Leo una noticia titulada “Nuestro objetivo está claro: seguir forjando el futuro de la provincia de Cuenca”, que es una muestra más de la banalidad y la insignificancia de la dirigencia política que rige los destinos de Cuenca. Una pequeña camiseta que, con patrón de entrevista, se hace al recién elegido secretario general del PSOE de Cuenca, Luis Carlos Sahuquillo. Dice ahí tajante que van a a poner en marcha proyectos novedosos muy importantes para esta tierra, entre ellos el Plan XCuenca. E ignorante en grado superlativo afirma que "hemos sido muy valientes al tomar una decisión necesaria, todo el mundo hablaba de que no tenía sentido ese tren convencional anti-diluviano". Pero, ¡qué mamarrachada tan grande dice este desnortado político de manchabrava!
Ante este desdén descentrado, no es de extrañar que la Plataforma en Defensa del Ferrocarril de Cuenca le haya lanzado un puñetazo en el hocico de severo encaje: "La caverna. Los nostálgicos del hormigón, los paladines de los macroaparcamientos y los especuladores con los pisitos ilustran a la ciudadanía sobre las bondades del #planequiscuenca". Sin duda, bondades ninguna y maldades todas, como se demuestran en los 17 capítulos que conforman mi último libro, "El tren que Cuenca precisa. Crónica de su defensa", ya en imprenta y que saldrá a la luz el próximo mes de mayo. Ahí se describe toda la coraza de insensibilidad urbana de los camareros que sirven las copas de la `minicorporación´ mal administrada por un alcalde de poca monta y menor conocimiento, apellidado Dolz y amigote de Sahuquillo.
El primer epígrafe del capítulo séptimo de ese libro lleva por título Demanda de una política sólida frente al "Plan XCuenca", cuyo contenido pone al traste toda la baja argumentación con la que el PSOE ha querido fundamentar su apoyo al cierre de la infraestructura ferroviaria convencional Madrid-Cuenca-Valencia, imprescindible sin embargo para suscitar y propagar un futuro socioeconómico sostenible en Cuenca, bien planificado y sin fracturas de ninguna especie.
Contra lo afirmado por el inconsistente Sahuquillo, Alfons J. Kruijer, Ingeniero técnico de Construcción y Edificación de la Escuela Técnica Superior de Haarlem (Países Bajos), ligado familiarmente a Cuenca y muy implicado en la conservación de sus bienes culturales y patrimoniales, inculpó al Ayuntamiento de esta capital de no haber aprovechado las ventajas de ser Patrimonio de la Humanidad para dar un impulso económico y cultural a toda la ciudad. “Se echa de menos una política integral y activa de protección de los monumentos arquitectónicos y culturales, tanto como una política de subvenciones y financiación de restauraciones y rehabilitaciones de los monumentos”, dice con clarividencia.
Considera Kruijer que la política seguida por el Ayuntamiento de Cuenca es superficial y simbólica, y, sin abordar los problemas reales, viene a ser lo mismo que invitar a alguien a tu casa sin mencionar que tiene goteras. Hendeduras muy acrecentadas para el caso del tren convencional, perspicazmente examinadas por el citado técnico, que nos muestra el dibujo de la única información habida al respecto del nuevo plan para gestionar urbanísticamente los terrenos ferroviarios que ha presentado ese Ayuntamiento. En ningún momento, emplazados en el instante que él escribe un artículo perfectamente cimentado, se vieron actualizaciones del mismo durante el año transcurrido desde que salió a la luz.
Pero, ¿qué características tiene el Plan X Cuenca? ¿Qué beneficios? ¿Está en la línea de las tendencias europeas? Unas cuestiones que analiza dicho ingeniero en base a los datos disponibles. Las razones de rechazo son tan universales que se transcriben en mi precitado libro para su referencia y preservación histórica. Y, contra lo dicho y actuado por el PSOE, es fundamental evitar los errores del pasado en la gestión de estos terrenos ferroviarios. La correcta administración de estos espacios es crucial para definir el rumbo que tomará la ciudad. Debemos ser conscientes de que no existe margen de error en esta tarea. Un fallo en la planificación urbana puede tener repercusiones duraderas, afectando a la ciudad durante los próximos 50-100 años. Un error en este ámbito podría tener consecuencias irreversibles para las generaciones presentes y futuras.
Por esto último hay que rehuir cualquier vicio de corrupción. Para demostrar la no corrupción política, es esencial implementar medidas que garanticen transparencia, rendición de cuentas y participación ciudadana. Entre las estrategias destacadas están:
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Independencia de poderes: La separación efectiva entre el poder judicial, legislativo y ejecutivo evita interferencias indebidas que fomenten la corrupción.
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Transparencia proactiva: Publicar la mayor cantidad de información gubernamental permite a los ciudadanos monitorear las acciones públicas y detectar irregularidades.
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Educación y conciencia ciudadana: Un sistema educativo sólido fomenta valores éticos y críticos en los votantes, quienes pueden castigar electoralmente a políticos corruptos.
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Órganos de supervisión independientes: La creación de instituciones autónomas para auditar y controlar el uso de recursos públicos reduce las oportunidades de corrupción.
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Datos abiertos y gobierno abierto: Facilitar acceso libre a información gubernamental mejora la rendición de cuentas y fortalece la confianza pública4.
Estas acciones, junto con sanciones efectivas y participación activa de la sociedad, son fundamentales para prevenir y demostrar la ausencia de corrupción política. De aquí la efectividad de los asentados plantes, para que se tome conciencia de su necesidad y, a la vez, se demande un mayor apoyo por el conjunto de la ciudadanía. Hablen lo que hablen los desnutridos medios de comunicación arrendados con el dinero de los contribuyentes y manipulados por el PSOE inconvenientemente.