Tenía ciertas dudas sobre como enfocar la promoción del presente libro de Eulalio, incluso alguna de dichas vacilaciones me acercaban a crear un video Making Of, muy de moda ahora en este tipo de exposiciones. Al final he pensado mejor, tras revisar el prólogo, que no era preciso hacer esa “creación apagada”, que es como se traduce el término a nuestro idioma. Y he desechado esa necesidad porque entre las páginas 11 y 15 se describe claramente el proceso de producción y el contenido de esta obra.
Como dijo Llucia Ramis, una auténtica experta en este tipo de actos –puesto que ha cubierto como periodista de sucesos editoriales unas 2.500 presentaciones de libros-, se nota mucho cuando quien acompaña al autor no se ha preparado nada, al ser estos un misterio, porque “nunca se sabe el público que estará presente”, ni el número de personas que asistirán. Ahora bien, lo que sí resulta conveniente es ser original, principalmente para evitar que el autor -parte esencial y destacada de la ceremonia- se aburra.
En este libro hemos de partir de su eco más destacado. Está inducido por el interés de Eulalio de articular los proyectos pendientes para la llegada de la prosperidad a Cuenca. Constituye en su conjunto una “memoria precisa” de conquensismo, que él en el breve espacio de las solapas de la portada y la contraportada resume de un modo intocable.
Sea como sea, lo que menos interesa en esta clase de acontecimientos es el peloteo: aporta poco, da poco juego y suena impostado. Es mucho más eficaz llamar la atención y mantenerla. De donde sale la pregunta del millón: ¿Cómo hacerlo? No es fácil explicarlo en diez minutos. Fíjense que Eulalio ha tardado prácticamente un año en contestarla, pero finalmente nos muestra el origen, el nódulo, su largo proceso y las desalentadoras consecuencias de este embalse que paraliza y ahoga a uno de los principales culpables del estancamiento de Cuenca, que, como muestra la portada del libro, descansa sumida en el R.I.P. de su propia tumba, desplomada por sus carencias: Sin tren convencional, sin inversiones, con una infrenable despoblación y un empobrecimiento voraz, que apuñala el futuro y nos deja sin nada. ¡Esta es la indigencia del “Homo Conquensis”!
Junto a éste, con el mismo nivel culposo, se encuentran los otros dos promotores del escabroso precipicio; es decir, los malos tejedores sociales y la amplia recua de políticos ineficaces. Así nos lo muestra Eulalio en el depósito de artículos compilados. Mediante estos realiza un exhaustivo control político, con el resultado de la falta de equidad en el reparto de los bienes gubernamentales efectuados en esta provincia; y, a la vista de esta ignominia, nos pone sobre aviso del futuro en ciernes, el que no es y debería ser. Con ello, página a página, nos detalla lo que Cuenca necesita.
A mi modo de ver, como digo en el preámbulo de la obra, esta tierra requiere, igual que el conjunto del país -y así lo testimonia el autor en la inmensa mayoría de sus capítulos-, una vigorización de la autenticidad política, que las promesas no sean vanas incertidumbres, sino una fuerte amalgama de realidades crecientes. Un contexto que lleva sin darse en Cuenca desde hace décadas, y que es explicable a través del contenido de varias lecciones insertadas en el ciclo de conferencias y debates organizado por Fundación "la Caixa", que contó con la colaboración de El Periódico y el Institut Cerda, y se llevó a cabo entre febrero y marzo de 2021.
Este espacio técnico abordó en profundidad aquellos fenómenos y políticas de la diversidad territorial que registran, amplifican o corrigen las desigualdades sociales. En el punto de partida de los debates estuvo la certidumbre de que en todos los tipos de desigualdades existe siempre un común denominador que es la dimensión territorial, ya sea porque se convierte en un reflejo o porque actúa como un factor amplificador o corrector a través de la oferta de medios y oportunidades que proporciona el lugar donde se habita, se trabaja o se vive en comunidad.
Lo que termino de decir conecta con los fundamentos de la creación de un futuro para Cuenca. Podemos arrancar para esta finalidad de Italo Calvino, un pensador versado en el campo historiográfico, cuando advertía que “toda historia no es otra cosa que una infinita catástrofe de la cual intentamos salir lo mejor posible”. Lo malo es que, como estamos viendo a raudales -y en concreto con el caso del hurto del tren convencional Madrid-Cuenca-Valencia-, los regidores actuales viven en las tinieblas y más que nadie el alcalde de la capital conquense. La ciudadanía está cansada de oír la traca obsesa de este intendente anti-tren. Siempre dispuesto a lanzar futuro sin concreción ni planes, demuestra un desconocimiento total de lo que necesita Cuenca, que son el diseño y la puesta en práctica de unas LÍNEAS ESTRATÉGICAS DE ACCIÓN POLÍTICA a corto, medio y largo plazo.
