Imagino la existencia de un cronista histórico de La Parra de las Vegas, amigo de unos jóvenes emprendedores, conducidos por un economista influyente y versado, y salta de inmediato la chispa de la experiencia y la sensata observación social, que conjuntamente incitan a proponer aquí la iniciativa de crear en el pueblo un Mercado Renacentista para impulsar nuevas dinámicas, indispensables para sacar este recodo de su marasmo desfalleciente.
Con esta finalidad me he acercado a Richtopia.com, que ha creado un algoritmo para identificar a los 100 economistas más influyentes del mundo según su presencia en redes sociales como Twitter, Facebook, Wikipedia, YouTube, LinkedIn e Instagram. Al dar un paseo por dichas plataformas digitales, aparecen conformando la primera fila Paul Krugman, Yanis Varoufakis, Juan Ramón Rallo, Daniel Lacalle, Joseph E. Stiglitz y Thomas Piketty, de todos los cuales guardo una amplia colección de trabajos archivados.
Como es bien sabido, la innovación constituye uno de los principales motores del crecimiento económico, pero también promueve mejoras en el terreno de la salud, la desigualdad y las relaciones sociales. Los avances contemporáneos en biología e inteligencia artificial son tremendamente prometedores a la hora de acelerar la prosperidad, mejorar la salud y la educación a nivel mundial sin dejar atrás a los más desfavorecidos y enfrentar retos sociales de todo género.
El análisis económico puede ayudar a detectar muchas fallas, en las cuales las necesidades sociales y los incentivos comerciales para invertir en innovaciones van por carriles muy diferentes de las instituciones actuales, así como aportar datos para la concepción de políticas e instituciones.
Las innovaciones en la prestación de servicios públicos, tales como las nuevas tecnologías para la extensión agrícola digital, enfrentan el problema del monopsonio -explicado por Michael Kremer-, ya que el comprador más probable es el gobierno. Otro factor puede ser la renuencia de los innovadores a invertir en avances con limitadas barreras al ingreso, tales como variedades de cultivos resistentes al clima que los agricultores pueden volver a plantar en otras temporadas sin necesidad de comprar nuevas semillas. Pero lo fundamental, yendo al fondo del asunto que quiero glosar hoy, es que al igual que los bioquímicos e informáticos producen invenciones prácticas en su campo, cada vez más economistas están concibiendo innovaciones sociales en nuestro campo. Y de estas no puede apartarse La Parra, muy necesitada de esas transformaciones.
En este tipo de reconversión es factible insertar la celebración de un pujante Mercado Renacentista de La Parra de las Vegas, que comenzase a andar en 2025. Los Mercados Renacentistas son una forma de recrear la vida y el comercio de la época del Renacimiento. Durante este período, que abarcó desde el siglo XIV hasta el siglo XVII, se produjo un resurgimiento del arte, la cultura y la ciencia en Europa. Los mercados renacentistas son una forma de celebrar este período de la historia y permiten a los visitantes experimentar la vida en la época del Renacimiento.
Sin miedo y como guía de lo que afirmo, ahí están los mercados de Torrelavega, Medina del Campo, Fuensalida, Laredo, Gandía, Torrelodones, Medina de Pomar, Huesca... Los mercados renacentistas se caracterizan por su ambiente festivo y por la venta de productos artesanales y alimentos típicos de la época.
Durante los mercados renacentistas, los comerciantes y artesanos venden productos que son réplicas de los que se fabricaban en la época del Renacimiento. Estos productos suelen incluir artículos de cuero, vidrio, cerámica y metal, así como ropa y joyas elaboradas con técnicas y materiales tradicionales. Además, en los mercados renacentistas a menudo se pueden ver actuaciones de música, teatro y danza que recrean las formas de entretenimiento de la época.
Hoy en día, los mercados renacentistas se celebran en todo el mundo y son una forma de celebrar la historia y la cultura del Renacimiento. Estos mercados ofrecen a los visitantes una oportunidad única para experimentar la vida en la época del Renacimiento y para comprar productos artesanales únicos y de alta calidad.
Bien, así podrían renacer las esencias y la impronta del que fuera Vizcondado de La Parra, un despoblado municipio hoy que, no por esto, puede reclamar y emplazar en este lugar un inmenso muestrario de teatralizaciones, talleres, música, cine, gastronomía..., sin par en toda la provincia de Cuenca. Dé o no dé para ello la Diputación Provincial y sus adláteres etiquetados. Para esta iniciativa el soberano ha de ser el pueblo, sin etiquetas de partidos, ni clanes, ni mucho menos parásitos negociantes del peculio particular.
Perfectamente la fórmula técnico-administrativa podría ser una especie de Consorcio Intermunicipal de La Parra, Las Valeras, Valverde del Júcar, Villaverde y Pasaconsol, Albaladejo del Cuende, Olivares de Júcar, San Lorenzo de La Parrilla, Altarejos, Mota de Altarejos, Valdeganga y Tórtola. Consorcio al que podría dar fondo y forma el Foro Económico y Social Cuenca 2027.
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