Uno de los políticos, pensadores y científicos más influyentes en nuestra vanguardia es, por muchos motivos, Eduardo Punset. Su libro "El viaje a la felicidad" posee también esas dosis tranquilizadoras que tanto bien nos reporta a los cronistas de la vida cotidiana. En varios de sus pasajes nos hemos detenido al ver durante estos días Cuenca arremetida por los turistas, dejándola menos cómoda y sustrayéndonos a los lugareños esa calidad de vida que, asociada a la felicidad, nos sisa a la mayoría la propia oferta turística.
Pero los turistas, claro, son escasamente medievales –contra lo que pudieran pensar los organizadores de esos actos que se han puesto de moda en numerosas localidades de la provincia- y muchos de ellos no aceptan ser llevados a la fuerza hasta el Cielo. Eso sin considerar que, como decía Félix de Azúa, en una notable cantidad, los turistas no confiesan. De hacerlo, los aparatos administrativos promotores de los festejos, la cultura, el turismo y el ocio taladrarían –para mal- instantáneamente en Cuenca las expectativas de algo muy deseado, que supera con creces la felicidad salida del propio acontecimiento.
Demostraba Punset, contra lo mantenido por esos comunicadores institucionales que pululan por doquier, y especialmente al lado de los consejeros de la Junta de Comunidades o de los alcaldes capitalinos de esta región, que hay dos elementos que pueden influir en ello. Por un lado, el circuito cerebral de búsqueda, que alerta los resortes de placer y de felicidad, se activa mientras buscamos o esperamos que llegue lo que deseamos. Por otro lado, las imperfecciones del sistema de pronóstico afectivo (cómo esperas que va a ser) y los desfases entre utopía y realidad (cómo te lo imaginabas y cómo es en realidad), se encargan de desactivar el éxtasis del circuito de búsqueda. Finalmente, el hecho de llegar a la posesión de lo deseado, acaba con la ilusión y la expectativa de llegar a tenerlo. Así de repelente es la palabra y los actos de esos políticos malmirados y retacos.
La recomendación que las mentes preparadas hacen contra ese “retorno” de la cuita de los apoderados se centra muchas veces en contradecir la palabra y el triste argumento que lanzan hasta la extenuación esos políticos barrigones, disfrazados de poder y sentados junto a la mafia de tenderetes decimonónicos, que, como signo clasista, se esfuerza en ofrecerles cualquier palco en una plaza de toros. Este aposento, al que acuden estos impopulares “políticos de la distancia” sólo para dejarse ver y “salir en la foto”, engendra en quien los observa, según determina Punset, “un estado emocional activado por el sistema límbico en el que, ..., el cerebro consciente tiene poco que decir”. Como explica este autor, al igual que ocurre con los billones de membranas que protegen a sus respectivos núcleos y que hacen de nuestro organismo una comunidad andante de células, desgraciadamente el cerebro consciente se entera demasiado tarde cuando una de esas células ha decidido actuar como un terrorista: un tumor cancerígeno, por ejemplo, que decide por su cuenta y riesgo prescindir de la comunicación solidaria con su entorno, a costa de poner en peligro a todo el colectivo.
En el ámbito social, como las estructuras contiguas están muy faltas de cultura y de sapiencia, cada cinco minutos, si es preciso, ante las próximas elecciones hay que recordarle al Pueblo que forma parte de su deber cívico –si se quiere tener “moderno”-, la demanda de una buena comunicación institucional. Y ya situados ante ella conviene no olvidar tampoco un informe que meses atrás hizo la consultora Estudio de Comunicación y la sociológica Demométrica, cuando presentaron el estudio “Periodistas, empresas e instituciones”, que contó con el apoyo de la Federación de Asociaciones de Periodistas de España (FAPE), la Asociación de Periodistas de Información Económica (APIE) y la Asociación Nacional de Informadores de la Salud (ANIS). Este trabajo aborda las relaciones entre los periodistas de los medios de comunicación y los gabinetes de comunicación de las empresas e instituciones. Un vínculo necesario por el flujo de información que mantienen, pero en el que los periodistas reclaman más “transparencia y menos publicidad”. Miren por donde, políticos y empresarios de Cuenca, ¡lo mismo que afirma este Comunicador Activo!
Los periodistas españoles reclaman de empresas e instituciones una mayor transparencia y una mayor calidad de la información que envían. Los redactores jefes y jefes de sección consideran que casi el 85 por ciento de las informaciones que reciben diariamente son “impublicables” por ser excesivamente propagandísticas o publicitarias y por estar redactadas con falta de profesionalidad. Éstas son algunas de las conclusiones que se derivan del estudio “Periodistas, empresas e instituciones: claves de una relación necesaria”, presentado el 27 de junio de 2006 en Madrid, en el salón de Actos de la Asociación de la Prensa de Madrid (APM). Este trabajo, el primero que se realiza en España de estas características, tuvo el objetivo fundamental de conocer la opinión y las necesidades de los periodistas que deciden –redactores jefe, jefes de sección, etcétera- sobre la Comunicación de empresas e instituciones.
