“La impresión de fealdad surge de un principio de
violencia, de destrucción”.
THEODOR W. ADORNO, Teoría estética
“[…]Sostenibilidad es sinónimo de belleza, y la
belleza es la expresión formal del amor. Cuando
no actuamos por miedo, sino por amor a una
persona, a una comunidad y al planeta, la
sostenibilidad llega de una manera natural. La
forma no sigue a la función: la forma sigue al
amor”.
ANNA HERINGER, La belleza esencial
Con estas dos citas iniciaba el Arquitecto doctorando Juanan Buedo su Trabajo Fin de Master (titulado "El feísmo de los territorios intermedios"). Este estudio parte de la idea de que dicho concepto, el Feísmo, es un proceso que, paulatinamente, se ha emancipado de las fuerzas resilientes que deberían vertebrar el cuidado racional de nuestro paisaje cultural, respondiendo a través de un ejercicio destructivo y violento, que adolece de cualquier tipo de sensibilidad hacia lo existente. Así, determinadas políticas anquilosadas en intereses propios, la especulación inmobiliaria y la falta de conciencia y cultura arquitectónicas han espoleado una dispersión global de malas prácticas en construcción y tenencia doméstica que han posibilitado un panorama donde el territorio constantemente tiende a resignificarse, a perder de forma gradual su identidad, fomentar la multiplicación de arquitectura ordinaria y diezmar el medioambiente.
En la investigación se halla muy presente Cuenca y lo sucedido con ella, lo mismo que con otras ciudades y territorios ahí analizados. Concluyendo que debe actuarse de raíz contra este fenómeno, con el fin de operar sobre las propias causas y consecuencias del Feísmo. Pero, sin duda, repartiendo responsabilidades y visibilizándolas, es decir, tomando conciencia social, denunciando una realidad que se presta a la subjetividad y de la cual renegamos. Una realidad -la del feísmo– que, si permanece silenciada, continúa estigmatizada y, por lo tanto, sin perfilar un nuevo horizonte. Para perfilar este cambio, la figura del arquitecto ha de postularse como una entidad ético-profesional, que sepa ajusticiar el tratamiento de la arquitectura desde un conocimiento intrínseco y eficaz hacia una legislación urbanística coherente con el territorio y cohesionadora, nunca coercitiva y con tendencia a la doble lectura y consecuente vacío legal. Una mirada reorientada, reformada, empática -al interés de la colectividad–, vinculada a la memoria del paisaje: la herencia de generaciones futuras.
Abre, sin embargo, una luz a la esperanza, cuando afirma en su recapitulación este experto que frente a los marcos normativos disgregadores de carácter, o cohesionadores de identidad (según se vea), tenemos en nuestras manos la oportunidad de readaptarlos a una lectura más sensible al lugar, de alcanzar la innovación, no exclusivamente en materia de diseño, sino también en lo referente a la promoción, la gestión y los modos de tenencia. Hemos de saber que el reto de revitalizar y diversificar la ciudad existente pasa por utilizar nuevas construcciones intelectuales y nuevas estrategias urbanas diferentes a las infructuosas tácticas que el urbanismo especulativo ha venido aplicando sobre la ciudad de nuevo cuño (Jacobs, 1967).
El consistorio de Dolz, ha perdido no obstante muchas -demasiadas- oportunidades para tomar esta dirección. Por esto debe retirarse en las próximas elecciones, en las que ninguno de todos ellos debe figurar como opción en cualquiera de las listas participantes, ya que no han trabajado absolutamente nada la imprescindible transformación del hábitat urbano de Cuenca.
Han olvidado estos delegados municipales electos que la organización del territorio y la urbanización son actos humanos de ordenación espacial que poseen un fuerte contenido. Frente a la condición natural o primigenia de un determinado enclave del territorio, cuyas características son puramente fisiográficas, la ordenación crea lugares, es decir espacios organizados y ocupados por el hombre en base a principios de diseño, intuitivos o programáticos. La ciudad como espacio ordenado de usos y flujos, de relaciones y transacciones, posee una multidimensionalidad tan amplia como sea la voluntad de establecer categorías de análisis por parte de los especialistas en los estudios urbanos. Al menos tres de esas dimensiones del concepto orden parecen a primera vista reseñables: la tecnológica o de aquello que es física y funcionalmente factible; la material o del ámbito de lo visible-perceptible; y sobre esas dos la política, o de la voluntad colectiva y jurídicamente coercible. El orden a que obedece cada una de esas facetas de la ciudad tiene su época característica o rectora que se sitúa, más o menos en sentido inverso al anterior, en los dominios y técnicas del derecho, la arquitectura y la ingeniería.
En estos instantes, como me vi forzado a lamentar[1], Cuenca padece un déficit de identidad, que es corregible aprendiendo algunas de las enseñanzas del profesor Fernando de Terán, gran geógrafo. Explica éste, y podemos verlo a menudo en un simple paseo por la ciudad, que ésta, con su tamaño, no muestra una totalidad unívoca, sino que se presenta como una ciudad de ciudades; ensambla “un archipiélago compuesto de islas, es decir, como una suma de fragmentos, de elementos flotantes en un magma impreciso, separados muchas veces por vacíos, por discontinuidades”, tal como explica Terán, quien además agrega que la ciudad así “no es sólo una fragmentación en pedazos, sino una gran heterogeneidad entre esos pedazos, y dentro de esos pedazos va a seguir habiendo ciudad compacta y ciudad difusa”.
