La Vanguardia de Cuenca ha recibido un documento de la “sucesión Antonio Saura” que, por su gran valor, reproducimos intacto:
Estimados Señores,
En documento adjunto encontrarán el comunicado de la sucesión Antonio Saura con el ruego de su difusión. Si es de su interés, les rogamos lo reproduzcan íntegramente.
Agradeciéndoles su atención, les saluda muy atentamente,
mercedes beldarrain
marina saura
olivier weber-caflisch
succession antonio saura
ch. de la pallanterie 11a
ch - 1252 meinier / genève
tél. 00 41 22 310 30 70
fax 00 41 22 310 32 72
[email protected]
www.antoniosaura.org
Comunicado de la sucesión Antonio Saura del 14 de febrero de 2007
El 23 de septiembre de 1999, se inició un procedimiento penal contra Mercedes
Beldarraín, viuda de Antonio Saura, contra Marina Saura, su hija, y contra Olivier Weber-Caflisch, abogado y albacea del artista, por el que los tres han sido imputados, durante siete años, acusados de una supuesta « apropiación indebida ».
Quienes interpusieron una querella criminal contra ellos fueron los animadores de una fundación que lleva abusivamente el nombre del artista, sita en Cuenca, la Junta de Castilla-La Mancha, así como el Ayuntamiento y la Diputación de Cuenca, todos ellos miembros de su patronato.
Los querellantes reclamaban a la sucesión de Antonio Saura la devolución de un conjunto de obras sobre papel (las 218 que constituyen la serie llamada Nulla dies sine linea).
El albacea se negó a entregar estas obras a la pseudo fundación, puesto que cuando murió el artista ésta no estaba aún constituida, no cumplía ninguna de las condiciones que el pintor enumeró claramente en el protocolo de constitución de la misma, ni tampoco respondía a las instrucciones post mortem remitidas por Antonio Saura a su albacea.
Si bien es notorio que Antonio Saura esperó durante años que la deseada fundación se hiciera realidad, el pintor, lúcido y consciente frente su próxima desaparición, debió sin duda constatar que no llegaría a ver realizado su proyecto tal y como lo había concebido.
Así pues, refiriéndose a esa fundación, entonces en vías de creación, Antonio Saura precisó en sus instrucciones post mortem :
“La fundación:
La mayor parte de los compromisos suscritos en 1995, así como las promesas hechas ulteriormente no han sido mantenidos hasta este momento. Mis llamadas de Febrero y de Junio han quedado sin respuesta. Los incumplimientos de las personas y de las administraciones concernidas no han permitido que este proyecto se realice.
Su perennidad, tanto financiera como humana, no está asegurada ni lo será ciertamente el día en que yo no esté.
Te pido expresamente que interrumpas todos los trámites en curso y que pongas fin a este proyecto mediante todos los medios cuyo empleo juzgues útil.
Ninguna fundación o institución análoga podrá crearse o llevar mi nombre sin el acuerdo previo y unánime de Mercedes, Marina y tuyo”.
Los querellantes no han dejado de pretender, e incluso de declarar públicamente, que el testamento y las instrucciones post mortem de Antonio Saura a su albacea, eran falsos.
El juez de instrucción n° 10 de Madrid acaba de hac er públicas tres decisiones.
La primera decisión, del 22 de noviembre de 2006, ratifica y confirma el informe realizado por la policía científica que verifica la autenticidad de las instrucciones post mortem de Antonio Saura a su albacea.
Esta decisión hace estallar en pedazos la sentencia del Tribunal Supremo que confirmaba (en diciembre de 2005) la validez de la inscripción formal de la pseudofundación por el motivo formal y formalista de que Antonio Saura no había utilizado las mismas formas de escritura en la redacción de sus instrucciones post mortem que las que empleó en la firma del protocolo de 1995, que aspiraba a la creación de una fundación que llevaría su nombre.
En su juicio, el Tribunal Supremo no examinó el testamento ni las instrucciones post mortem de Antonio Saura, refiriéndose a dichos documentos como de autenticidad dudosa, siguiendo así, sin distancia alguna, las alegaciones nunca probadas de los animadores de la pseudo fundación.
Cabe preguntarse ahora por qué el juez de instrucción no solicitó la expertización de las instrucciones post mortem de Antonio Saura en 1999, lo que sin duda habría evitado que la más alta autoridad de justicia española dictara una sentencia inicua que, además, consagra una doble impostura.
Impostura, en primer lugar, desde el momento en que la pseudo fundación, que usurpa el nombre del artista, se creó tras su muerte, en contra de su voluntad, la de sus herederas y la de su albacea, quién recibió formalmente instrucciones inequívocas de anular el proceso de creación de la fundación contemplada.
Impostura, aún mayor, si se tiene en cuenta que la pseudo fundación no dispone de los archivos ni posee ninguna obra significativa del artista, no tiene ningún derecho de autor ni derecho a reproducir ninguna imagen, además de que carece de personas competentes que la animen.
Tanto los animadores de la pseudo fundación como las autoridades ejecutivas de Castilla-La Mancha y el resto de autoridades de derecho público, acaban de perder un instrumento de amenaza y de coacción que no han dejado de utilizar, desde hace siete años, contra las herederas y el albacea de Antonio Saura.
La Consejera de Cultura de Castilla-La Mancha escribió, en 2006, que sólo contemplaría la retirada de la reclamación penal a cambio de la entrega de una cantidad significativa de obras del artista… precisando que su propuesta no debía ser entendida como amenaza ni coacción.
La segunda decisión del juez de instrucción n° 10 d e Madrid, del 15 de diciembre de 2006, es una decisión de sobreseimiento y archivo de la causa penal.
Los querellantes han recurrido esta segunda decisión.
Finalmente, el juez acaba de confirmar, con una tercera decisión del 19 de enero de 2007, el sobreseimiento y archivo de la causa penal que constata que Mercedes Beldarraín, Marina Saura y Olivier Weber-Caflisch han sido falsamente acusados de apropiación indebida.
Tras siete años de litigio, utilizando todos los procedimientos posibles, penales y administrativos, a la vez que haciendo uso de la calumnia y la difamación, en particular a través de la prensa, los animadores de la pseudo fundación y las autoridades de Castilla-La Mancha, sólo han conseguido un objetivo : dañar el nombre y la imagen de Antonio Saura.
Por la vía del enfrentamiento, estas personas y entidades han echado a perder la posibilidad de colaborar tanto con la sucesión de Antonio Saura como con la fundación archives antonio saura, entidad que desde hace poco se ha substituido a la sucesión del artista en las actividades que lleva a cabo de divulgación y de presentación de su obra.
Las autoridades de Castilla-La Mancha tienen hoy en su mano el reto de examinar seriamente la justificación del apoyo que siguen dando, a expensas de los contribuyentes, a una pseudo fundación que visiblemente ha fracasado en todas sus iniciativas y procedimientos.
Dentro de poco, los contenciosos habrán terminado.
La sucesión de Antonio Saura y archives antonio saura (consultar www.antoniosaura.org) se alegran de poder colaborar, de ahora en adelante, serena y activamente, con todas aquellas personas y entidades independientes que lo deseen.
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