La salida de la crisis económica de estos instantes pasa por todo lo contrario de “sacar pecho de lata”, como ha hecho durante muchos meses el gobierno de Rodríguez Zapatero y sus adláteres, entre otros, y en un alto grado, el del presidente Barreda en Castilla-La Mancha. En el otro lado, nuestros políticos de la derecha –con arrime peculiar al centro, pero ideológicamente muy conservadores-, tan populares ellos, están presos de una mentalidad mecanicista. Ambos esquifados, de altos vuelos y corto análisis, socialistas y populares, actúan como si se tratara de seguidores del más vulgar materialismo histórico. Esto se observa continuamente en José Manuel Caballero, “voz” que fue en las Cortes regionales durante la pasada legislatura, para ser ungido como Secretario de Organización del PSOE de C-LM en su último congreso. En sus manifestaciones demuestra tener un bajo conocimiento de estrategia política y ninguno de estructura económica. Eso sí, la soberbia le sale hasta por las orejas, hasta permitirse afirmar que “la generación que va a dirigir el partido es la que mejor se identifica con los ciudadanos”. Esto es como decir que tras la pantalla que ellos nos ponen no existe ninguna realidad; cuando, más bien, es al contrario: sólo sus mentiras y embarradura de la situación, dibujan con tiznes partidistas la gran verdad subyacente en Castilla-La Mancha que, igual que en toda España, es distinta a la desdibujada por Rodríguez Zapatero y sus débiles asesores.
El PP, por su parte, sólo va a la suya: rebaja de impuestos y medidas de bonificaciones fiscales en la adquisición de viviendas, o petición de una nueva deducción adicional del IRPF para la adquisición o rehabilitación de vivienda. Simple demagogia, perdida entre falsedades de caminos varios, transitados por María Dolores de Cospedal.
Por el contrario, UPyD ve que ambos partidos demuestran una crisis política de inoperancia, que va cogida fuertemente de la mano de la vigente crisis económica general del país. Agravadas en el caso castellano-manchego por el hecho de que la renta de sus habitantes es de 4.832 euros menos que la de la media española. A esto debemos añadir el importante crecimiento del paro en la región: un 24,4% en el último año. Sin olvidar tampoco que los impuestos son superiores al 17,3 por 100 en relación con el Producto Interior Bruto (PIB).
Lo constatado nos dirige a solicitar un Plan Económico de Actuación General en Castilla-La Mancha para el bienio 2009-2010. La filosofía de éste se centra en desterrar, de una vez por todas, esa falta decisión política para afrontar los problemas estructurales de sobra conocidos, como una liberalización del mercado de trabajo que aumente la movilidad funcional y geográfica de la mano de obra y ponga la negociación colectiva al servicio de la competitividad internacional; una reducción de la presión fiscal a las empresas para situar el tipo impositivo de sociedades por debajo de la media europea y reducir el efecto distorsionador en la creación de empleo de un impuesto sobre la nómina como son las cotizaciones a la seguridad social; una mejora de la competencia en los mercados de bienes que frene la deriva inflacionista y el deterioro de la capacidad adquisitiva; una política energética que prime la eficiencia y el abaratamiento de los costes de generación. Sigue sin haber más política económica que la meramente coyuntural. Lo que puede ser coherente con el mensaje que se quiere transmitir desde el poder, de que aquí no pasa nada que no se pueda aliviar con un poco de déficit público. Un mensaje que no coincide con lo que opinan expertos nacionales e internacionales y con lo que observa el ciudadano. Sigue sin entenderse que estamos ante la necesidad de competir en un mundo globalizado y se nos ha acabado el crédito barato y abundante. Sobran gestos y falta política económica.
Ya no son únicamente las cifras macroeconómicas las que confirman la realidad española: estamos en crisis y todo resulta pasmosamente caro; ahora son numerosos y bien sensibles los síntomas de una preocupante enfermedad económica que, viendo los políticos que tenemos, cabría esperar, con Barreda y Cospedal, que debemos tener la esperanza de que cure por sí misma. Como esto es imposible, desde UPyD vine a demandar la urgente elaboración del citado plan económico y su inmediata puesta en marcha.
Juan Andrés Buedo
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