El humor del tiempo presente ha de triunfar en Cuenca necesariamente por obra y gracia de Anselmo Cobirán: ¡olé!, tus Chasquidos. “El Mirador de Cuenca”, al conocerlos, ha abierto una ventana más (y van 17 ya), que tiene esa virtud poco común de cubrir un espacio social imponderable en la Cuenca de la opinión y la crítica social ejemplar en el tiempo de hoy. Así es como se hace “país”.
Por esto, Anselmo, tras darte mi sincero agradecimiento, ruego que me permitas trasladar a los lectores que se acercan a la ciudad desde nuestra vanguardia la conversación “filopolítica” que, con un humor fino e insuperable, acabas de publicar: Doctor Hanging House, o sea, Casa Colgada. Es decir:
- Doctor Hanging House. El paciente presenta un nivel muy alto de chamoninas. ¿Qué hacemos?
- Humm. ¿Le han tomado muestras para el análisis?
- Sí. El laboratorio acaba de darme los resultados y detecta un aumento de los patiñosomas y carrascoxinas.
- No me digas más. Es un caso de Lazariosis aguda.
- Los análisis preliminares lo descartan.
- Pues suminístrele doscientos centímetros cúbicos de Barredasona en vena. Verá como responde.
- Ya le inyectamos una gran dosis y ahora ya no reacciona a la Barredasona.
- Entonces aplíquele Cospedalina.
- Imposible. El paciente es alérgico a la Cospedalina.
- Sobrevivirá. La Cospedalina neutraliza el efecto de la Barredasona.
- Sería un tratamiento muy arriesgado. Interacciones. La Cospedalina y la Barredasona no se pueden combinar.
- Sospecho que me oculta algo. ¿Sabe guardar un secreto?
- Claro.
- Pues no lo haga. Dígamelo todo.
- Está bien. No sabía cómo decírselo antes: el análisis también revela que las olmedalitas se han disparado mientras que bajan las sescamitononas.
Es un humor arrollador, inteligente, satírico, más o menos blanco, que nos viene muy bien a la gente seria, aquella que en nuestra juventud fuimos amantes de La Codorniz y Hermano Lobo. Desde donde engrosamos nuestra cultura abierta, liberal, democrática y humanística subiéndonos a un enorme autocar en el que viajaban esa larga ristra de seres circunspectos, una gente juiciosa y ponderada que podría llenar una enciclopedia, y después morir tan ricamente: gente como Miguel Mihura, Tono, Enrique Herreros, Edgar Neville, Jardiel Poncela, Antonio Mingote, Álvaro de la Iglesia, Joaquín Vidal, Summers, Gila, Paco Umbral, Víctor Badorrey, Villena, Mena, Evaristo Acevedo, Chumi Chúmez, Eduardo Haro Tecglen, Forges, Macmacarra, Vázquez Montalbán, El Perich, El Roto, Tip y Coll, Rafael Azcona, Máximo, Paco Umbral, Manuel Vicent, Forges...
Así te considero, Anselmo. No flaquees, por favor, porque la “inteligencia” de Cuenca está necesitada de personas como tú. ¡Cuántas lecciones puedes darnos a todos esos “alterados” que no disponemos de esa vivacidad que rebosa en ti!
El perspicaz sociólogo de a pie que fue Luis Carandell, uno de los muchos que pasó de Triunfo a Hermano Lobo tras el cierre de la primera, sostuvo que en este pelotazo editorial influyó, primero, "la moda del revival", y segundo, una enorme nostalgia por la risa: "Ahora los chistes de los periódicos no hacen reír, son más un editorial que una invitación a la carcajada". En efecto, sólo tienes que ver “eso” que publica asiduamente la “dos” de El Día de la sociolitis.
Por esto mismo, me reconfortan tus Chasquidos. ¡Sigue por este camino! Continúa por él, porque me haces coincidir con otro colega, Manuel Vicent, cuando afirmaba: “Nostalgia pura y dura, amigo. Con esta vida de ahora no hay la más mínima posibilidad de hacer humor. Si ves a todas horas esa realidad tremebunda, llena de catástrofes grotescas, ridículas, dramáticas, no hay quien se ría. Con el humor pasa como con el teatro: vas paseando por la calle, observas las maravillas que hacen los jóvenes en los capós de los coches, te metes en un sitio lleno de terciopelos, con un telón lleno de caspa, y te dan ganas de salir corriendo”. Por supuesto, con los politicotes conquenses actuales pasa lo mismo, y tú acabas de demostrarlo. Muchas gracias, Anselmo, me reconforta estar tan bien acompañado.
El Comunicador Activo
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