El pabellón de acero y cristal de Cuenca, ubicado junto al río Júcar y con un alto coste para los conquenses, sigue yermo, ocioso y negligentemente arrinconado. Lo impulsó el ex alcalde socialista José Manuel Martínez Cenzano y, después de tres legislaturas, más un cuarto de la presente, ningún regidor ha sabido darle un uso continuado. Al margen de algún mitin político, varias exposiciones, alguna feria y hasta una boda, el espacio que diseñó el estudio de arquitectura Moneo-Brock sólo sirve en actualidad para ser objeto de actos vandálicos.
Entre disfraces de postureo e inacción, algunos de los candidatos a la Alcaldía de Cuenca en las municipales del 26 de mayo de 2019 se comprometieron a reabrirlo. Ha transcurrido un año desde esa fecha, y "la cosa" continúa igual; o peor, porque el tiempo nunca pasa en balde. La situación es inaguantable. Por esto conviene recordar que en el tradicional mercadillo de los martes, la candidata del Partido Popular al Consistorio, Luz Moya -no salida como alcaldesa-, apostó por convertirlo en “un gran centro de ocio” con propuestas culturales y deportivas junto a la zona verde. Algo similar planteó la número 1 de Ciudadanos, Cristina Elena Fuentes Paños, quien abogaba por reabrirlo cuanto antes, con propuestas lúdicas, inicialmente, los fines de semana, para remozarlo en el futuro en el marco de un proyecto integral. Cuenca en Marcha (Podemos-Equo) planteó preguntar, de nuevo, a los conquenses. María Ángeles García, candidata al Consistorio, propuso realizar un inventario y convocar una consulta para que los ciudadanos dijesen qué hacer con él. Por su parte, el principal responsable de su trance y acantonamiento, el PSOE prefirió desvelar sus propuestas cuando obtuviese el bastón de mando. “Lo verán cuando estemos gobernando en el Ayuntamiento de Cuenca”, señalaba el candidato socialista Darío Dolz, preguntado por este asunto. Y de verse, no se ve nada a este respecto.
Se da la circunstancia que durante la legislatura precedente se convocó un concurso de ideas para buscar utilidad a este complejo lleno de basura, grafitis y cristales rotos, ubicado en una zona en la que todavía la Confederación Hidrográfica del Júcar (CHJ) no ha ejecutado los proyectos pendientes.
La coyuntura temporal y el marco político administrativo de la corporación actual ha de traspasar una línea roja: poner medios financieros y personal apropiado para darle funcionalidad. Esto lo explicó sucintamente la doctora Ana Belén Berrocal, profesora en la Escuela de Caminos de la UPM (ver aquí), allá por octubre de 2018, al acusar que es un edificio que desde su concepción nunca tuvo una función determinada. Está concebido como "un edificio objeto, una especie de gran escultura que engrandeciese la ciudad y atrajese turismo. El bosque de acero de Cuenca es ejemplo de arquitecturas en las que priman la forma y la firma sobre la funcionalidad. El proyecto del mismo fue llevado a cabo por el prestigioso estudio de arquitectura Moneo-Brock teniendo un coste superior a los 7.700.000 €. El espacio arquitectónico creado tiene un área total de más de 3.700 m2. Su construcción se inicio en el 2007 y su inauguración tuvo lugar ya en el año 2010".
Esta misma ingeniera no se pierde en retoricismos ni trivialidades. Da en la diana, y ya está, cuando destaca que es un claro ejemplo de mala gestión municipal, de despilfarro de dinero público, que ha dejado "una estructura abandonada, una especie de fantasma que muestra lo que no se debe hacer en política municipal". Complementa su descripción remarcando que en los tiempos de concepción de este pabellón "se preveía además la construcción de muchas viviendas al oeste de la ciudad con lo que esta zona iba a dar servicio a todas esas nuevas viviendas que nunca se llegaron a hacer". No obstante, arquitectónicamente es notable su valor, pero en Cuenca la población es reducida, por lo que esta baja densidad también sirve para explicar las dificultades para poder dar un uso cotidiano a este bosque de acero.
Cenzano y sus acompañantes eligieron muy mal un proyecto de inversión de esas características, sin sopesar sus circunstancias técnicas y económicas. Como hace ya años explicó el catedrático de Economía de la Empresa Emilio Soldevilla, aunque un proyecto puede ser viable bajo el punto de vista técnico y hasta puede estar justificada económicamente su inversión, los beneficios sociales, el costo, la dimensión económica del proyecto y la elección de las posibles fuentes de financiación, son aspectos que deben estimarse cuidadosameente para justificar racionalmente el gasto público. Así, la gestión pública que sea ejecutada bajo estos principios económicos, se realizará con una mayor eficiencia social y se podrán justificar sus decisiones ante cualquier control político.
Bajo esta perspectiva, no podemos obviar que la crisis económica acontecida entre 2008 y 2015 frenó la construcción de viviendas en la zona oeste y también la culminación de este proyecto. En medio de la nada, quedó una moderna estructura que, sin embargo, no tiene una función. Desde el consistorio precedente al de estos momentos indicaronn que su puesta de nuevo en funcionamiento costaría alrededor de 300.000 €, a lo cual habría que sumar otra importante cantidad de dinero si se quisiera reformar todo su entorno creando un parque urbano que lo alojase; pero por el momento no han encontrado ninguna finalidad para el edificio que permita su desanquilosamiento.
Por este motivo, se encuentra en manos del ayuntamiento encontrar una función para el pabellón de tal forma que pueda generar algún tipo de rendimiento la gran inversión que se hizo en su día. Están obligados todos los concejales presdidos por el señor Dolz, lleven la etiqueta que lleven. Una razón que, con humildad y realismo, pero curtido en una amplia experiencia en Administraciones Públicas, aunque me halle jubilado desdes hace casi cinco años, me fuerza a traspasarle una idea para sacarles del impasse en el que se encuentran.
El vigor de este boceto lo pueden hallar en la llegada de la Tecnología 5G a los Museos. Más concretamente en el programa "Atelier des Lumiéres" (ver aquí). Esto no es ninguna fantasía, sino una posibilidad realista y no muy onerosa para transfigurar el Bosque de Acero de Cuenca, y, a base de paulatinas y subsiguientes exposiciones, convertirlo en un Gran Museo 5G con posibilidades internacionales. Un consorcio financiero de la Banca March, la Caixa, BBVA y Global Caja, con el apoyo del subsiguiente "desgravamen" tributario/impositivo a dichas entidades por parte del Municipio, la Diputación y la JCCM, podría ser la plataforma instrumental para lograrlo. ¡Vamos a intentar que, según suele acontecer con ideas como la glosada, el proyecto se quede en Cuenca, y ni Toledo ni Albacete pogan el hocico en esta maqueta instrumental!
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