La campaña del fango está fabricando indecisos ante las elecciones europeas. El número de votantes que no saben qué votar el 9-J está creciendo conforme se acerca el domingo.
El partido que más está sufriendo este efecto es el PSOE. El 20% de los que votaron a los socialistas en las generales del 23-J ahora se muestran dubitativos con el sentido de su voto. El segundo es el PP, con sus indecisos creciendo hasta el 17,7%.
Los datos están extraídos de las tripas del último sondeo del CIS sobre las elecciones europeas. Los niveles de indecisión se pueden calcular mirando al llamado "colectivo BAI". Lo forman quienes responden a las encuestas diciendo que van a votar en blanco, que se van a abstener o que todavía no saben a quién votar.
El crecimiento de este colectivo, poco habitual conforme se acercan los comicios, indica desmovilización de los electores. Si en el CIS preelectoral publicado el 23 de mayo, el colectivo BAI representaba al 15,9% de los electores, en el del pasado lunes esta cifra aumentó hasta el 23,1%. Son 7,2 puntos más de indecisión al acercarse los comicios.
Este fenómeno ya se produjo en las elecciones catalanas de mayo, alimentado principalmente por los votantes de Junts y ERC. Ahora, sin embargo, está sucediendo entre las principales formaciones.
En el sondeo del 23 de mayo, el 9,5% de quienes votaron al PSOE en las generales del 23-J habían pasado al colectivo BAI. En el sondeo del 3 de junio, la cifra aumentó al 20%. Son 10 puntos más en apenas dos semanas.
El segundo partido en el que más aumenta la indecisión es en el PP. Si el 23 de mayo el 10,5% de los electores populares pasaban a engordar el colectivo BAI, el 3 de junio lo engrosaban el 17,7%, es decir, 7,2 puntos más.
Los partidos medianos también están sufriendo este fenómeno. Vox ha pasado del 6,9% al 9,4% de indecisos, y Sumar del 15,5% al 19,4%. Se trata de un aumento de 2,5 y de 3,9, respectivamente.
Voto tardío
Estos datos no recogen el posible efecto que en el ánimo de los votantes han podido tener las últimas revelaciones sobre el caso Begoña Gómez, pero sí el impacto de la campaña electoral que ha planteado el PSOE, presentándose como muro ante la ultraderecha y combatiendo lo que ha denominado "máquina del fango".
El último sondeo del CIS también muestra otro dato interesante, y es que hay un número muy elevado de electores que decide el sentido de su voto muy tarde. Según el sondeo, el 34,8% de aquellos que tienen intención de votar en las elecciones del 9-J decide a qué partido hacerlo la última semana de la campaña, la jornada de reflexión o el mismo día de las elecciones.
Esto podría ser determinante en las elecciones del domingo. Los sondeos publicados por las distintas empresas demoscópicas el pasado lunes, último día en el que fue legal publicar encuestas, mostraban cierto estancamiento en la intención de voto de los principales partidos.
El PP había estado teniendo una tendencia a la baja en intención de voto durante la campaña y el PSOE al alza, pero la última semana se cortaron las tendencias y la intención de voto quedó más estática. Que los electores decidan su voto tan tarde podría llevar a que haya algún tipo de sorpresa el 9-J, igual que pasó la última semana antes del 23-J, entonces a favor del PSOE.
De hecho, entre los dos grandes partidos, son los votantes del PSOE los que más tarde deciden su voto. El 32,3% de los que votaron al PSOE el 23-J lo deciden la última semana, la jornada de reflexión o el mismo día de las elecciones. En el caso del PP, la cifra es del 31,6%, según el CIS. Por eso es tan importante para el PSOE alentar a sus votantes en la recta final de la campaña.
Fuera de los dos grandes partidos, son los votantes de Sumar los que más tardan en decidir (37,7%). Y los de Vox son los que más claro lo tienen, con sólo el 22,9%.
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