(Foto de blogotomia.com/aulaenred-accion)
El concepto de compromiso social abarca una serie de habilidades, valores y actitudes que están relacionadas con la tolerancia, la apertura, la responsabilidad, el respeto a la diversidad, la perspectiva intercultural, la participación democrática, el respeto al medio ambiente y el sentido de pertenencia. Todos ellos, en su conjunto, son la gran fuente de la que mana el espíritu que da fuerza y vigor a los que venimos luchando contra el cierre de la línea del tren convencional Madrid-Cuenca-Valencia. Un paso que nos conduce a superar cualquier individualismo y estatismo. Correspondiéndose también como una oportunidad para implicarnos plenamente en la búsqueda del bienestar y el bien común más próximo. El objetivo es alcanzar un entorno fraterno y confortable para todos los afectados por el inasumible desmán de cerrar esa vía ferroviaria, una infraestructura vital para encarar proyectos de futuro más prósperos en esta enorme área de la España Vacía.
El escaso avance en la investigación referente al comportamiento electoral y, en particular, de la identificación partidaria en Cuenca, que gira alrededor de un bipartidismo absorbente y paralizador, responde a una condición que desde 1979 ha caracterizado al sistema político imperante en la provincia: autoritario y con dos partidos hegemónicos en alternancia. Siendo esta una práctica calificable de predemocrática, lo que hace necesario considerar problemas que aquí prácticamente no se plantean, si descontamos los trabajos publicados precisamente en dos blogs autóctonos e independientes, Perspectiva electoral de Cuenca y Aula Electoral. Estos, de sobremanera, sí responden a cuestiones inherentes a la política habitual realizada por aquí: ¿por qué votan y cómo votan los ciudadanos? ¿A qué causas responde su comportamiento electoral? ¿Por qué votan por un partido y no por otro? Y lo que más interesa en este momento de cambio político: ¿cuál es la identificación partidaria de los ciudadanos? ¿Cómo se construyen las identidades partidarias entre los diferentes grupos sociales? ¿Qué factores influyen en esta identificación partidaria y cómo lo hacen? ¿Qué tan fuerte es la identificación partidaria de los ciudadanos?
Interrogantes que desde 2022 venimos sondeando los participantes cotidianos a los plantes reivindicativos en defensas del tren maniqueamente desvalijado. Contra este desmán surge, en justicia, la identidad sociopolítica de este movimiento. La utilización del concepto de identidad en el campo político es deudora, en lo fundamental, de las tesis provenientes de la teoría psicoanalítica. Para esta teoría, la identidad no es otra que la manera en que un determinando individuo adquiere una fisonomía particular a través de su identificación con otro u otros sujetos. En términos psicológicos, la identificación se concibe como un proceso "...mediante el cual un sujeto asimila un aspecto, una propiedad, un atributo de otro y se transforma, total o parcialmente, sobre el modelo de éste, [de tal manera que] la personalidad se constituye y se diferencia mediante una serie de identificaciones" (Laplanche y Pontalis).
La recompensa moral del activismo reivindicativo resulta muy significativa en el caso aludido. Este tipo de activismo, que busca cambios sociales, políticos, económicos y culturales en los diversos niveles institucionales de la provincia de Cuenca, es lo que nos proporciona a los activistas una profunda sensación de propósito y satisfacción personal. Algunas de las formas en las que se manifiesta esta recompensa moral son:
- Sentido de Propósito: Los activistas a menudo sienten que están contribuyendo a una causa mayor que ellos mismos, lo que les da un fuerte sentido de propósito y dirección en la vida.
- Conexión Comunitaria: Participar en movimientos reivindicativos puede crear un fuerte sentido de comunidad y solidaridad entre los activistas, lo que puede ser emocionalmente gratificante.
- Impacto Positivo: Ver los resultados tangibles de sus esfuerzos, como cambios en políticas o mayor conciencia pública, puede ser extremadamente gratificante y motivador.
- Desarrollo Personal: El activismo puede ayudar a las personas a desarrollar habilidades importantes, como la comunicación, la organización y el liderazgo, lo que también contribuye a su crecimiento personal.
- Reconocimiento y Validación: Aunque no siempre es el objetivo principal, el reconocimiento por parte de la comunidad y de otros activistas puede ser una fuente de validación y orgullo.
