MÁS POLÍTICA Y MENOS CORDONES SANITARIOS
La mitad de la población española se quedó en casa este pasado domingo y no acudió a votar a las elecciones europeas. Algo no va bien en nuestra sociedad cuando la ciudadanía da la espalda al derecho democrático de elegir a sus representantes. Cada vez la brecha entre el mundo de la política y la realidad del día a día de los votantes se hace mayor y esta desconexión se traduce también en huidas hacia delante de muchos electores que optan por opciones rupturistas con lo que consideran el sistema. En estas elecciones hemos asistido a la aparición de fenómenos tan sorprendentes como el de Alvise Pérez en España o un youtuber de 23 años en Chipre, que alcanzó la tercera posición después de presentarse a las elecciones habiendo anunciado que no había votado en su vida.
Con todo, el resultado global de las elecciones europeas ha supuesto un mantenimiento del status quo: la ultraderecha ha crecido, pero no tanto como para cambiar el equilibrio de fuerzas. La futura gobernanza europea seguirá pivotando en torno a los pactos que puedan alcanzar las familias democristiana, socialista y liberal. Pero sería un error que este resultado no provoque una profunda reflexión de las élites sobre cómo recuperar a tantos ciudadanos descreídos que o se quedan en casa o se entregan a propuestas desconocidas como voto de protesta. Los partidos tradicionales insisten en hacer cordones sanitarios a la ultraderecha y no estaría de más que pensaran que igual sería más práctico abordar el fondo del problema que ocasiona este malestar. Hacer políticas de vivienda para los jóvenes que se inician en la vida profesional o mejorar la situación de esa clase media devastada por la crisis económica del 2008. Mientras no se resuelvan muchas de esas carencias, los Alvises de turno seguirán teniendo una base para poder captar electores. Otra reflexión sobre este resultado electoral es la que aporta el exprimer ministro italiano Enrico Letta en una entrevista a nuestro diario: “Hay tensión, hay miedo y hay una demanda de protección” por parte de la población europea.
Los resultados europeos han provocado un cataclismo en Francia donde el presidente Emmanuel Macron se ha visto obligado a convocar elecciones a la Asamblea Legislativa que pueden dar a la formación de Marine Le Pen el gobierno francés. La derecha se ha roto tras la decisión del líder de Los Republicanos, Éric Ciotti, de proponer una alianza con la ultraderecha, lo que le ha acabado costando la expulsión de su partido. Si este año se caracterizaba por ser un año marcado por elecciones decisivas en todos los continentes, solo faltaban estas en Francia que pueden suponer un cambio histórico.
En cambio, en España, la voluntad del Gobierno de Pedro Sánchez es mantenerse como sea en el poder y no avanzar las elecciones pese a su fragilidad parlamentaria. Los comicios fueron ganados, otra vez, por el PP, pero la distancia de escaños fue exigua y lograr más del 30% del porcentaje es un éxito viendo cómo se han comportado el resto de las formaciones socialistas en Europa y también aquellas que detentan el Gobierno. Giorgia Meloni, por ejemplo, ha obtenido un porcentaje más bajo que Sánchez.
Durante la tarde del domingo se respiraba en la Moncloa un ambiente de optimismo. Incluso se llegó a pensar en que se podían ganar las elecciones, lo que hubiera supuesto un gran revés a Alberto Núñez Feijóo. Ese sabor agridulce se complicó aún más al día siguiente cuando la líder de Sumar, Yolanda Díaz, anunciaba su intención de dejar la dirección política de la coalición, y cuando se producía la elección de la Mesa del Parlament de Catalunya en la que los socialistas se quedaban sin el control pese a su victoria electoral. Contratiempos para Sánchez, algo a lo que ya está acostumbrado y que no parece que le vayan a hacer cambiar de estrategia: resistir como sea hasta el final de la legislatura.
La primera sesión de control del Gobierno en el Congreso tras las elecciones evidenció la ruptura total entre Sánchez y Feijóo y aventura una confrontación abierta que marcará los próximos meses. A Feijóo se le han acabado las convocatorias electorales, salvo si en Catalunya Salvador Illa no logra acuerdos para su investidura, y a partir de ahora sus esperanzas de que haya un avance electoral dependerán únicamente de la incapacidad de Sánchez de ponerse de acuerdo con sus socios. Las diferencias en el bloque a su izquierda, entre Sumar y Podemos, y la actitud beligerante de Junts y ERC si quedan fuera del Govern de la Generalitat, no predicen una travesía plácida para el Gobierno de coalición. Pero si hay alguien que da muestras de resiliencia y de capacidad de resistencia es Sánchez. No será fácil su tránsito en esta legislatura, pero tampoco será fácil derribarlo. Aquí se lo iremos explicando.
Esta semana hemos podido cerrar una bonita historia que abrimos hace unos días cuando denunciamos en La Vanguardia la injusticia que se cometía con una familia que había aceptado acoger por la vía de urgencia a un bebé durante seis meses, acogida que por un error burocrático se alargó durante tres años. Entonces la Generalitat decidió retirarle la adopción para dársela a otra familia. La pareja adoptiva expuso su caso a nuestro diario mediante la sección de Cartas al Director, explicando que se habían encariñado con el pequeño y pedían que siguiera viviendo con ellos de forma definitiva. Al relatar el caso, la Generalitat reaccionó con diligencia y ha aceptado finalmente que el niño se quede con ellos. Final feliz.
Y también vale la pena recordar otra noticia muy positiva generada por esa vía de comunicación tan necesaria para nosotros como es la sección de Cartas al Director. En este caso fue una suscriptora del diario, una mujer de 91 años, que explicó que una desconocida le ayudó a atarse los zapatos en plena calle cuando iba cargada con bolsas y no podía hacerlo. La mujer iba en moto, la dejó aparcada, le ató los zapatos y se marchó. La suscriptora, Núria Cavestany, se quedó tan sorprendida de la acción que la explicó en una carta a La Vanguardia. El inquieto Jordi Basté leyó la carta en el Món a Rac1 y habló con ella en directo; la mujer mostró su voluntad de conocer a la amable desconocida. Nos pusimos a buscarla y pocos días después, gracias a las gestiones de la sección de Vivir, logramos encontrarla y reunirlas.
Son dos historias cotidianas que seguramente no merecen los grandes titulares pero que nos hacen sentirnos útiles y unidos con nuestra comunidad de lectores. Para eso estamos, para intentar explicarles cada día todo lo que sucede en este convulso mundo.
Feliz viernes.