Dolz et al no han entendido lo que en esencia es el desventurado Plan XCuenca, apodíctico de que la libre actuación del mercado sin pautas que lo limiten tiende, por su propia lógica capitalista, a la desigualdad, a beneficiar a unos pocos en detrimento de las mayorías. Y eso es algo en que los principales investigadores e intelectuales que se ocupan de lo urbano a nivel mundial coinciden”. Esto me hace traer a Jordi Borja en el instante de aludir a ciertos acuerdos del Plan de Ordenación Municipal de Cuenca, que dejan entrever acciones de ese virus maligno que el citado geógrafo llama ciudad-negocio. Según Borja, lo que las ciudades necesitan “es imaginación cultural con sentido de lo público y no arrogancia ignorante con obsesión de lucro. La reinvención de la ciudad allí donde se ha perdido es una labor política e intelectual, no un resultado mecánico del mercado más destructor que creador de nueva vida urbana”.
Los hábitat han ido creciendo cada vez más rápidamente y se han organizado sobre el territorio en configuraciones que corresponden a la organización de la sociedad en cada momento histórico. Es decir, existe una relación directa entre la configuración de la ciudad y la estructura social de las personas que la habitan. Obviamente en Cuenca ha pasado esto también, y está pasando ahora igualmente. Cuando la sociedad no estaba industrializada, las ciudad creció lentamente, con una población repartida en una armonía total con la naturaleza, porque sus habitantes se sentían formando parte de la misma, captaron el genius loci o espíritu del lugar. Su tejido urbano, el que ha pasado a ser patrimonio histórico, tiene un encanto, una fascinación especial, como se ve a menudo. Ahora es la atracción de miles de turistas porque es un lugar en donde se está bien, a gusto y consciente o inconscientemente se respira la armonía con la naturaleza circundante. Los propios conquenses, sus habitantes, nos podemos orientar en ese espacio urbano e identificarnos con él.
A partir de mediados de los años noventa del pasado siglo la periferia de Cuenca se desplaza más hacia el exterior en etapas sucesivas. Con esto aparecen también las disfunciones creadas por las diferencias entre el centro y la periferia, algunos signos de segregación social y todos los demás problemas que conocemos y padecemos, y a los me he referido igualmente en varias de otras obras, a las que me remito ahora.
Con su singularidad específica y sus atributos distintivos, el modelo de ciudad según el cual se ha ido construyendo el tejido urbano podríamos decir que ha sido pensado asimismo conforme a la concepción aprobada por el Congreso de Arquitectos de Atenas de 1933 (la conocida Carta de Atenas), liderado por Le Corbusier. Muchos de sus criterios y recomendaciones todavía son utilizados por arquitectos y urbanistas de nuestras ciudades, y en el Ayuntamiento de Cuenca es meridiano esto. Este modelo, unido a los efectos de la especulación del suelo y de los intereses particulares del mercado, ha configurado los espacios, el funcionamiento y la imagen de nuestra periferia y de los asentamientos nuevos de nuestro territorio.
Para nuestra ciudad, como se observa en el libro "Enigmas del porvenir de Cuenca" (ver aquí), hay unas incuestionables y positivas recomendaciones hechas ahí para mejorar las ciudades y los espacios urbanos que son muy apropiadas para la ampliación de la ciudad, por ejemplo:
- Tender hacia el modelo de ciudad pluri-nuclear de estructura celular.
- Planificar estructuras de verde-urbano en todos los niveles.
- Diseñar el espacio urbano con estancias y recorridos con criterios de género.
- Desarrollar agrupaciones vecinales con servicios comunes.
- Integrar vivienda/trabajo/comercio/servicios en agrupaciones vecinales, barrios y distritos.
En este tipo de operaciones han de involucrarse la mayor parte posible de las fuerzas actuantes en torno a la ciudad, entre las que destacan tres según Cesar Lanza: la política, que es la esfera de la voluntad-decisión y se basa en los instrumentos de la economía y el derecho; la arquitectura, a la que corresponde el diseño de la materialidad perceptible del espacio urbano; y la ingeniería, que rige la concepción y el gobierno de los grandes sistemas funcionales. Un diagnóstico planteado desde el ángulo innegable de que “la ciudad vuelve a ser después de todo el lugar y la metáfora de los cambios de forma, de las conclusiones de importancia general sobre el enmadejado encuentro de los argumentos profesionales o de las aspiraciones particulares de tantos grupos de interés”, como dijo el propio Lanza.
[1] Vid. el artículo de Juan Andrés Buedo “Déficit de identidad en Cuenca”, publicado por La Vanguardia de Cuenca, aquí: https://jabuedo.typepad.com/la_vanguardia_de_cuenca/2019/04/d%C3%A9ficit-de-identidad-de-cuenca-por-juan-andr%C3%A9s-buedo.html.
Últimos comentarios