Infraestructuras Sanitarias y Salud

La provincia ya no es garantía de orden (por Enric Juliana

La provincia ya no es garantía de orden Enric Juliana

(Art.º publicado en La Vanguardia, aquí)

El espectacular resultado de la candidatura Soria ¡Ya! es la gran novedad de las elecciones en Castilla y León. El registro de Vox, en perfecta consonancia con los resultados de la extrema derecha en las últimas elecciones generales, se veía a venir. Los únicos que no lo intuyeron fueron Pablo Casado, Teodoro García Egea y sus asesores en materia demoscópica.

Vox y el dedo bailarín del diputado Alberto Casero en la crucial votación de la reforma laboral han arruinado la operación relámpago con la que el grupo dirigente del Partido Popular pretendía dejar noqueado al Gobierno nada más comenzar el año. Lo de la extrema derecha podía preverse. La verdadera novedad es el 42,5% de Soria ¡Ya! (50,3% en Soria, ciudad).

La pequeña provincia fue cinturón de seguridad en 1977; ahora se rebela

Conviene distinguir entre el fenómeno soriano y los desiguales resultados de las demás candidaturas provinciales, incluida la veterana Unión del Pueblo Leonés (UPL), que también ha dado un salto adelante, alcanzando el 21,3%. Los leoneses que no han digerido la unificación con Castilla decidida por Rodolfo Martín Villa a finales de los años setenta han conseguido multiplicar por dos los votos del 2019. Para que nos hagamos una idea, los leonesistas tuvieron que conformarse con un 7% en el 2015, momento de eclosión política de los indignados en toda España.

También ha conseguido un notable resultado la plataforma Juntos por Ávila (16,6%), que se estrenó hace cuatro años con un significativo 9%. En Burgos, la candidatura de la España Vaciada ha conseguido un modesto 5,5%. Las demás listas de la España Vaciada (Palencia, Salamanca, Valladolid y Zamora) no han alcanzado el 3%.

 
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El candidato a la Presidencia de la Junta de Castilla y León por ¡Soria ya!, Ángel Ceña, 

C. Serrano / EP

La provincia enfadada no se apunta al primero que llega. Solo han obtenido buenos resultados aquellas plataformas que llevan años trabajando. Soria ¡Ya! empezó a realizar sus primeros actos de protesta contra la despoblación y el olvido institucional hace veinte años. No son fruto de una moda efímera. Han picado mucha piedra y se han cargado de razones antes de concurrir a unas elecciones, espoleados por la experiencia de la plataforma Teruel Existe en las últimas generales.

La provincia fue la base operativa de la transición. Adolfo Suárez organizó UCD con el decisivo apoyo de los gobiernos civiles y las diputaciones provinciales. La ley electoral que reguló las primeras elecciones democráticas fue un traje a medida de UCD, con una muy calculada prima de diputados para las provincias menos pobladas, de claro sesgo conservador. Con esa ley electoral y con el intenso apoyo de la televisión pública era prácticamente imposible que Suárez perdiese el 15 de junio de 1977. Esa ley electoral sigue vigente y es muy difícil de modificar en lo sustantivo, puesto que la elección de los diputados por circunscripción provincial está blindada por la Constitución (artículo 68.2). 

La provincia es la viga maestra del edificio político español. Los es también en el País Vasco, en Navarra y en Catalunya. Las diputaciones forales son la base del autogobierno vasco y navarro. Y la ley electoral de Suárez es el reglamento que ha ayudado al nacionalismo catalán a mantenerse como fuerza hegemónica en las elecciones catalanas, gracias a la prima de representación que tienen las provincias de Girona y Lleida. Catalunya es una de las pocas comunidades que no ha aprobado una ley electoral propia para las elecciones autonómicas, pese a tener potestad para ello. En las elecciones al Parlament de Catalunya rige la legislación electoral general, que empezó a urdirese en 1976 bajo la atenta mirada de Torcuato Fernández Miranda

La provincia pequeña fue garantía de orden en 1977 y ahora se rebela. En las próximas elecciones generales serán muchas las provincias que querrán seguir el ejemplo de Teruel Existe y Soria ¡Ya! La onda puede llegar hasta Andalucía, después de las protestas en Jaén hace ahora un año. Las provincias enfadadas pueden poner en jaque el próximo Parlamento, y el partido más damnificado puede ser el PSOE, si observamos con atención el fenómeno de Soria. Esa es la novedad.

[Pedro Sánchez miró ayer a Turingia. El presidente del Gobierno pidió al PP que rompa todos sus acuerdos con Vox como condición previa para una abstención socialista en Castilla y León].


Para España vaciada (por Pablo Simón)

Para España vaciada

(Artículo publicado en El País, el 13 de diciembre de 2021, aquí)

En un entorno fragmentado es posible ser decisivo con pocos diputados y la rentabilidad de emular al nacionalismo periférico es cada vez mayor

Cuando un concepto echa a andar cobra vida propia. Esto pasa con la “España vacía” o, en su versión condescendiente, la “España vaciada”. Si el término ya había hecho fortuna los últimos años, ahora que se habla de un potencial partido que la represente, el interés aún es mayor. Tanto se ha inflado esta burbuja que hoy es un win-win para esos territorios; se materialicen o no las candidaturas, el disputado voto del señor Cayo tendrá más interés que nunca para los partidos políticos tradicionales.

Aún no sabemos con qué fórmula se concretará el partido del significante vacío ni tampoco con que fuerza irrumpirá según la región. Que no les despisten, de momento las encuestas no afinan a nivel provincial. Sin embargo, al margen del daño que harán al PP y al PSOE (especialmente al partido que quede segundo), estas candidaturas son un buen síntoma del signo de los tiempos: en un entorno fragmentado es posible ser decisivo con pocos diputados y la rentabilidad de emular al nacionalismo periférico es cada vez mayor.

Cosa distinta es que debajo del paraguas de la “España vacía” haya una realidad única. En un libro reciente Fernando Collantes y Vicente Pinilla recuerdan que en la España rural viven hoy más personas que hace un cuarto de siglo. Es verdad que muchas comarcas del interior sufren un acelerado envejecimiento y despoblación, pero hay otros municipios que han aumentado de tamaño. La mistificación que se hace desde las tribunas urbanitas sobre el entorno rural (y que tanto enerva a los que verdaderamente somos “de pueblo”) no hace justicia a la heterogénea realidad de nuestro país.

La concentración de poder en las grandes ciudades es un fenómeno global empujado por cambios tecnológicos y la terciarización de la economía, lo que hace que tratar de modularlo se parezca a batallar con las mareas. Pero, de nuevo, no es imposible. Se sabe que aquellos lugares que han retenido más población son los que tienen economías más diversificadas del sector agrario y en ese sentido deberían ir las inversiones, sobre todo las locales y autonómicas. Se puede llevar el Senado a Palencia o invitar a refugiados de Siria a repoblar municipios de Soria, pero eso son titulares, no políticas públicas de fondo. En Francia o Suecia, donde las zonas rurales reverdecen, es el mercado laboral y/o residencial el que hace de tractor.

Bienvenido sea el interés con el que algunos descubren que hay vida fuera de las capitales, pero ojalá que en este debate las narrativas no tapen la discusión sobre medidas concretas. Si la espada de Damocles de la amenaza electoral es necesaria como palanca para ello que así sea, pero no se olviden que el objetivo no debería ser atar a la gente a un territorio, sino que tenga oportunidades para poder decidir si se queda o no.