No quería dejar pasar este mes, que está dando ya sus últimos estertores, sin hacer un breve apunte dedicado a los vanidosos de La Parra, me ha instigado a ello este nene rubio -llamado "Juanandresete"- de la fotografía precedente, tomada en 1952, que siempre guardó en la memoria un refrán conocido por muy pocos: De viñedos, anda La Parra llenos. Se lo enseñó su padre, en cuyo homenaje y para dar a éste tersura literaria, me ahorro otros portillos con el fin de dejar aquí constancia de ese autor, de cuyas memorias he sacado el adagio. Es el primero por la izquierda que porta las andas del Santo Cristo en septiembre de hace muchos, muchos años y fue funcionario del Ayuntamiento del pueblo.
La añoranza del pasado nos retira del presente, sobre todo cuando incurrimos en una cierta manera de usar la palabra “antes”, bien lo tiene explicado el periodista Álex Grijelmo, subdirector de El País. “Antes” contiene mucho más de lo que define su significado. La extensión cronológica de este adverbio abarca lo mismo siglos que horas, días que minutos, pero esta cierta forma de decir “antes” no se define por la distancia temporal, sino por designar un tiempo que ya fue archivado.
“Antes esto se hacía así”, “antes había aquí un parque”, “antes se repetía curso”, “antes me decías otras cosas”. Un revés porque lleva la vista atrás en un signo inexorable que la desvía del presente. Este uso de “antes” da idea de un tiempo irrepetible, abarcador de contextos caducados que nunca podremos recuperar en su esplendor. Lo he observado desde Cuenca en el color de la cuenta de Faceook que tiene ahora el pueblo en 2022, que posee la grandeza de ofrecernos a las personas que no hemos podido estar presentes en su fiesta desarrollada a mediados del fenecido mes.
Decir “antes eso se hacía así” constituye la disculpa perfecta para, al volver los ojos hacia el pasado, quitarle la mirada al presente y no buscar soluciones a los problemas de hoy en función de los tiempos de hoy, con las dificultades de ahora y en el contexto en que vivimos. Afortunadamente las redes sociales ayudan a frenar esa temporalidad.
“Antes” —esa cierta forma de usar “antes”— lo dice todo porque, terminaré con el mismo argumento de Álex Grijelmo, sin expresar un límite concreto a partir del cual se activa el contador del reloj mental de quien habla, remite a un tiempo más que pretérito, a un tiempo anterior, a un momento que se fue definitivamente. Y arroja al pensamiento una comparación inevitable en la que el pasado gana siempre, inútilmente.
[Gracias padre mío, por haberme trasladado al "antes" con tu refrán acendrado e impoluto]
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