Foro Económico y Social Cuenca 2027

Socialización política y papel de los medios de comunicación en defensa del tren (por Juan Andrés Buedo)

La socialización política es el proceso mediante el cual los individuos adquieren y asimilan valores, creencias y comportamientos políticos a través de diversas agencias y agentes, como la familia, la escuela, los grupos de pares y los medios de comunicación. Este proceso es fundamental para la formación de la cultura política de una sociedad.

Los medios de comunicación juegan un papel crucial en la socialización política, ya que tienen la capacidad de influir en la opinión pública y en la percepción de los asuntos políticos. En el contexto de la defensa del tren, los medios pueden:

1. Informar y educar: Proporcionar información sobre los beneficios del tren, como su impacto positivo en el medio ambiente y la reducción del tráfico.
2. Movilizar a la ciudadanía: Fomentar la participación ciudadana en campañas y protestas a favor del tren.
3. Crear narrativas: Construir y difundir narrativas que resalten la importancia del tren para el desarrollo sostenible y la cohesión social.
4. Presionar a los tomadores de decisiones: A través de reportajes y editoriales, los medios pueden ejercer presión sobre los políticos y las autoridades para que apoyen y financien proyectos ferroviarios.

En resumen, los medios de comunicación no solo informan, sino que también tienen el poder de moldear la cultura política y movilizar a la sociedad en torno a causas específicas, como la defensa del tren.

El estudio de la socialización política, al cual nos hemos aplicado los defensores del derribado -transitoriamente a estas alturas, mientras no decida la demanda antepuesta en el Tribunal Supremo con todo rigor- tren convencional que durante casi más de siglo y medio de historia ha prestado servicio entre Madrid-Cuenca-Valencia, implica una lógica multidisciplinar que involucra también a la ciencia política y a la comunicación. 

El interés compartido por la socialización política produjo una pluralidad de definiciones, pero encontramos puntos de intersección conceptuales que nos permiten entenderla como un proceso de aprendizaje, de apropiación de roles, valores y actitudes que hacen posible al individuo, comprender y desenvolverse en un sistema político determinado (Berger y Luckmann, 2003); este proceso resulta de vital importancia pues, le permite la integración de lo político a su vida diaria. Mecanismo del que han huido ignorantemente los osados decisores de la medida supresora de nuestro tren, y a los que durante mucho tiempo han dado como única opinión la narrativa informacional errante en la provincia de Cuenca. De aquí que hayamos venido a sustituirla y enmendar sus yerros a través de las diversas fuentes escarbadas en la redes sociales.

La evolución de los medios y plataformas digitales, unida a las posibilidades de participación política que estas ofrecen, permiten que el conocimiento político esté asociado al uso de medios de comunicación, especialmente al consumo de noticias de actualidad. Desde esta lógica, la socialización política hoy en día debería incluir la formación de ciudadanos capaces de analizar y reconocer información mediática de calidad, discriminando entre fake news y datos veraces. Fakes que las autoridades provinciales y regionales implicadas en el asunto del tren convencional han ido hundiendo en la nada, principalmente porque sus declaraciones las han desarticulado los diversos profesores (Fernando Casas, Francisco de los Cobos, Pablo Salvador, Juan A. Buedo, entre muchos otros) que las han desmontado hasta acallarlas y hacerlas desaparecer. 

Este punto es de tal forma central para el entendimiento de los actuales procesos de socialización, que las aproximaciones dominantes dentro del campo comunicativo son los estudios de media literacy, categoría entendida como “la habilidad para acceder, analizar, evaluar y crear mensajes entorno a una variedad de contextos”. Pluralidad que no se ha dado con la información sobre los plantes reivindicativos en ningún instante: está por ver aún la presencia de un solo periodista un martes en los 94 actos de este tipo que se han llevado a cabo hasta el momento. Un hecho que en sí mismo define la tendenciosidad y el sesgado ocultismo de los medios de comunicación aludidos respecto al tren.

Por esto último les exhorto a que modifiquen su estática posición y tomen nota, en consecuencia, de que la influencia de los medios de comunicación en la socialización es crucial, afectando la adquisición de normas y valores sociales. La prensa, la radio, la televisión y el internet, especialmente, juegan un papel significativo en la formación de la juventud, impactando en habilidades sociales y la percepción de la violencia. Teorías de aprendizaje social como la de Bandura y la psicología de Freud ofrecen perspectivas sobre cómo los individuos aprenden y asimilan comportamientos dentro de su entorno cultural.

El proceso de socialización constituye uno de los mecanismos mediante el cual se expresa la cultura política. A través de él se transmiten valores, creencias, mitos, símbolos, modelos de comportamiento y actitudes que asume el individuo en las diferentes etapas de su desarrollo sociocultural.

De esta forma, el proceso de socialización y la cultura contribuyen directamente a la formación, al alcance o perpetuación del poder, al adoctrinamiento ideológico y al convencimiento de las masas. Sin el coherente y correcto proceso de socialización se ve afectada la formación y posterior desarrollo de la cultura política en los ciudadanos, elemento que repercute directamente en el funcionamiento del sistema político.

