Se celebró el pasado miércoles, día 24, en el Hotel Torremangana un acto de vital importancia para el futuro de Cuenca y de toda su provincia. Me estoy refiriendo a la Segunda Asamblea de la MESA POR CUENCA, convocada para una petición formal a los partidos políticos con el objetivo de lograr el compromiso de establecer un plan de treinta años en los que se establezcan determinadas partidas presupuestarias tendentes a corregir la despoblación. Éramos conscientes cuantos nos hallabamos ahí que Cuenca, a tenor de las cifras del INE, ha perdido el 40% de su población desde 1950. Y lo que es todavía peor, hasta la propia capital ha entrado en una evidente decadencia.
Esa Mesa es sólo un movimiento puramente ciudadano y nada más que ciudadano, pero sabe asimismo que la clase dirigente es la que tiene la llave o solución para esta grave problemática, al componer una reparación que pasa por consensuar las medidas que son realmente necesarias (por ejemplo, nosotros sufrimos la marginación del Estado, pero también de la Junta, como a Teruel le pasa con Aragón o a Soria con Castilla-León). Reencauzar esta cuestión pasa por desconcentrar la gestión presupuestaria de los fondos públicos y presupuestarios; pues se ha hecho evidente que es imprescindible que ciertos fondos no sean administrados desde la Comunidad Autónoma porque son ellas precisamente las que nos marginan. En consecuencia, esas partidas económicas deben gestionarse directamente a nivel provincial y, de manera más justa y eficiente, desde las mismas comarcas, que son entidades más cercanas y menos politizadas.
En relación con lo expuesto, es preciso releer las conclusiones a las que se llegó en la localidad alcarreña de Brihuega, durante un importante encuentro de especialistas de ámbito nacional para tratar el grave problema de la despoblación que sufren amplias zonas rurales de nuestro país. La cita tuvo lugar el 5 y 6 de abril, a iniciativa del Colegio Oficial de Arquitectos de Castilla-La Mancha, en su demarcación en Guadalajara. Esta actividad ha sido pionera y, sin duda, aportó información y análisis sustantivos sobre diferentes estudios realizados, y ofrece ya soluciones para paliar este fenómeno en los campos de la Arquitectura, Urbanismo y la protección del Patrimonio en los pequeños municipios, muchos de ellos abandonados o en franca decadencia, con una población envejecida, debido a la falta de perspectivas económicas a causa, entre otros factores, de la carencia de inversiones en infraestructuras y oportunidades de desarrollo económico.
A lo largo de la jornada se expusieron diversos estudios realizados sobre esta problemática, análisis y propuestas, que desde distintos estamentos y agentes sociales y económicos de nuestra Comunidad se vienen realizando para intentar revertir o al menos paralizar el avance de esta desoladora situación, en la que tiene mucho que ver el destino que se le da a los fondos comunitarios. Hay que tener en cuenta que el medio rural, que abarca el 90 por ciento del territorio nacional, aglutina sólo el 20 por ciento de la población, la gran mayoría de ciudadanos se arremolina en el 20% de la superficie.
Durante la Asamblea arriba indicada me referí concretamente al estudio desarrollado por mi hijo, sobre la heterotopía (una nueva ciencia en la que JAB jr. es uno de los máximos exponentes en España, y por eso su tesis fue aceptada como comunicación singular en el congreso especializado de la Polítécnica de Barcelona del próximo mes de mayo) y su aplicación directa en muchos de los problemas suscitados en la Serranía Celtibérica en general, y en Cuenca en particular.
Puesto que las labores profesionales de mi hijo no le permiten estar en esa Mesa, constaté sin embargo el interés mostrado a la profundidad de su trabajo, cosa que agradezco a todos los presentes. Entre estos se hallaba el ex ministro de Justicia -y candidato del PP al Congreso de los Diputados- Rafael Catalá, una asistencia que palió la ausencia de todos los medios de comunicación con sede en Cuenca, así como del resto de partidos políticos, instituciones, organizaciones económicas y sociales que por aquí bailan unas danzas con poco ritmo y baja cualificación escenográfica. Son todas ellas una coreografía pobre, pobrísima, que no merecen ninguna confianza del pueblo de Cuenca. Y así va todo como va: de mal en peor; una precariedad acentuada con el paso del tiempo y que prácticamente nadie ha sido capaz de atender como mandan los mejores cánones políticos, económicos y administrativos para lograr su imperiosa transformación.
Así lo digo porque es como lo siento. Y lo deploro porque para mi ha constituido un poco -vamos a llamarle así- de "desencanto" que el primer acuerdo de dicha Asamblea, el de la elaboración del Plan Estratégico para el Desarrollo Económico y la Modernización Social de la Provincia de Cuenca, se nos encargara a tres profesores mayores (aunque, como dijo con gran humor otro de los compañeros elegidos, con espíritu muy joven). Me consta, porque conozco a los otros miembros de ese emprendimiento, que el plan lo llevaremos adelante y saldrá de él un documento ejemplar. Ahora, lo más importante es que se tome conciencia de este enorme reto, que la maquinaria social y política se ponga en marcha ya. Y que el 29 de abril esté en la calle su primer objetivo: CREACIÓN DE LA AUTOVÍA CUENCA-ALBACETE, y su terminación en tres años.
A partir de esta infraestructura imprescindible y, por tanto, irrenunciable la Mesa por Cuenca impulsará la mejora general de las líneas de ferrocarril que pasan por Cuenca y sus otras diez medidas insoslayables para impulsar el empleo y la revitalización económica de la provincia. Si lo hacemos es porque llevamos clavada en el pecho una injusta puñalada y -esto que quede muy claro también- no deseamos ni pedimos ningún voto, sólo nos mueve la decencia pública y la voluntad de cooperar para el bienestar general de los conquenses.
Claro que sabemos que el trabajo que nos espera llevará muchos años, pero actuando con pundonor e inteligencia al final conseguiremos que, finalmente, nuestros hijos no estén condenados a emigrar y que nuestra gente obtenga una justa compensación por el esfuerzo, el trabajo y el talento realizado por cada cual.
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