En vísperas de la jornada de reflexión cualquier analista político avezado no puede dejar de tener la sensación de haber asistido a un déjà vu, la expresión francesa que se utiliza para definir un tipo de paramnesia del reconocimiento de alguna experiencia que se siente como si se hubiera vivido previamente. Porque quiénes llevamos años siguiendo los avatares de la política sabemos que en toda campaña electoral existen dos tipos de partidos, los que ofrecen programas, proyectos y medidas y lo que como no las tienen o quieren ocultarlas por perjudiciales se dedican a torpedear y tergiversar con interpretaciones torticeras las propuestas del contrario. Y esta campaña de las europeas del 9-J ha sido todo un paradigma de este proceder.
Así, desde el Partido Popular, aunque tarde y mal publicitado, nos presentaban un programa europeo para impulsar la creación de un delito de traición para quien atente contra la integridad territorial de cualquier estado miembro, reformar la euroorden para que en el futuro la entrega de presuntos delincuentes sea automática, investigar la injerencia rusa en Cataluña, regular la inmigración, exigir a los inmigrantes adhesión y respeto a los valores europeos, aprobar un reglamento europeo para despolitizar los Centros de Investigaciones Sociológicas (CIS) para evitar su "tezanización" y garantizar la independencia de los medios de comunicación públicos, además de promover rebajas fiscales y defensa de las libertades. Frente a ello, desde el sanchismo gobernante se dedicaban a hablar del fango y del "lobo" de la ultraderecha, con la inestimable colaboración de Vox.
Y efectivamente, fango hay. Porque, con independencia del recorrido judicial que puedan tener, fango es que la esposa del presidente del gobierno esté investigada por presuntos delitos de tráfico de influencias y corrupción en los negocios y que se dedique a enviar cartas de recomendación a empresas que después resultaban adjudicatarias de concursos con dinero público. Fango es que el hermano de ese mismo presidente esté señalado por "elusión fiscal", al trabajar en España y tener su residencia en Portugal, además de haber sido contratado por la Diputación de Badajoz saltándose, al parecer, los trámites de información al pleno y sin consultar con las organizaciones sociales. Y Fango es también el "caso Koldo", "caso Ábalos" o "caso PSOE" investigado por la Justicia por una presunta "organización criminal "formada para lucrarse con contratos públicos de compra de mascarillas". Y fango es el Tito Berni, del que ya parece nos hemos olvidado ante el aluvión de informaciones sobre presuntas corrupciones
Denuncias, investigaciones y asuntos en los Tribunales frente a las que Pedro Sánchez en lugar de dar explicaciones, como hacen los gobernantes democráticos, responde escondiéndose detrás de sus ministros -convertidos en la voz de su amo y sin criterio- y enviando cartas cargadas de infundios, medias verdades y plena de ataques contra los jueces, la oposición y los medios de comunicación independientes para convertir las elecciones en un plebiscito sobre su persona al más puro estilo populista y a imitación del peronismo y Donald Trump.
Y como colofón de la campaña asistimos a la exhibición pública de Begoña Gómez, utilizada por su esposo enamorado como reclamo electoral en Benalmádena excitando las tripas de la secta en lo que puede ser, si las urnas no lo impiden, los prolegómenos de lo que denominan la nueva regeneración democrática. Y que vista la aprobación de la amnistía consiste en cambiar la practica democrática de expulsar de la política a los delincuentes, los corruptos y a los investigados por presuntas corrupciones para convertirlos en héroes mientras se persigue a los jueces y se desmorona el Estado de Derecho.
PD. Y hablando de tierras andaluzas, ahí tenemos a los chicos de Vox pactando con el PSOE para bloquear los presupuestos del Ayuntamiento de Sevilla. Por si alguien, todavía, tenía dudas de la pinza y a quien sirven los votos de Abascal.