Gonzalo Fanjul | (Publicado en blogs.elpais.com/3500-millones, aquí)
Imagen del debate Generación NiNiNi, moderado por la periodista Pilar Velasco. Foto: Natalia Catalán/porCausa.
Salvo que aceptemos la generosa interpretación del candidato Sánchez, que se refirió en su intervención a “los jóvenes de 40 años”, la situación de los niños y los jóvenes españoles pasó casi desapercibida durante el debate de investidura de hace unas semanas. Es una lástima, porque las circunstancias de este colectivo alcanzaron hace años la categoría de emergencia y nada sugiere que el futuro inmediato vaya a ser mejor. Mientras un 36% de los menores vive en la pobreza o en riesgo de exclusión (casi un tercio más que al principio de la crisis), el paro atrapa a uno de cada dos jóvenes entre los 18 y los 24 años. Entre los que sí trabajan, una quinta parte sigue viviendo en la pobreza, la mitad está sujeta a un contrato temporal y se imponen las jornadas parciales, sobre todo entre las mujeres. La edad para tener el primer hijo supera los 30 años.
Hubo tiempo para las hordas separatistas, el amor interparlamentario y la memoria histórica. Pero no hubo tiempo para la pobreza de los jóvenes y los niños. Una pena, porque hubiese sido interesante contemplar los malabarismos retóricos de Mariano Rajoy explicando números como los que acaba de publicar Eurostat: España es el país de la UE que menos esfuerzo dedica a la protección de los niños y las familias. En concreto un 0,6% del PIB, tres veces menos que la media de los 28 y ocho veces menos que Dinamarca, el Estado más generoso con sus hijos.*
Cada uno de estos números constituye una doble traición: a los derechos de una generación y a sus oportunidades de abandonar en el futuro el círculo vicioso de la precariedad. Lo que es incluso más llamativo en el contexto de un debate de investidura, constituye una traición a los intereses amplios de una sociedad que se juega en este asunto su prosperidad económica y demográfica, por no hablar de su salud democrática.
Agárrense fuerte, porque es la sociedad en la que nos estamos convirtiendo, la que ya somos, y que fue descrita de forma admirable por un grupo de chicas y chicos de menos de 25 años el pasado jueves en el CaixaFórum de Madrid, donde elConsejo de la Juventud de España y la Fundación porCausa celebramos un nuevo foro de nuestro proyecto Sueños Rotos. El formato permitió a los jóvenes explayarse durante más de una hora y obligó a un puñado de parlamentarios y analistas a escucharles durante ese tiempo, algo poco habitual. Les ahorro los detalles, que pueden encontrar en este estupenda crónicade Yuli Jara, pero les dejo con el documental Generación NiNiNi, de Gabriel Pecot, y la contundencia narrativa de La Ira, mi grupo de rap radical feminista favorito (y el único que conozco, por otro lado): “Sé educada hasta con el más tonto y deja hablar al camarada, por lo pronto”. No vimos nada diferente en el debate de investidura.
Últimos comentarios