¿Sabían ustedes lo siguiente?:
- Los nacidos en verano son propensos a tener cambios bruscos de humor.
- Los que han nacido en invierno tienden a ser persones que no se irritan con facilidad y saben adaptarse a las circunstancias sin perder la calma.
- Los que cumplen años el primavera se caracterizan, mayoritariamente, por mantener una actitud abierta y optimista.
- Los nacidos en otoño suelen tener predisposición a padecer depresiones.
Pues un estudio de la Universidad de Semmelweis (Budapest) concluye que la estación del año en la que se nace influye, a posteriori, en nuestra forma de ver y vivir la vida, haciéndonos más propensos a ser alegres o depresivos. Dichos análisis liderados por la científica Xenia Gonda, y efectuado a 400 voluntarios, pretendía descubrir si existe relación alguna entre la época del año en la que se nace y el carácter. Y los resultados fueron altamente reveladores: los niveles de dopamina y serotonina, encargados de regular el estado de ánimo y el humor, cambian según el mes de nacimiento.
Junto a esta base, para llegar adónde quiero, tengo que agregar a la vez que, como se recoge en Geografía del Mundo »
Su influjo tiene repercusiones directas sobre la salud, favorece u obstaculiza un gran número de actividades humanas (cultivos agrícolas, ganado, suelo forestal, etc.); condiciona en forma decisiva el ambiente determinando la cantidad y la calidad de la flora y de la fauna, asimismo muy importantes para la prosperidad humana; por último, constituye un elemento de no escasa importancia para el desarrollo social y civil de las poblaciones, influyendo en su modo de ser y en sus costumbres (baste pensar en el carácter generalmente duro y obstinado de los pueblos que habitan en regiones casi incomunicadas por las rudas condiciones climáticas, y en el temperamento pacífico y tranquilo de los habitantes de las zonas templadas donde el clima demasiado suave y dulce hace más fácil y despreocupada la vida).
El clima es, pues, de suma importancia para el hombre; resulta del todo natural que el hombre, deseoso de conocimientos y de saber, venga, desde tiempo inmemorial, estudiando con escrupulosa atención las condiciones climáticas y sus variaciones, tratando de comprender y de describir su génesis y consecuencias, del modo más exacto posible. Por lo demás, no se trata sólo de satisfacer una simple curiosidad.
Entre esas dos ciencias, los conocimientos aportados por la psicología y la geografía me movieron anoche -mientras veía junto a mi esposa y mi hijo un emotivo vídeo realizado por un primo hermano en 1989 y publicado en You Tube- e intentar comprender por qué a los nacidos en La Parra de las Vegas, en Cuenca, se nos tilda en el refranero de vanidosos.
Hay mucho que escribir sobre esto, y deseo que cuanto ahora publico se vea como una mera introducción; una disposición casi antropológica para preparar el caldo de cultivo y ahondar en el tema en colaboraciones posteriores. Espero contar para esta tarea con la ayuda y la cooperación de mis propios paisanos, puesto que como digo en esta materia sólo poseo mucha teoría y pocas resoluciones prácticas. En definitiva, más literatura de constataciones firmes. Y me encantaría saber de una vez los fundamentos del refrán que así lo determina en la subcomarca en la que se asienta el citado municipio, hoy muy despoblado, a consecuencia de las transformaciones socioeconómicas ocurridas en España a finales de los años 50 y durante toda la década de los 60.
(Continuará)
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