Desde el 14 de agosto de 2019 no le dedicaba una columna específica al orgullo parreño. Pero hoy no puedo sustraerme a reservarle un rato de la apretada jornada que me envuelve a rememorar los vínculos con La Parra de las Vegas, porque he sentido una chispa de fresca fragancia, que, vinculada al sentir familiar, me ha trasladado a los viejos tiempos de mi infancia.
Estoy escribiendo una novela ("El artista de Valdeganga") cuya trama, argumento y personajes se ubican en esta villa y sus alrededores. Es tan grande el volumen de documentación que he ido recogiendo, cosa normal si tenemos en cuenta que por deformación profesional -soy un documentalista incorregible- llevo muchos años recopilando información para que ese proyecto se vea convertido en una obra literaria con la calidad adecuada, que los miles de recortes de prensa, decenas de libros complementarios y casi ocho gigas digitales (Gb) que almaceno, sobrepasan la intención inicial: transformar las memorias escritas de mi padre, el incomparable Saturnino, en una novela sensible, articulada y con la forma narrativa más ortodoxa posible.
Y esta mañana, escudriñando en las redes sociales y para grata sorpresa, me he hallado con la cuenta de Facebook de un primo del que hacía decenas de años que no tenía noticias: José Visier Buedo. Su abuelo era tío abuelo mío, el queridísimo Tío Félix, del que mi padre me habló muchas veces. Lo traté desde mi primera infancia hasta que el paso del tiempo y los avatares de la vida nos separaron. Pero, no puedo negarlo, para mi fue la personificación de la nobleza, el estracto del mejor carácter, la simbología de un buen hombre.
Entonces, al ver a mi primo, su fotografía, hemos intercambiado un pequeño chat en Messenger. Y este me ha devuelto el recuerdo de una anécdota que posee el predicamento antropológico suficiente para hacerse eterno en el tiempo de nuestros antepasados.
He visto en José -para mí siempre será "Pepito" el de la Pasión- tantos genes específicos y singulares que ha hecho aflorar el relato de una anécdota que hizo sonreír a muchos parreños, lo mismo que a otros amigos y familiares a los que se la he contado. Así me lo refirió mi padre:
- "Un día tuvieron que ir a Cuenca por unos asuntos administrativos Pepe el de la posada y el Tío Félix, que trabajaban como peones de mantenimiento de la carretera. Y se fueron a un café de la capital. Se sentaron a degustar su consumición frente a un escenario donde cantaba, con cierto gracejo, una ensortijada y pícara artista de cabaret. La letra -que mi padre acompañaba con una musiquilla entonada- decía: `El que tiene un hijo, tiene dos, tiene tres, ..., ya es bastante´. Se miraron con fijeza, sin soltar palabra, Félix y Pepe; y éste, entre mosqueado e incómodo, le soltó con voz grave y alto tono a la cantante: `¿Bastante? ¡Es demás!´. Esto hizo saltar unas enormes carcajadas a los presentes. Y dice la crónica que se oyeron las risas en toda la ciudad".
La historieta ha hecho que acudiese a mi directorio de "Refranes alusivos al parentesco".
Todos tenemos muy claro que no es fácil sentirnos unidos y amar a todos los miembros de nuestra familia. Podríamos decir, casi a modo de metáfora, que llegamos a este mundo como caídos por una chimenea. Nadie puede elegir a su padre, a su madre, a sus hermanos… Por ello, quien viva con plenitud todas esas relaciones de forma positiva cuenta con un auténtico tesoro. Los años y la experiencia personal así me lo permiten ver. Y el refranero me ayuda paulatinamente a entender que afirmar que una familia es feliz simplemente porque no tiene conflictos no es verdad. Todo lo contrario: las familias felices lo son porque aprenden a superar las dificultades, porque reconocen los problemas y buscan soluciones, porque asumen que la felicidad no es una condición dada sino una disposición para favorecer y fortalecer la unión entre los integrantes. Al fin y al cabo:
- PARIENTES DE MIS PARIENTES, MIS PARIENTES SON. Enseña a considerar como propias las personas que son parientes de nuestros familiares.
- PARIENTE QUE NO LUCE, PEDRADA QUE LO DESMENUCE. Las personas que no hacen nada por sus allegados, pudiendo, no es extraño que se las desee mal fin.
- AMOR DE MADRE, NI LA NIEVE LE HACE ENFRIARSE. Refrán que denota la persistencia del amor materno a pesar de las dificultades.
- AL PADRE, SI FUERE BUENO, SIRVELE, Y SI MALO, SUFRELE. Denota el respeto que se debe a los padres, sea cualquiera su conducta.
- A MI PADRE LLAMAN HOGAZA, Y YO ME MUERO DE HAMBRE. Refrán que critica a los que presumen de tener parientes muy ricos o haberlo sido sus antepasados, estando ellos en suma pobreza.
- CONSEJO DE PADRE, GUARDELO EL HIJO CON SIETE LLAVES. Recomienda a los hijos que sigan los consejos de sus padres, porque están siempre fundados en la experiencia y el cariño.
- DE PADRES SANOS, HIJOS HONRADOS. Denota la influencia de los padres en los hijos.
- EL PADRE QUE HA DE HACERSE RESPETAR, A NINGUN HIJO HA DE MIMAR; PORQUE SI A UNO HALAGA y A OTRO DEJA, LA ENVIDIA TIRA DE LA OREJA. Denota que el padre debe comportarse de la misma manera con todos sus hijos.
- SIETE HERMANOS EN UN CONSEJO, A LAS VECES JUZGAN TUERTO, A LAS VECES JUZGAN DERECHO. Denota la diferencia de pareceres cuando se juntan varias personas.
- AMA EL ABUELO AL NIETO, y NO EL NIETO AL ABUELO. Refrán que indica que es más desinteresado el cariño del abuelo que el del nieto.
- CON ACHAQUE DE PRIMO, A LA PRIMITA ME ARRIMO. Refrán contra los que se aprovechan de los parientes.
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