Que han empezado a cambiar los ritmos políticos de Cuenca podemos comprobarlo tan solo con leer la magnífica entrevista que realiza hoy en La Tribuna de Cuenca J.J. Domínguez a María Ángeles García, teniente de alcalde y portavoz del Grupo Popular en el Ayuntamiento de la capital.
Situada a larga distancia del personalismo de prontuario, porfiado, oportunista y simplón, del ex alcalde Cenzano, María Ángeles demuestra tener las ideas claras y las esencias de su programa electoral preparadas para una efectividad sin temores. Creo, sinceramente, al leer las respuestas clarividentes a un bien preparado cuestionario del periodista, que ella y el grupo político que representa van a defender los mejores valores democráticos, desde una práctica confiada del diálogo y, con ésta, una búsqueda no sectaria ni partidista del consenso, que es cada día más valorada por nuestros ciudadanos, en los que paulatinamente se ha ido arraigando esa cultura dentro de su vida política y social.
Sabe bien, y lo expresa el propio alcance de sus contestaciones, cuáles son las dificultades que posee Cuenca para ser una ciudad moderna y desarrollada a estas alturas del siglo XXI. Y así lo manifiesta cuando, preguntada por el citado redactor sobre si hay alguna área concreta que exija un cambio radical en la forma de dirigirla y abordarla, afirma literalmente que “todas requieren de mucho trabajo tal vez, tampoco conozco exactamente su situación anterior, habría que mimar y reforzar el área de Hacienda y la de Personal. Las críticas hacia el equipo de gobierno anterior hacían hincapié en determinadas cuestiones y nosotros nos vamos a basar en la transparencia, y queremos hacerlo en todas las áreas, también en materia económica y de personal”.
Además, yo destacaría también cuanto señala sobre las tareas principales para los próximos cuatro años. Y es verdad, como afirma, que “Cuenca se prepara en esta legislatura para conseguir ese desarrollo y ese progreso que demandamos los conquenses desde hace tiempo”. Centrando en las infraestructuras pendientes de terminar (AVE, A-40, autovías de Teruel, Albacete, Ciudad Real y Guadalajara) unos puntos maestros de arranque en el desarrollo. Claro que sin olvidar simultáneamente la mejora del tráfico interno de la ciudad, ni dejar a un lado tampoco ninguna de las “asignaturas pendientes” que el PP expuso en su programa electoral y que ahora tienen la responsabilidad inevitable, digo yo, no solo de aprobar sino de hacerlo con una nota alta. Para conseguirlo, es imprescindible que la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha no frene, sino que refuerce financiera y administrativamente –frente a lo que ha hecho por sistema con esta población cuando la han gobernado los populares-, ninguno de los proyectos de desarrollo de la ciudad.
En este último sentido, como dice María Ángeles García, “nosotros queremos colaborar con las tres instituciones (JCCM, Diputación y AGE) porque Cuenca no tiene por qué ser perjudicada por tener un Ayuntamiento de un signo y diferente el resto. Quiero mandar un mensaje claro, corto y conciso: cuando se paralizan las ayudas e inversiones sólo por criterios partidistas se le está causando un gran perjuicio a los conquenses y ellos pagan sus impuestos a todas las administraciones. Los conquenses no tienen que ser los perjudicados”. Contra lo que pudiera pensar la “reacción” socialista, si entre todos –independientemente del signo político al que hayamos votado o nos sintamos más próximos- tenemos la responsabilidad de hacer una ciudad y una provincia estable y con futuro, dotada de una sociedad más abierta, dinámica y emprendedora, es indispensable reforzar la propia identidad, y esto sólo puede llevarse a efecto afianzando la autoestima. Así, considero, después de repasar decenas de trabajos efectuados en los municipios más dinámicos españoles, la fortaleza de esos nuevos rasgos han de ser acogidos por el Ayuntamiento sin miedo y con el talante participativo que ofrece la edil. Esta es la única manera de que los proyectos, frente a los ritmos cenzanistas de semiotecnia retardadora y mal ajustada, tengan una traducción real y concreta en la vida cotidiana de la mayoría de los ciudadanos y de las familias conquenses.
Juan Andrés Buedo
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