El estudio ha incluido prensa escrita diaria y semanal, radio, televisión y digitales e incluye a un total de 850 periodistas. El muestreo aleatorio se ha realizado sobre 220 profesionales, un 25,9 por ciento, y destaca la tasa de respuesta, superior al 76 por ciento. No sabemos si entre la población consultada figurará en su referencia (profesionales del periodismo con puestos de responsabilidad en las redacciones de los Medios de Comunicación; quedando el universo definido por redactores jefe y jefes de sección de Medios de Comunicación de toda España, colectivo al que se ha añadido el conjunto de directores o delegados de Medios como radio, televisión y agencias en las cabeceras regionales) alguno de estos en Cuenca, pero lo que es indudable, dado los porcentajes engendrados en el total de la muestra, con un nivel de confianza del 95%, que oscila entre +/- 2 y +/- 5 por ciento, es que la distribución de las diferentes variables estudiadas nos aportan unas conclusiones que el empresariado de estos medios y sus directivos no pueden dejar de lado al ofrecernos su producto a los ciudadanos que aquí habitamos.
Concretamente han de hacer siempre efectivas las recomendaciones del Presidente de APIE, Miguel Ángel Noceda. Durante la presentación del indicado estudio, recordaba lo joven que es la información económica y las dificultades que suele haber entre periodistas y comunicadores, para concluir que “la falta de Comunicación impide la información, mientras la existencia de responsables de Comunicación, ayuda. Es, por tanto, un bien necesario, aunque a veces se produzca el efecto pernicioso de que un gabinete de Comunicación bloquea la información. Trabajos como éste que tenemos en las manos son avances muy importantes para mejorarla”. ¿De acuerdo, entonces, Cenzano, Guijarro, sordo, Semprún y demás camarilla? Contra lo practicado por ustedes, se expresaba indirectamente Fernando González Urbaneja, en su condición de Presidente de FAPE, defendiendo también la necesidad de este tipo de estudios y señalando que “nos sirve a los periodistas para conocer y para que nos conozcan; para facilitar el acceso a las fuentes y a la información en condiciones adecuadas”.
Desde ANIS, su Presidente, José Manuel González Huesa, recordaba que en su campo informativo, la sanidad, muchas personas buscan en la información solución para sus problemas: “Esto hace especialmente relevante la permanente búsqueda del rigor, la precisión y la objetividad, sin que ello sea incompatible con la necesaria interpretación de la realidad. Sin duda, periodistas y comunicadores lo tendremos mucho más fácil gracias a este estudio”. Sí señores, ahí radica el quid, en el rigor y la objetividad. Por el contrario, en Cuenca y Castilla-La Mancha muchos profesionales de la información incurren en los desarreglos de las conclusiones del citado estudio:
- Entre los modos de transmitir la información, el preferido y el que más credibilidad ofrece es la “entrevista personal”.
La mayoría de los profesionales consultados considera el "correo electrónico" el canal más práctico para la recepción de noticias.
- El volumen medio diario de notas de prensa que los periodistas entrevistados afirman recibir asciende a 69. Los Medios nacionales reciben una media de 139 notas de prensa diarias.
- Los periodistas que ejercen en Medios nacionales sólo consideran publicables el 12% de las notas de prensa diarias.
- La mitad de los profesionales de prensa y agencias manifiesta que no tienen tiempo suficiente para analizar las notas que reciben.
- Las principales quejas de los periodistas sobre las notas de prensa, mencionadas por un 97,8 por ciento de los entrevistados, son:
· No están redactadas con mentalidad periodística.
· Son muy publicitarias.
· No incluyen suficiente información.
· Tienen mucha “paja”.
- El rigor y la exactitud de la información que se recibe es la consideración más importante, por encima de la rapidez y la cantidad. La persona que transmite la información es a lo que menos importancia se le concede.
- El periodista “confía”, sobre todo, en sus contactos personales.
- Uno de cada tres actos a los que se convoca a la prensa no es percibido como útil para el trabajo de los periodistas.
- De un acto informativo se espera obtener información de calidad directamente de los protagonistas o lograr una visión diferente a la de los compañeros de otros Medios. El 63,6% considera que debe acudir a un acto informativo sólo cuando la información “lo merece”.
- El que la ida y la vuelta de un viaje, incluido en un acto informativo, se pueda realizar en el mismo día puede favorecer la asistencia al mismo.
- Lo más importante, lo fundamental, en una rueda de prensa son las declaraciones.
- El 64% de los entrevistados cree que las páginas web son muy o bastante útiles. Sólo los periodistas de la televisión opinan que las “salas de prensa” no son útiles.
- Los periodistas consultados pasan la mayor parte del tiempo en la redacción delante del ordenador (38,7%) o en la redacción hablando por teléfono (22,9%). Consideran que para trabajar con rigor la noticia es necesaria una media de seis horas.
Otro día enseñaremos a los políticos cercanos cómo debe hacerse una buena comunicación institucional en la Administración Local, alejadísima de la que sufrimos los ciudadanos desde el Ayuntamiento de Cuenca, la Diputación Provincial y la Delegación de la Junta aquí: ¡Cansinos!
El Comunicador Activo
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