No me canso de mirar la fotografía, tomada durante las fiestas patronales de La Parra 2024. La literatura nos recuerda constantemente que la amistad es un tesoro invaluable. Como dijo Emerson, nuestros poderes crecen cuando compartimos afecto con otros. Mis dos primas, Esperanza y Elena, flanquean a Alicia y Mery, como cada año desde hace muchos, y de su porte trasciende a raudales el arte peculiar de dar afecto a los que compartimos de jóvenes con ellas aquel pincel indestructible que siempre ha pintado sonrisas en el lienzo de nuestras respectivas existencias.
Hay una hermosa frase, “bajo el cálido sol del afecto, florecen los más hermosos jardines del alma”, que no tiene un autor específico conocido, y encierra un profundo significado. Nos recuerda que el cariño y la conexión emocional son como la luz del sol que nutre y hace florecer nuestro ser interior. La psicología positiva conecta la afirmación con el vínculo de la amistad.
Este enlace sirve de comunicación con otros seres humanos de manera especial, y, como quiero destacar, ha sido un tema recurrente en la literatura. A lo largo de los siglos, escritores y filósofos han explorado y celebrado la amistad en sus obras. Destacan algunos ejemplos eruditos que acentúan la importancia de esta relación.
Así, Tom Sawyer y Huckleberry Finn: Estos dos personajes, creados por Mark Twain, son inseparables. Juntos, navegan por el río Misisipi, engañan a los chicos del pueblo y viven aventuras inolvidables. Tom es astuto y líder natural, mientras que Huck es inocente y libre de prejuicios. Su amistad simboliza la vida más allá de las convenciones sociales.
También es bueno detenerse aquí en Sherlock Holmes y Watson: El brillante detective Sherlock Holmes y su fiel amigo John Watson son un dúo icónico. Watson lo acompaña en innumerables casos, arriesgando incluso su propia vida. Su amistad es un ejemplo de lealtad y compañerismo en la literatura.
Tampoco conviene olvidar a Ralph Waldo Emerson y la amistad. Este filósofo afirmó que nuestros poderes intelectuales aumentan con nuestro afecto. La amistad, según él, es un vínculo que trasciende las diferencias y enriquece nuestra vida.
A un nivel, las amistades son muy simples. Son lazos entre personas que disfrutan de la compañía del otro. Pero si vamos un poco más hondo, no existe consenso sobre su significado. Procuramos a nuestros amigos por simple y profunda afinidad de espíritu, sin importar qué características tengan distintas a las nuestras; “todas las diferencias pueden confluir en la amistad y la literatura”, diría Francisco Hinojosa. Los amigos dilatan nuestro territorio mental y lo hacen con ese desprendimiento exclusivo de la familiaridad.
Existen personas en nuestras vidas que nos hacen felices
por la simple casualidad de haberse cruzado en nuestro camino.
Algunas recorren el camino a nuestro lado, viendo muchas lunas pasar,
mas otras apenas vemos entre un paso y otro.
A todas las llamamos amigos y hay muchas clases de ellos.
Esto lo escribió Jorge Luis Borges mucho antes de que la palabra “amistad” se expandiera y dislocara para también referir a la lista de nombres que coleccionamos en redes sociales (que ni siquiera nos “hacen felices por la casualidad de haberse cruzado en nuestro camino”, sino que existen en algún lugar amorfo donde ni las vemos ni las tocamos y a veces ni cruzamos palabra con ellas). Pero resulta innecesario repetir lo que tanto se ha dicho acerca de los espejismos de nuestras relaciones virtuales, porque la mayoría de nosotros sabemos que la amistad es otra cosa que el ir y venir de opiniones y críticas. Es estar junto a otro ser humano por elección y establecer una serie de pactos y lealtades. Sabemos también que, al igual que el Internet no reemplazará a los libros físicos en un futuro cercano, tampoco remplazará a nuestros amigos cercanos. Justamente esto último es lo que siento en primera persona cuando me uno cada año el 13 de agosto -al lado de mi querida esposa- a las cuatro damas de la fotografía.
No tiene esto nada de extraño, porque según un estudio innovador realizado por el equipo de investigación liderado por Jessica E. Salvatore, profesora asociada de psiquiatría en la Escuela de Medicina Robert Wood Johnson de Rutgers, se ha demostrado que los rasgos genéticos de los amigos durante la adolescencia pueden afectar significativamente la salud mental y el riesgo de desarrollar adicciones en la adultez temprana. Lo cual confirma que “la amistad duplica las alegrías y divide las angustias por la mitad” (Sir Francis Bacon).
En este largo panegírico se hace preciso saber que, conducidos por la síntesis de Mario Puzo, la amistad vale más que el talento. Vale más que el gobierno." La amistad vale casi tanto como la familia"; ya que como discurrió Montesquieu “la amistad es un contrato por el cual nos obligamos a hacer pequeños favores a los demás para que los demás nos los hagan grandes”. Y con esto acabo, al ponerme en manos de la información suministrada por Elena, reflejada en una foto directamente relacionada con La Parra: el Epitafio del monumento sepulcral de los señores de Cervera Francisco Carrillo de Toledo y Florencia de Luna, en la iglesia de LA PARRA DE LAS VEGAS,
La transcripción del historiador Julián Torrecillas Moya dice:
“Aquí yacen los S(señore)s D(o)n Fra(nisc)o Carrillo de Toledo / S(eño)r q(ue) fue desta v(ill)a dela Pa(r)ra y re(g)idor perpetuo de / la ci (uda)d de Cuenca. Murió a 8 de junio del 1646 a los 63 de su edad. Y D(oñ)a Florencia de Luna Toledo y Guzmán, su mu(j)er, / S(eño)r(a) q(ue) fue desta d(ic)ha v(illa). Murió a 20 de s(rep)tiembr)e del año de 1651 / a los 66 de su edad. Mandó hacer este entierro y retablo el S(eño)r D(o)n Joseph / Carrillo de Toledo, S(eño)r que es desta di(c)ha v(illa). Cavallero / del Ávito de S(a)ntiago, y Familiar del S(ant)o Oficio, / y Regidor Perpetuo de la ciudad de Cu(e)nca, / suo higo. Acavose año de /1653".
Historia del pueblo es, y para esta queda escrita.
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