La pedagogía activa que aprendí en los años sesenta del siglo pasado en la Escuela de Magisterio de Lérida, junto al incremento que multiplicó esa sensibilidad educativa en el ámbito politológico la Facultad de Ciencias Políticas y Sociología de la Universidad Complutense de Madrid una década después, como explica la Introducción de mi último libro, Enigmas del porvenir de Cuenca. Luces y sombras para salir del estancamiento, me forzaron a escribir esta monografía: que tuvo dos principales inductores, Page y Mtnez. Guijarro, a la sazón presidente y vicepresidente de la JCCM, ante el silencio dado a varias de mis propuestas para sacar del injusto retroceso socioeconómico a la provincia de Cuenca. Por eso quiero extraer varias notas de ese introito, con el objeto de que ambos saquen conclusiones, reflexionen sobre las arenas movedizas personales entre las que se mueven y cedan el bastón de mando a otras personas más y mejor dispuestas a la hora de encarar un liderarzgo participativo, más dinámico, justo y generoso que el ideado por José Bono en Castilla-La Mancha, y practicado por estos dos capataces del albaceteño.
Un esbozo pedagógico, publicado por La Vanguardia de Cuenca (“Cuenca está obligada a elegir al mejor líder político, junto a unos colaboradores óptimos”, 24/05/2019), advertía que no se puede votar al cielo ni al aire. En democracia es preciso saber en todo instante que existe un estilo de liderazgo participativo, que se caracteriza porque el líder busca la participación de su equipo y el consenso en la toma de decisiones. Para éste líder, su equipo es lo primero. Conoce el valor del talento humano y las ventajas de trabajar en un clima participativo, donde todos se sientan escuchados, reconocidos y valorados. Este tipo de líder invita a cada uno de los miembros de su equipo para que ofrezca su opinión, agradeciendo y premiando las intervenciones, especialmente aquellas que ofrecen soluciones innovadoras y creativas. Este tipo de líderes se caracterizan por poseer y poner en práctica una serie de habilidades, entre las que se encuentran:
- Capacidad para la escucha activa. La principal virtud de este tipo de líderes es su habilidad para escuchar activamente a cada uno de los miembros de su equipo. Hace un gran esfuerzo por comprender las aportaciones de los demás, las valora y las pone en práctica, siempre que considere que son eficaces.
- Carisma. Suelen ser personas carismáticas, con una gran facilidad para atraer y relacionarse con los demás. Este carisma juega a su favor y los líderes lo utilizan para mejorar las relaciones con sus seguidores y mediar en los conflictos.
- Empatía. También gozan de la habilidad de empatía, que les ayuda a ponerse en el lugar de los demás y comprender la situación por la que están pasando. Esta capacidad, junto con su carisma natural, hacen que las relaciones personales no sean problema y que se ganen el aprecio y admiración de los miembros de su equipo. Son uno de los líderes más valorados y queridos.
- Delega responsabilidades. El líder democrático confía en su equipo y una forma de demostrárselo es delegando responsabilidades en cada uno de ellos. Es un líder que conoce muy bien a los integrantes de su equipo, sus habilidades, necesidades y aspiraciones, por lo que les ofrece pequeños retos que puede cumplir y les alienta para superarse día a día.
- Gran comunicador. La capacidad de comunicarse de manera eficaz es otra de las características destacables de este tipo de líderes. Además de expresarse con claridad, saben qué, cómo y cuándo deben transmitir sus mensajes. Gracias a esta habilidad son capaces de hacer participar a su equipo y de conseguir un clima de cooperación no competitivo.
Desde esas enseñanzas estaba en condiciones de afirmar que había existido en 2019 una pobrísima campaña electoral -por su vacuidad, reiteración, falta de credibilidad y de imaginación en materia de marketing político- de todos cuantos participaron en ellas. En Sociología Electoral todos suspendieron. Dejaron sus emociones en los respectivos vehículos, en pos de lo que en esta ciencia llamamos el "resultadismo" estratégico, al que, si algo debemos añadir en Cuenca, es una inadmisible entrega de las llaves de la continuidad en el estancamiento e incluso en el retroceso en todos los ámbitos socioeconómicos.
Y ahí dejé el proyecto porque, como dije también, había mucho que comentar y concretar. Por eso accedí a ir ampliando sucesivamente la idea que un sobresaliente experto en la materia, Warren Bennis, distribuyó al afirmar que "el liderazgo es la capacidad de transformar la visión en realidad". Y esta es la que mejor revela la carencia de esta matriz en Cuenca. Un paradigma que está necesitado de un ensayo como el ahora presentado, ante el vacío técnico vigente en este territorio sobre el asunto, el cual debe englobar permanentemente el concomitante proceso personal psicosocial por el cual una persona genera una influencia positiva e inspira a un grupo con el fin lograr un objetivo colectivo.
