Ruin arquitecto es la soberbia; los cimientos pone en lo alto y las tejas en los cimientos (Francisco de Quevedo)
Un elocuente y perspicaz post de Yolanda Martínez Urbina (ver aquí) me ha facilitado el título y la simiente politológica para dar estructura y contenido al siguiente artículo. Directamente y en unas líneas centra la problemática general que ha originado, está suscitando y provocará en etapas sucesivas el inaudito desmantelamiento del tren covencional: "Pues parece que sí que va a ser Via Verde la recientemente abandonada infraestructura de tren regional Madrid-Cuenca-Valencia por el gobierno de España con el visto bueno de quien “okupa” la Junta de Castilla la Mancha, la Diputación de Cuenca y la alcaldía de Cuenca. Vía Verde porque se la está comiendo la maleza y la vegetación, dentro de poco no se ven ni los raíles. Los culpables, a los que he apuntado con el dedo en este comentario. No se puede abandonar sin tren a nuestros pueblos. Ayer. Estación de Vellisca; un precioso pueblo de La Alcarria conquense, rico por sus aceites, con una carretera que hay que echarse a un lado (si encuentras espacio) para que circule un camión. Esto es todo por hoy, en la España Despoblada de Cuenca. Sin tren de transporte de mercancías y con alternativas poco realistas para transportarlas."
Los vecinos y afectados argumentan que, al ser un servicio público, Renfe no debería responder a si una línea es rentable o no, sino al derecho de las personas a moverse en transporte limpio, económico y social. “Solo queremos ser clientes de Renfe, pero parece que Renfe no quiere que lo seamos”, recalcó hace un año ya Arturo Zarzuela, alcalde de Castillejo del Romeral, una localidad de Huete de 70 habitantes. Su exigencia es la misma desde hace años: “Que todos los trenes que pasan, que son cuatro o cinco, se detengan si hay viajeros”. “En lugar de convertir el tren en un servicio articulador de la España vaciada, la falta de servicios de tren está amplificando la brecha con la España superocupada”.
Algo se rompió durante la pandemia y después nada ha vuelto a ser igual. El servicio ferroviario español, en especial sus líneas de alta velocidad, ha pasado de ser un modelo de eficacia a un problema para miles de viajeros que pagan precios cada vez más alto pero que cada vez reciben a cambio un peor servicio. ¿Las razones? Nadie parece tenerlas muy claras porque el que tenía que darlas, la empresa que opera en régimen casi de monopolio, no se prodiga demasiado. Pero se apunta por los que saben de la cuestión a retrasos en la llegada de material por la crisis de las cadenas de suministro, en la falta de personal cualificado sobre todo maquinistas o la obsolescencia del material que se está utilizando.
En esa opinión divulgada por Facebook, comenta Julia Marzal que
¿Por qué clausuraron las vías? Cada línea tiene su historia, pero hay dos momentos clave. Antes de su nacionalización y de la creación de Renfe (Red Nacional de los Ferrocarriles Españoles) en 1941, las vías y los trenes pertenecían a distintas compañías de todo el país. “El desgaste, la falta de mantenimiento y los desperfectos de la guerra aceleraron la quiebra definitiva de las compañías”, explica la historia que recoge el Museo del Ferrocarril. “Terminada la contienda, el ferrocarril pasó definitivamente a manos del Estado, que pagó una indemnización e incautó las líneas, dando paso a la creación de Renfe”.
En los 40, Renfe se dedicó a reconstruir los daños y a implantar una organización única. En los 50, a modernizar la red. Pero a principios de los años 60, el Banco Mundial presentó un informe al Gobierno español con medidas para relanzar la economía. En lo relativo a Renfe, el organismo recomendaba “concentrar las inversiones en la red existente, suspendiendo aquellas que estuvieran destinadas a nuevas líneas”. El ferrocarril Santander-Mediterráneo (que iba a unir los puertos de Santander y Valencia), la línea Alcoy-Alicante, la línea entre Baeza y Utiel y el tren directo de Extremadura (entre Talavera de la Reina y Villanueva de la Serena) fueron víctimas de este cambio de estrategia. Y, pese a estar iniciadas, nunca se llegaron a inaugurar.
La Federación Castellano Manchega de Amigos de Ferrocarril tiene un listado de lo que supuso lo que llaman “el cerrojazo”. Algunas líneas en las que se suspendieron todos los servicios son el ramal del entorno de Linares, la de Jaén-Campo Real o el tramo de Calatayud-Burgos, perteneciente a lo que un día pretendió ser el ferrocarril Santander-Mediterráneo. Algunas de esas líneas sobrevivieron, pero fueron desmanteladas más tarde. El diario El Mundo recopiló los kilómetros 'fantasma' por comunidad y concluyó que Andalucía, Castilla y León, Aragón, Extremadura y Madrid están a la cabeza.Con el desmantelamiento de la línea del tren regional Madrid-Cuenca-Valencia, Castilla-La Mancha se une a esas Comunidades.