En los momentos actuales se impone la máxima martiana (de José Martí): "Ser cultos es el único modo de ser libres", a lo que se le puede añadir uno de los aportes de Lenin: la cultura del debate3 y la alfabetización política. Hoy, en circunstancias donde los medios más sutiles de adormecimiento desvirtúan la realidad, las múltiples plataformas de internet acaparan la atención de la juventud y gran parte de la sociedad, la industria del espectáculo domina la escena política y la incredulidad muchas veces acompaña los escenarios y procesos políticos, se hace necesario analizar las perspectivas teóricas relacionadas con la socialización y la cultura, categorías que permiten comprender fenómenos políticos que impactan en las diferentes esferas de la sociedad. Aquí está mi mensaje al pedir a los directores de esos medios de comunicación que ocultan los plantes más objetividad y mayor responsabilidad societaria, por el bien conjunto de la ciudadanía de Cuenca.

Clientelismo político y censura informativa. I (por Juan Andrés Buedo)

El clientelismo político y la censura informativa son dos fenómenos que pueden afectar gravemente la calidad de la democracia y la transparencia en una sociedad. Ambos fenómenos están interrelacionados, ya que un entorno de clientelismo político puede facilitar la censura informativa para mantener el control y evitar la exposición de prácticas corruptas. Y así lo tenemos comentado y ampliamente descrito los defensores de la recuperación del tren convencional Madrid-Cuenca-Valencia.

El clientelismo político se refiere al uso de recursos del Estado por parte de funcionarios para favorecer a ciertos individuos o grupos a cambio de apoyo electoral. Este fenómeno puede manifestarse de varias formas, como la asignación discrecional de contratos públicos, la concesión de licencias y permisos, y la distribución de beneficios sociales de manera selectiva. Las consecuencias del clientelismo incluyen la corrupción, la ineficiencia administrativa y la desigualdad social.

La censura informativa implica la supresión o control de la información que se difunde al público. Esto puede ser llevado a cabo por gobiernos, corporaciones o grupos de interés para manipular la opinión pública y mantener el poder. La censura puede tomar muchas formas, como la prohibición de ciertos temas en los medios de comunicación, la persecución de periodistas, de académicos o intelectuales y la restricción del acceso a internet. Las consecuencias de la censura incluyen la desinformación, la falta de transparencia y la violación de los derechos humanos.

Sin embargo, no hay que olvidar ni un segundo que la forma en que vemos el mundo y actuamos en él depende de la información que poseamos. Por eso, la libertad de expresión y la libertad de prensa son derechos fundamentales, y la libre circulación de las ideas es un motor esencial de las sociedades dinámicas y del progreso humano. La UNESCO se ha asignado la tarea de robustecer y consolidar los instrumentos, las capacidades y las condiciones susceptibles de hacer que esos dos derechos sean reales y efectivos. Efectividad que para nada hemos encontrado en buena parte de la prensa de Cuenca respecto a la información y opinión lanzada por los dirigentes políticos demasiado achaflanados con los alegatos de la incoherente "versión oficial", ilógica y sin fundamento. Un paquete de mensajes que, por el contrario, prácticamente no han dado a la voz de los que todos los martes -desde hace más de dos años- vienen combatiendo el menosprecio del PSOE hacia Cuenca, lo que sin duda favoreció incomprensiblemente la victoria electoral de las tropas de ese partido político en esta provincia en las elecciones autonómicas y municipales el 28-M-2023.

Luego ese inmerecido botín tuvo lugar por el apelotonamiento injustificable de actos de desinformación. Un argumento basado en decenas de estudios y trabajos realizados por el Gabinete de Exploración y Análisis Sociológico (GEAS-jabg), que en sí mismos nos trasladan para el caso denunciado al amplio artículo del doctorando de la UNED Ramón Alarcón Sánchez  "Desinformación, noticias falsas y posverdad: estudio comparativo entre tendencias generales, artículos de investigación en revistas académicas sobre seguridad y titulares periodísticos" (publicado en la Revista del Instituto Español de Estudios Estratégicos n.º 22 - Año: 2023 - Págs.: 219 a 263).

Se nos dice ahí que, a diferencia de otros periodos históricos, el actual se caracteriza por una enorme cantidad de información, por lo que, aunque es sencillo acceder a bases de datos y buscadores de todo tipo, el desafío puede consistir en no perderse en el océano informativo. Por tanto, se debe adoptar una metodología que describa un estado de la cuestión adecuado a las pretensiones investigativas, defendiendo las sendas tomadas con un enfoque lógico y racional.

Con dicha metodología a nuestra disposición, podemos conceptuar el fenómeno del clientelismo como un fantasma que a primera vista es invisible, pero se supone que está presente en todos los lados. Tiene muchas caras, pero nadie sabe exactamente cuál es su apariencia, así que con los rumores cada quien inventa un aspecto nuevo. Finalmente es percibido como algo negativo. Suele cambiar de lugar y de vestido, de modo que cada quien inventa un aspecto nuevo del fantasma. así que existen muchas definiciones de varias disciplinas académicas —la antropología, la sociología, la ciencia política, la economía— para definir el fenómeno.