Los gerifaltes con esa personalidad capellana están muy alejadas de la ciudadanía y hacen una interpretación perversa del lema “Cuenca es única”. En efecto, quienes mandan en la Diputación y el Ayuntamiento, entienden como Cuenca única, que Cuenca no es más que la capital. Una peculiar manera de definir la provincia que sirve para justificar el famoso Plan con la Junta y el Ministerio de Transporte, Movilidad y Agenda Urbana, para la destrucción del ferrocarril. Esta estrategia indecente contra el tren Madrid-Cuenca-Valencia, contribuirá a que disminuya la población y promoverá la desaparición de pueblos de la provincia. Pero a quienes mandan en Toledo y en la capital, la existencia de los pueblos les importa poco.
Sin embargo, como pone de manifiesto la página 13 del libro, a estos “teóricos” gobernantes les iría bien organizar un alto simposio que tuviese como finalidad central la de evaluar, con detenimiento y merced a la metodología conveniente, la desigualdad territorial y de la necesidad de disponer un amplio haz de medios, equipamientos e infraestructuras bien trenzados para la interconexión de los municipios con el fin de paliar los reprobados desequilibrios. Sin olvidar ni un segundo que la falta de masa crítica dificulta un modelo de prestación y uso de los servicios públicos y privados que sea homogéneo en todo el territorio. Las nuevas dinámicas zonales y la eclosión de las tecnologías de conectividad, pueden ofrecer alternativas para igualar los niveles de prestación de estos servicios entre La capital y sus núcleos periféricos, y esto puede logarse con una articulación comarcal desconcentrada, administrativa y funcionalmente. Cuenca está obligada a “recomarcalizarse” y los planes quinquenales y decenales pueden prestar un gran apoyo en su diseño y puesta en marcha.
Para este propósito se requiere lo que en algún lugar escribí hace un tiempo, o sea, cuadrar los Círculos de Acción Político-económica y Administrativa en el territorio provincial, que son cuatro: Tarancón, Cuenca, San Clemente y Las Pedroñeras. ¿Quieren los políticos al uso y de butacón enterarse de qué va esto? Lo tienen fácil para enterarse, porque hay una dirección que puede servirles de base para este inicio: Se llama Geoexia, una empresa de servicios integrales de geociencias.
Con esta experiencia saltarían de la gobernanza de mimbre a la más sólida de acero y desarrollo impulsor. Y aprenderían el catálogo de comportamiento que Goethe recitaba: “Los pecados escriben la historia, el bien es silencioso”. Nos reinstala esta cita en el tiempo presente, y, a través de éste, avivar a toda la ciudadanía, tanto a la presente en la sala como a la ausente de ella, a que lean con atención el último artículo del profesor Fernando Casas, alma mater -o, dicho en términos justos, padre nutricio- de los plantes cívicos que celebramos todos los martes desde agosto de 2022 para reclamar la modernización y la puesta en servicio nuevamente de la línea del tren convencional/clásica e histórica de Madrid-Cuenca-Valencia.
Afirma el doctor Casas en la columna que titula “El tren en el Congreso”, publicada el martes pasado por EL DÍAdigital.es, que el protagonismo del tren en el debate de investidura celebrado en el Congreso ha sido insólito. Desde la tribuna aludían a él portavoces de grupos parlamentarios con ideologías muy distintas o incluso contrapuestas. Todos argumentaban dando por sentada la excepcional importancia del tren, como medio de transportes de personas y mercancías, para el desarrollo de sus territorios. Y, como subraya literalmente, "la creencia básica, compartida por quienes intervenían en las sesiones, era que en el tren está el futuro, como proclamaron todas las instituciones de la Unión Europea, desde el Europarlamento al Comité Europeo de las Regiones, durante el Año Europeo del Ferrocarril 2021".
