La fetidez de los socialistas de Zapatero (don Rodri) no puede sentar bien a nadie. Una razón más que sobrada para ir sacando a la luz pública todo cuanto desprenda tufos de corrupción política, sea donde sea y la produzca quien sea de ellos. Han bajado esta gente a los mismos niveles de 1996, o peor, porque han engañado a un mayor número de incautos; entre otros a nuestro editor, que les dio su voto en las dos últimas elecciones. Hoy no lo haría, por supuesto. Él es un demócrata practicante, que ni se atiene a siglas ni se ve determinado por personas, sino que son la confianza en un programa y en un equipo de gobierno capacitado para llevarlo a la práctica las señales impulsoras del instinto de coger papeleta e introducirla en la urna.
Este mes de agosto ha sido desdichado para todo lo que huela a socialista. Tanto, que el periódico conservador por antonomasia, ABC, –ello no quita que siempre se vea rodeado en materia de opinión de unas virtudes y unos profesionales del periodismo que superan al resto de los de este país-, haya publicado un editorial que lleva el elocuente título de “La oportunidad de Rajoy” (léanlo en http://www.abc.es/20060830/opinion-editorial/oportunidad-rajoy_200608300257.html). La gran verdad de la situación producida es la siguiente:
Los prejuicios ideológicos del PSOE y la escasa calidad de los equipos formados en la mayoría de los ministerios han hecho imposible una gestión de los intereses generales acorde con las aspiraciones de una sociedad que estaba bien orientada hacia su definitiva modernización económica, internacional y estructural. Por el contrario, el ajuste de cuentas con el pasado, la negación de vigencia al pacto constitucional y la satisfacción de intereses minoritarios (o anticonstitucionales) se han articulado para dar a España un escenario pesimista y crispado. El Gobierno ha antepuesto la supervivencia de sus pactos a la administración sensata de los recursos del Estado.
(...) éste es el momento de que el PP ofrezca sus alternativas a ciudadanos que ya sienten las consecuencias del mal gobierno socialista. No lo tiene fácil, pero lo tiene mucho mejor que hace unos meses, con unos ciudadanos escaldados de promesas incumplidas y de problemas innecesarios que han complicado su vida y que tienen su origen en la impericia de un socialismo desarraigado. Rajoy ha defendido en numerosas ocasiones una política de sentido común, que facilite las cosas a los ciudadanos. No encontrará mejor coyuntura que la actual para explicar con éxito esa forma de hacer política a una opinión pública más permeable a la alternancia cuanto más se disipan los ecos del 14-M.
En sentido extenso, esta oferta de alternativas debe ser general, es decir, no recaer sólo en el PP, sino que a nivel municipal debe abarcar a cuantas propuestas se opongan al quehacer socialista. En Cuenca, pues, también ha de aprovechar la oposición el momento y abrir en el barco socialista a la deriva una brecha más. Esto es inaguantable, miremos hacia donde miremos. Preguntémosles a estos “boys” –igual que hicieron ellos con la estrategia de los meses anteriores al 14-M- por los crestas más calientes y desgastadoras. Ahora, concretamente, nuestra vanguardia tiene necesidad de preguntarle a Cenzano (presidente del PSOE de Cuenca) su opinión sobre lo que ya se llama “los aviones del Presidente”.
El pasado sábado por la tarde, sin ir más lejos, viajó ZP hasta Alemania para acudir al concierto que ofrecía Daniel Barenboim al frente de la orquesta West-Eastern Divan, compuesta por jóvenes músicos israelíes y palestinos, en la Philharmonie.
No sabríamos del interés del Presidente por el multicultural concierto si no fuera porque Sonsoles Espinosa, su esposa, figuraba entre las integrantes del coro. Tal y como adelantó ayer la Cadena Cope, el equipo de Zapatero dio a la Embajada española la orden de mantener el carácter privado de la visita, que no figurase en agenda y que no se diese cuenta de ella a los medios de comunicación y así evitar que lo supieran los españoles.
Esto nos recuerda que los pasados 22 y 23 de julio también utilizó un avión Falcón oficial de la fuerzas áreas españolas para realizar un viaje de carácter particular para llevar a su hija a Londres, al parecer para realizar un curso de ingles e ir de compras por la capital.
Los socialistas siempre han tenido cierta fijación por los aviones del estado y por utilizarlos de forma fraudulenta: recordemos que Alfonso Guerra los utilizaba para ahorrarse los atascos de la frontera de Ayamonte y llegar desde Faro a Sevilla a tiempo de ver torear a Curro Romero en la Maestranza o que el mismísimo Zapatero los envía a sus amigos para intentar dar solución a sus pleitos partidistas como el caso de la OPA de Gas Natural sobre Endesa.
Puesto que nuestros euros nos cuesta esta manera de ser y estar, en la que van incluidos los sueldos que se tragan todos esos (concejales, diputados, consejeros “liberados”, etc., entre ellos asimismo), los ciudadanos estamos en el derecho de echarles en cara a esa tropa la retahíla inquebrantable de verdades de una ex ministra mucho más lista, inteligente y honrada que esos tíos, Ana Pastor. Ahora, en su calidad de portavoz de Bienestar y Política Social del PP, ha dejado con la cara sonrojada –en el supuesto que esa gente tenga vergüenza- a los que han dado tres versiones distintas de ese viaje en avión oficial:
'Dime lo que presumes y te diré de qué careces', exclamó. 'Hemos tenido tres versiones, viaje privado, viaje oficial y lo que dice el protocolo', subrayó Pastor en rueda de prensa en la sede 'popular' y apuntó que le parece claro que 'el Gobierno tendrá que dar explicaciones de que lo que es público, es público y lo que es privado, es privado', pero que 'las cosas no pueden ser a la vez públicas, privadas y entrar dentro de protocolo'. 'Con esta última declaración la han fastidiado definitivamente', añadió.
Pastor destacó que fue José Luis Rodríguez Zapatero quien 'aprobó un código ético' que decía que 'se abstendrá de utilizar o hacer un uso impropio de los bienes y servicios que la Administración pone a su disposición' y que tenía que 'propugnar la austeridad'.
¡Por propugnar que no quede! Más difícil, en cambio, se hace el sustraerse a la placentería del poder. Para evitar ésta, evidentemente, no son socialistas. Unos cínicos, esto es lo que son.
El Comunicador Activo
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