Los líderes posicionan una institución (ayuntamientos, diputaciones, comunidades autonómicas o parlamento europeo) hacia el futuro. Prever el futuro implica predecir y jugar con diversas influencias, entre ellas la clientela, la tecnología, las regulaciones, los competidores, los inversionistas y proveedores. Los líderes que fijan el rumbo saben y hacen, por lo menos, tres cosas: comprenden los sucesos externos, se enfocan en el futuro y convierten la visión en acción.
A esto hay que agregar, y los conquenses deben saberlo, que la personalidad narcisista o antisocial es más propensa a corromperse. ¿Qué se deduce de ello? Que cuantos van por estas tierras con sombrero barato, paraguas con insanos colores, discursos vacíos, promesas irrisorias o circunloquios inexplicables nunca resultan fiables. Principalmente porque están faltos de lo que es la transparencia política y la mejor acción en la gestión de los asuntos públicos. Son simples "oficiantes" políticos, como he dicho en distintos artículos. Potencialmente corruptos, según explicó Luis Fernández, profesor de psicología en la Universidad de Santiago de Compostela, en el ensayo Psicología de la corrupción y los corruptos. Puede leerse en éste “el ser humano es un animal con una tendencia biológica a la corrupción”, para ser más claro aún, “con tendencia a lo que llamaríamos ser un free-rider, o un gorrón, a aprovecharse del sudor de los demás”, y, llegado el extremo, “a aprovechar cualquier cargo en beneficio propio”. En resumidas cuentas, exclamé rotundo: ¡conquense elige bien, y vota mejor!
Así pues, he compactado en esta monografía una amplia recolección de numerosos artículos que he ido publicando a lo largo de este último año, siempre ideados para incentivar la consecución de un único objetivo: evitar la mala politización fomentada por el poder local, provincial y autonómico, exigiendo a los partidos políticos con actividad en Cuenca que eviten ser “partidos de políticos”, y se apliquen mejor las mejores normas de eficacia y buen funcionamiento para optimizar la gestión pública en el ámbito conquense.
Cuenca, o llega tarde y mal, o nunca llega. Esto le está sucediendo ahora mismo en el ámbito de la aplicación de una política integral en el ámbito de la juventud. Basta con acudir a la página web del Ayuntamiento de esta capital y extraer de ella un dato constatable, penoso y demostrativo de una burocracia municipal anacrónica y sin ajuste en el tiempo presente. Rápidamente se ve que no existe, a estas alturas del siglo XXI, dicho tipo de política. Una ausencia que constituye una parte inductora esencial del éxodo de esta población, que, por si aún fuera poco, se lleva fuera a los jóvenes mejor preparados.
Como ya he dejado constancia en el abundante manojo de libros que he publicado sobre la sociedad y la política de Cuenca, es inevitable confirmar la debilidad administrativa, y en especial de sus principales culpables: los políticos municipales de las cinco últimas legislaturas (por inacción, principalmente), que si algo han exhibido es su cerrazón, su oscuridad y su inoperancia a la hora de una reforma municipal apta para redactar ese documento y ponerlo en marcha. Total, por cuatro duros, por una banalidad de euros.
Es imprescindible articular mecanismos que permitan asegurar la gobernación consensuada problema a problema, caso a caso, más allá de la alusión de cada nivel de gobierno a su representatividad electoral plurianual. No podía caerse -pero se ha tropezado una y otra vez- ni en la simple referencia a la legitimidad electoral, ni anclarse en mecanismos de democracia instantánea (sin debate, ni reflexión, sin presentación articulada de alternativas) que nos prometen ciertos profetas electrónico-mediáticos. Es en este campo en el que las comunidades locales y sus gobiernos son un inmejorable campo de experimentación en nuestras villas y pueblos; unos módulos de autogobierno que son factibles en temas como prestación de servicios, diseño estratégico, o colaboración ciudadana en esta Provincia. A todos ellos en general, y con ejemplos cercanos, se pasa revista en el estudio realizado en los ocho capítulos de esta obra; especialmente recomiendo a esos políticos desfasados que lean el número VIII: Plan General de Revitalización de Cuenca, obtendrán un plato exquisito de acción pública para reencauzar su acción de gobierno.
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