“Las vías verdes son una buena idea, pero hay quien argumenta que si desmantelas la vía para hacer un camino pierdes la oportunidad de recuperarla o de dejársela a otro tipo de negocios, como el tren turístico”, explica Marinas. “En algunos casos, no son tan buena idea”. Tras la publicación del mapa, el usuario de Twitter Carlos Romero llamó la atención sobre el caso de Santander-Valencia, que están a punto de quedar conectadas por vías verdes y no por ferrocarril, como se previó en su momento.
Parece que volvemos a la Renfe de los años cuarenta y cincuenta del siglo pasado, cuando toda España se tomaba con estoica resignación y que era fuente de chistes para La Codorniz por sus retrasos constantes y su pésimo servicio. Cuando llegó el primer AVE, hace treinta años, el ferrocarril español dio un enorme salto cualitativo que se ha mantenido a largo de todos este tiempo. El deterioro actual se produce en un momento el que parece que los servicios públicos, desde la atención primaria en la sanidad hasta el mantenimiento de las infraestructuras, empeoran ante la inacción de las administraciones responsables, sean estatales, autonómicas o locales. Durante 2021 el Ministerio de Transportes perdió una gran oportunidad, y hasta llegó a avanzar que esperaba trasladar 5.700 millones de los fondos europeos al ferrocarril. Nada, pura filfa y ningún trabajo serio.
Han incurrido los acusados en una alevosa dejación, tanto en esta materia, ya denunciada en amplios artículos dados a conocer, como en muchas otros temas. El desmantelamiento del tren, en definitiva, es un hecho más a agregar a la funesta desgobernanza de García-Page, a la sazón presidente de la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha, que se ha ungido de torero, trayéndonos un toro verde de Costa Rica. Todavía no ha explicado qué pasará cuando ese potencial parque temático entre en un presumible déficit económico y deje colgado su "proyecto electoral" de pantalla para oscurecer el tremendo magnicidio infraestructural que ha cometido al permitir el cierre del tren regional aludido. Le desnuda por completo su lampiño corpus rei publicae.
El gobierno adverso de GªP necesita adherir la gestión pública a la gobernanza, que es un concepto bifronte, como demuestra Luis F. Aguilar[i]. Por un lado, mira hacia el pasado oscuro de los gobiernos en momentos de crisis y otras formas arcaicas de dirección social (caudillismo, cesarismo, patrimonialismo, intervencionismo…) y marca su deslinde de esos modos gubernativos funestos. Por otro lado, mira hacia el futuro perfil de la sociedad, cuyo funcionamiento es modelado por la presencia de nuevos sujetos colectivos, más independientes e interdependientes en sus actividades, e indica entonces el nuevo modo de gobernar que se ha ido configurando obligadamente en ese nuevo contexto social. En parte, el concepto refiere la descomposición del sujeto clásico de la gobernación de la sociedad, el gobierno, y en parte hace referencia a la recomposición que sucede en el proceso actual de dirección de la sociedad mediante la construcción de nuevas relaciones entre el gobierno y los nuevos actores colectivos de las últimas décadas, que suelen ser reticentes a la unilateralidad directiva del gobierno por considerarla insuficiente, y eventualmente contraproducente. Con el lenguaje dialéctico de otros tiempos se podría decir que la gobernanza representa un nuevo nivel conceptual y práctico que niega, conserva y rebasa la forma gubernamental(ista) anterior de dirigir a la sociedad.
La Gobernanza implica la aceptación de los valores e instituciones del gobierno democrático, pero la cuestión específica de la Gobernanza no gira en torno de la validez de los valores e instituciones de la democracia sino en torno de cuáles son las condiciones y prácticas que hacen posible que el gobierno democrático acredite capacidad / eficacia directiva de sus sociedades (por lo menos superior capacidad directiva respecto de los regímenes autoritarios), lo cual significa sin duda que el gobierno ha de ser capaz de preservar y vigorizar los valores políticos de las democracias, pero también que las reglas y prácticas del arreglo democrático favorecen un proceso de solución de problemas y de ampliación de las oportunidades de vida de su sociedad. Dicho de otro modo, Gobernanza es una respuesta a la pregunta acerca de la democracia no tanto como forma de gobierno sino como capacidad de gobierno. Una aptitud de la que carece Page y quienes le acompañan en su corte de menudencias.
[i] Luis F. Aguilar Villanueva, Gobernanza y gestión pública. Fondo de Cultura Económica, México, 2015.
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