Unos condimentos que nos llevan a cocinar el adecuado plato de la implicación responsable, que prácticamente no se come en Cuenca (donde no forma parte de la personalidad social mayoritaria, que, por el contrario, antropológicamente se constriñe en su sesudo y abúlico "ea", todavía pendiente de desterrar). La fisonomía psicosocial del conquense medio tiene que aprender de cuanto glosaba Winston Churchill: "El precio de la grandeza es la responsabilidad". Con esto venía a significar que si se quiere llegar a la excelencia en alguno de los ámbitos de tu vida, entonces debe cultivarse la capacidad de ser responsable. Suficiencia, idoneidad y aptitud bastante opacas en los representas electos -en listas cerradas- y fieles servidores, no de los ciudadanos que les votan, sino de los partidos que en mesas cerradas y oligárquicas les designan previamente para que sirvan los sesgados intereses de sus nominadores.
Contra estos últimos se encuentra el más gratificante activismo social, nada practicado y mucho menos divulgado por los dirigentes políticos al uso en la provincia. Obvian estos su labor derivada de la conducción por el adalid, la cual sí retribuye moralmente los alegatos de la sensibilización, tanto a nivel personal como comunitario:
- Satisfacción personal: Ver el impacto positivo de el trabajo de cada uno en la comunidad puede ser una fuente enorme de satisfacción y orgullo.
- Desarrollo de habilidades: El activismo permite a las personas adquirir y mejorar habilidades como la comunicación, la organización y el liderazgo.
- Redes de apoyo: Conectarse con personas que comparten los valores y objetivos puede crear una red de apoyo sólida y duradera.
- Crecimiento emocional: Participar en causas sociales puede aumentar la empatía y comprensión hacia las realidades de otras personas.
- Beneficios para la salud mental: Ayudar a otros puede reducir el estrés y aumentar la felicidad y autoestima.
- Beneficios económicos: En algunos casos, las donaciones a organizaciones sin ánimo de lucro pueden desgravarse fiscalmente.
Ser un activista social es algo más que una simple etiqueta. Detrás de ese título se esconde un individuo comprometido con la lucha por la justicia social y los derechos humanos. Los activistas sociales, como los "plantados" con la defensa del tren M-C-V son personas apasionadas que se dedican a promover y defender causas que consideran cruciales para mejorar la calidad de vida de comunidades marginadas o afectadas por injusticias. Y en nuestro caso, por supuesto y demostradamente que lo es, pues la conciencia de la inequidad cometida y el deseo de contribuir al cambio positivo son los motores que nos impulsan a actuar en pro de esta causa.
La educación y la concienciación sobre la causa que apoyamos son los pilares fundamentales que cargamos en nuestras espaldas. Esto implica investigar a fondo el tema, comprender su complejidad y sus implicaciones, así como familiarizarse con las diversas perspectivas involucradas. La concienciación es clave para poder abogar de manera efectiva y fundamentada por un cambio significativo, y por eso los medios de comunicación nos sitúan en el pozo oscuro del soterramiento y la ocultación. Pero no nos afecta.
Afortunadamente contamos con las nuevas tecnologías como herramientas de acción. Es innegable que las nuevas tecnologías han supuesto un cambio en todos los ámbitos de nuestra vida y, por supuesto, también en la política. En estos últimos años se ha destacado la influencia de estos avances en asuntos como las campañas electorales, el gobierno electrónico o la democracia digital. Pero, especialmente, su influencia en los movimientos sociales.
Siendo consciente de los riesgos que conllevan las nuevas tecnologías, Internet parece (al menos hasta ahora) un lugar tan amplio y poderoso que es muy difícil que sea controlado totalmente. Por ello, podemos ver en las nuevas tecnologías y en el ciberactivismo más ventajas que desventajas. Acaba siendo una herramienta muy útil para promover la participación social y democrática.
Además de ser algo interactivo, encontramos multitud de emisores y receptores y esto provoca lo que se llama “inteligencia colectiva”. Pero lo más importante es que prácticamente cualquier persona puede acceder a ello. Los ciudadanos y las organizaciones sociales tienen la posibilidad de acceder a un sistema de comunicación global e instantáneo. Aquí ponemos los agentes de los plantes nuestro gran escudo, y a fe que nunca nos clavarán sus puñales todos aquellos que vienen contribuyendo a la disruptiva marginación y empobrecimiento de Cuenca.
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