A tenor del conjunto de este silogismo, el presidente del gobierno regional, García-Page, se sitúa una vez más en la conjura de los cínicos, demostrando un impudor destacado, que niega lo más evidente, confiando en que su desmesura acabará por hacerlo asumible. Los cínicos, como hace pocos días elucidaba Fernando Savater, pervierten casi hipnóticamente a quienes les escuchan, conquistan imitadores. Sus seguidores repiten lo que saben que es falso pero les beneficia, con la vil autosatisfacción de quien ha aprendido a ponerse por encima de un prejuicio común. Pues bien en el libro Cuenca en el Siglo XXI los testimonios emergen por decenas y con toda razón, puesto que -continúo con las palabras del eminente filósofo vasco- el cinismo es un virus contagioso, crea detrás del Cínico Mayor una recua de cínicos por adaptación al medio, cínicos colaterales y sobrevenidos pero a veces más entusiastas -en defensa de su provecho que saben inmerecido- que el propio jefe. Es probable, critica Fernando Savater, que “los asnos coceen con más saña que los caballos, precisamente porque los imitan pero no lo son. Es el caso de todos los diputados socialistas, a una detrás del jefe gracias al cual esperan seguir cobrando su buen sueldo y disimulando su perfecta incompetencia y chocante falta de preparación”.
De ahí que, a viva voz y para que se enteren de una vez los insustanciales representantes públicos de Cuenca en todos los niveles e instituciones, hay que apoyar aquello que no hace el cándido oficialismo de Page. Éste desaprovechó la ocasión para denunciar el desatino que implica el cierre de la línea férrea que discurre por la región. Y ello a pesar de constituir una decisión injusta y arbitraria, adoptada en perjuicio de la gente mayor de zonas despobladas. Motivo más que suficiente para sumarse a las propuestas presentadas al Gobierno del Estado por la Plataforma en Defensa del Ferrocarril Público y Social, Pueblos por el Tren y la Alianza Ibérica por el Ferrocarril.
Un pábulo que cabe adjetivarlo y ubicarlo en la hilera de malos oficiantes de políticos, cubiertos por el andrajoso hábito que en la Historia de la Ciencia se denomina Agnotología. En la historia provincial y regional del tiempo presente hemos hallado -y el libro de Eulalio lo constata con intermitencia- una amplia documentación de todos ellos, que tienen de políticos lo que Cantinflas de astronauta. Con la salvedad de que el actor mexicano buscaba la distensión y la risa, mientras los sobredichos en la obra ofrecida si algo generan es indignación y lamentos.
Robert Proctor e Ian Bolin acuñaron el término agnotología para designar el estudio de la ignorancia. Explicó Proctor, profesor de Historia de la Ciencia en la Universidad de Stanford, que su propósito se situaba en superar la visión de la ignorancia como un vacío que puede ser llenado por el conocimiento e invita a pensar en las formas en que hoy se produce, en forma premeditada y estructural: por negligencia, miopía, secreto o supresión. El autor muestra que la creación deliberada de la ignorancia es una estrategia para engañar y sembrar dudas sobre los hechos observados y sobre el conocimiento científico, como ha ocurrido en la supresión de la vía de comunicación española, y, pido perdón por la autocita, yo mismo tengo explicado al detalle en un trabajo específico: “Innovations and Reforms to Be Introduced for the Modernization of the Conventional Railway Line of Madrid-Cuenca-Valencia”. Estudio publicado por la Revista Open Journal of Political Science Vol.12 No.2, April 2022.
En la línea de acusaciones manifestada, me sirve de ayuda otro profesor, Peter Burke, de la Universidad de Cambridge. En concreto su estudio sobre “La ignorancia de la política y la política de la ignorancia”, donde habla concretamente de la ignorancia de los gobernantes. A este respecto, todos los gobernantes o, para hablar de forma aún más generalizada, todos los encargados de la toma de decisiones, desde presidentes hasta directores ejecutivos, tienen que tomar sus decisiones bajo condiciones de incertidumbre, ya que no pueden predecir el futuro; sufren de una ignorancia inevitable. Sin embargo, pueden aminorar la incertidumbre si se esfuerzan en informarse sobre los problemas a los cuales se enfrentan. El caso del cierre de nuestra línea ferroviaria es una prueba global de la capacidad de distintos dirigentes y ejecutivos para tomar decisiones informadas en lugar de actuar con base en la ignorancia. Estos dirigentes, como hemos demostrado Fernando Casas, Francisco de los Cobos y mi propia persona, sufren de lo que se denomina “una ignorancia dolosa”; es decir, el deseo de no saber. Por esto están de más, sobran, en sus puestos. Y merecen la reprobación general de todos los afectados, presentes y futuros.
Largo y prolijo se haría ahora hablar del futuro político de Cuenca, y además imposible hacerlo aquí a través de las lentes de la Agnotología. Por esto, mucho mejor, es ceder la palabra a Eulalio López Cólliga, para que nos hable del libro ofrecido con la libertad y la sabiduría que ha compilado ilustradamente.
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