esta tesis es fácilmente demostrable que carece de credibilidad:
"El Estado español era, en realidad, el modelo de rectitud ortodoxa neoliberal. Tenía un superávit en las cuentas del Estado en los años 2005, 2006 y 2007, y su deuda pública era de las más bajas de la Eurozona. Durante el periodo 2004-2007, tal deuda pública bajó del 46% al 36%. España no podía ser más modélica desde el punto de vista neoliberal. Los responsables de la política económica y fiscal del Gobierno español recibieron el aplauso de las autoridades europeas que gestionan y dirigen la Eurozona (desde el Consejo Europeo y la Comisión Europea al Banco Central Europeo) y como no, del Fondo Monetario Internacional.
"En realidad, la sensación de euforia era tal que el Gobierno socialista español, bajo la presidencia de José Luis Rodríguez Zapatero, decidió bajar los impuestos, identificando tal medida con ser de izquierdas. Su slogan más conocido en aquellos años fue que "bajar los impuestos es de izquierdas". Esta bajada de impuestos aumentó el déficit estructural del Estado, es decir, el déficit público, que determinan los ingresos y gastos estructurales y no coyunturales. Este aumento del déficit estructural permaneció ocultado o ignorado por el aumento de los ingresos al Estado, resultado de la situación coyuntural provocada por la burbuja inmobiliaria. Ahora bien, cuando esta burbuja explotó, el déficit estructural apareció con toda claridad y contundencia. Los ingresos al Estado bajaron en picado, resultado, en gran parte, de que la estructura fiscal del Estado español depende excesivamente de las rentas del trabajo y muy poco de las rentas del capital. Cuando la actividad económica se colapsó y el desempleo se disparó, los ingresos al Estado bajaron y mucho. De ahí el déficit público del Estado. No tiene nada, nada que ver con el aumento del gasto público, el cual, medido en gasto público por habitante, ha ido bajando, no subiendo. Y los datos así lo muestran. Se están recortando y recortando, y en cambio el déficit público apenas baja y el crecimiento económico está decreciendo."
¿Qué evidencia esperan los círculos neoliberales para poder ver que están profundamente equivocados?, les cuestiona Vicenç Navarro. Cuando así lo hace, este profesor pone el dedo en la llaga otra vez. Un tema poco estudiado y con escasa visibilidad mediática, como es el ¿por qué la burbuja inmobiliaria explotó? "La causa primordial es que la mayoría del dinero que estaba detrás de la burbuja inmobiliaria procedía de bancos alemanes, franceses, holandeses, belgas, entre otros. En realidad el enorme flujo de dinero (lo que se llama inversión financiera) a España explica que la balanza de pagos (la diferencia entre el capital que entra y el que sale del país) se disparara en aquellos años de burbuja inmobiliaria. El hecho de que la banca europea alimentara a la banca española se debía, como no podría ser de otro modo, a que eran inversiones financieras extraordinariamente beneficiosas. Su rentabilidad era enorme. Pero cuando esta banca europea contaminada por los productos tóxicos procedentes de la banca estadounidense se paralizó, el dinero dejó de venir a España y la burbuja inmobiliaria explotó, creando un agujero en el PIB español equivalente a un 10% de su tamaño. Y todo ello en cuestión de meses".
Ahora España tiene un problema enorme porque debe mucho dinero a los bancos europeos, que no puede pagar. Y los bancos europeos tienen un problema incluso mayor, porque han prestado tanto dinero a España y a los otros países intervenidos (Grecia, Portugal e Irlanda) que si éstos no lo pagan, tienen un problema gravísimo. En realidad, dice hinchado de razón y sabiduría Navarro, muchos de ellos se colapsarían: "Los bancos alemanes habían prestado en 2009 la enorme cantidad de 704.000 millones de euros a los países PIGS (España, Grecia, Irlanda y Portugal), convertidos en GIPSI con la inclusión de Italia. Esta cantidad es muchas veces superior al capital en reserva de la banca alemana. Si estos países no pudieran pagar su deuda, la banca alemana colapsaría. El establishment financiero alemán y su Gobierno, presidido por la Sra. Merkel, es plenamente consciente de este hecho. Y de ahí su énfasis en que el objetivo prioritario de las políticas de austeridad que está imponiendo a aquellos países y de la supuesta "ayuda financiera"a sus bancos, sea el de que la banca alemana recupere el dinero prestado".
¡Esto lo saben bien el señor Rajoy y sus adláteres!, que nos están engañando, y por eso ponen caras inocentes y bobaliconas en el Parlamento, a ver si tragamos. Sabe Dios que cientos de miles de funcionarios, aún más después de la última puñalada de recortes, no vamos a consentírselo, y desde las cátedras de Ciencia Política y de la Administración pondremos academia y experiencia para evitárselo. La primera acción consiste en conjurar los siete meses del Gobierno presente, porque se ha cebado en cargar sobre los trabajadores y las clases medias sus injustas tasaciones de recortes sin sentido del Estado de Bienestar, de equivocaciones que han generado la desconfianza de nuestros socios europeos y de los mercados. Es evidente que el Gobierno de Rajoy pide sacrificios a funcionarios, pensionistas y trabajadores, pero a las grandes fortunas ni las toca y a los defraudadores les perdona y les regala una amnistía fiscal. Asimismo, ha manifestado que sube el IVA y, con esto, acaba con toda esperanza de reactivar el consumo. Resultado: habrá más recesión y más paro. Entonces sólo nos cabe un grito: ¡Antes indignados que indigentes!
¡Compañeros de la Función Pública, al combate!
Nuestro Estado, la España de la Historia, volverá a vencer.
¡Otros cambios vendrán, pero nunca los de Rajoy y del PP!
Juan Andrés Buedo
(Profesor de Ciencia Política y de la Administración)
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