(Publicado en Reggio´s-La Vanguardia, aquí)
No está de moda defender la política y a los políticos. Es más, diversos estudios y encuestas ponen de manifiesto que “los políticos” constituyen uno de los problemas que los ciudadanos identifican entre los más preocupantes del país. El paro, la inseguridad, la economía… ¡y los políticos!
Pues, bien, en este momento, a la política y a los políticos los necesitamos más que nunca. De su capacidad y de su responsabilidad depende la solución de los problemas que nos afectan.
Esta defensa resulta difícil. La larga lista de actuaciones, comportamientos y manifestaciones que nos han llegado desde el mundo de la política no ayuda a visualizarla como una referencia positiva. Pero también es cierto que todo ello alcanza a unos cuantos políticos, pero que, al margen de estos, otros muchos intentan desarrollar su función con el solo y exclusivo objetivo de defender el interés general.
Precisamente porque la crisis es profunda necesitaremos de la política para hacerle frente. Cuanto más compleja sea la situación que atraviesa el país en todos los campos en que puede manifestarse la actividad social, más necesitaremos de los políticos para buscar y vehicular soluciones.
No tiene sentido atrincherarse en el espontaneísmo social o en iniciativas populistas cargadas de buena intención. Todo es importante; todo suma y apoya, pero sólo desde la política se podrá liderar esta movilización social.
Sería muy negativo que prosperase entre nosotros y en este momento una cierta tentación antisistema que la coyuntura ayuda a crecer. La contestación global y sistemática es fácil y, a veces, brillante; pero no nos acerca a ninguna solución, bien al contrario, la hace más difícil.
Quizás la política no convenza, pero la necesitamos; quizás los políticos nos disgusten, pero será a través de ellos como podremos salir del escenario actual.
Puede ser que esto sea predicar en el desierto; pero también pudiera ser que, sin reaccionar, lo que hiciéramos fuera desertizar la esperanza. Más política y más confianza -exigente y vigilante- con los políticos.
¡No lo hagamos más difícil!
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