Clientelismo denota el intercambio de bienes y servicios por apoyo político y votos. a esa definición básica se puede reducir la noción. Ahora bien, técnicamente conlleva una categoría analítica para la investigación de relaciones informales de poder que sirven para el intercambio mutuo de servicios y bienes entre dos personas socialmente desiguales o entre dos grupos. Se trata de una relación diádica, en la cual una persona poderosa (el patrón) pone su influencia y sus medios en juego para dar protección o ciertas ventajas a una persona socialmente menos poderosa (el cliente) que le ofrece respaldo y servicios al patrón. El clientelismo se caracteriza por ocho atributos: asimetría social de los socios, reciprocidad del intercambio y dependencia mutua, carácter personal, informalidad y voluntad limitada (Lemarchand/Legg, 1972); con dos vínculos agregados que explican esa relación paradójica, como son son confianza mutua y lealtad, características definitorias adicionales.

Llanamente se llama clientelismo político o simplemente clientelismo al manejo selectivo de los recursos del Estado por parte de algunos funcionarios, favoreciendo a los intereses de terceros (sus clientes) a cambio de apoyo electoral. Se trata de un intercambio no oficial de favores, que está tipificado hoy en día como una forma reconocible de la corrupción. 

Así, el clientelismo favorece intereses privados mediante los recursos públicos, inclinando la balanza a su favor en decisiones administrativas, fallos judiciales, concesiones, licitaciones, etc. A la vez, estos funcionarios corruptos suelen emplear el poder adquirido mediante la práctica clientelar como una forma de castigo, para perjudicar a los que no respondan a sus intereses o se opongan al sistema.

Este fenómeno suele darse en regímenes poco institucionalizados o con contralorías deficientes, a menudo en torno a los grandes medios comerciales de comunicación y los grandes conjuntos empresariales.

El término clientelismo surge en el marco de la persecución de la corrupción, para referir que el Estado no está operando en base a la imparcialidad y equidad de la Ley, sino en base a una relación directa con uno o un grupo de clientes, es decir, algo más cercano a un trámite comercial que a uno estrictamente burocrático o administrativo. En pocas palabras: el Estado favorece a sus clientes, en vez de al todo de la sociedad. La discrecionalidad en la asignación de recursos públicos es un síntoma clave del clientelismo. Esto se traduce en que las designaciones que tendrían que ocurrir mediante concurso público y abierto, imparcialmente, tienen lugar en cambio “a dedo”, o por elección de los propios funcionarios, para favorecer así los intereses privados que representan.

En un sistema democrático la información es un bien común, necesario y fundamental para el buen funcionamiento de sus instituciones. Por este motivo, se encuentra dentro del título de los Derechos y deberes fundamentales de la Constitución española -artículo 20- que reconoce y protege el derecho a “comunicar o recibir libremente información veraz por cualquier medio de difusión”. Los medios de comunicación, en consecuencia, juegan un papel esencial en el derecho a la información, pues son responsables de garantizar su ejercicio. 

La Comisión Europea comenzó a luchar contra la desinformación en 2018 con la publicación de la Comunicación sobre la lucha contra la desinformación en línea, COM (2018) 236, donde establece como una de las medidas la adopción de un código de buenas prácticas basado en la transparencia de los grupos mediáticos y las plataformas de contenidos.

Recordaba en abril de 2021 el traductor, escritor, guionista y editor español Daniel Gascón que asociamos los impulsos censores al conservadurismo pero, en la actualidad, las tijeras también apuntan en la dirección contraria: centenares de autores de todos los espectros ideológicos se han unido para denunciar una cultura de la cancelación que, en ocasiones, se basa simplemente en la intransigencia con una opinión determinada. 

En muchas cosas, la nueva censura se parece a la vieja censura. Hay diferencias obvias: la primera es el control estatal, y precisamente esa es la razón por la que muchos dudan de la adecuación del término. En realidad, no siempre han sido o son los Estados quienes la ejercen, pero esta censura posmoderna tiene algo premoderno, porque prescinde del filtro y de los canales.

Comentaba Daniel Gascón que, en muchas cosas, la nueva censura se parece a la vieja censura. Hay diferencias obvias: la primera es el control estatal, y precisamente esa es la razón por la que muchos dudan de la adecuación del término. En realidad, no siempre han sido o son los Estados quienes la ejercen, pero esta censura posmoderna tiene algo premoderno, porque prescinde del filtro y de los canales. Sí, vinculamos los impulsos censores al conservadurismo, pero la historia de la izquierda también incluye numerosas restricciones a la libertad de expresión. En una frase exclama Gascón: ¡quién pensaría que la izquierda obligaría a crear medios con espíritu de samizdat (significa "publicado por uno mismo")! Espíritu que en su día me condujo a retirarme de las páginas de la prensa escrita en Cuenca y que hoy me retiene en mis propios weblogs, desde los que intento transmitir conocimiento, cultura y objetividad, antes que venderme al postor oficial adulterado.

En fin, por hoy, como el tema es amplísimo, seguiré ampliándolo sucesivamente.