(Publicado en El Confidencial-Caffe Reggio, aquí)
El ambiente es de “calma tensa” o de “tregua corta”. Pero el fuego cruzado entre Ferraz y las principales federaciones, de alguna forma, sigue. La dirección de Pedro Sánchez, y el ejército que le sigue, no hace sino resaltar las contradicciones de discurso de los barones respecto a su relación con Podemos -varios gobiernan con el apoyo externo de la formación morada- y proyectar la imagen de “división interna”, así lo llama, dentro de los propios territorios. El objetivo es mostrar que el frente crítico “se ha acobardado” en su hostigamiento al secretario general al ver deshechas parte de sus filas. Una visión que en modo alguno comparten las federaciones, que creen que Ferraz actúa con “nerviosismo” para proteger a su jefe ante la “evidencia” de que no cuenta con una mayoría holgada.
Probablemente, hasta la fecha de la constitución de las Cortes Generales, el 13 de enero, no se producirán movimientos de calado en este delicado juego de ajedrez que libran el equipo de Sánchez y los barones de primer nivel -seis de los siete presidentes autonómicos socialistas, todos salvo la balear Francina Armengol-, pero entretanto la guerra sigue abierta y el PSOE, desangrándose. Los líderes regionales han reconsiderado su postura y han consensuado dar unas semanas de margen a la ejecutiva federal para que “recapacite” y se dé cuenta de que tiene que citar al comité federal -su máximo órgano de poder- antes del 30 de enero para que a su vez convoque el congreso ordinario encargado de ventilar la cuestión central que está fracturando al partido: el liderazgo de Pedro Sánchez y el futuro del proyecto del PSOE en su momento más crítico, cuando ha tocado suelo, con 90 escaños y un magro 22,01% de los votos, el peor dato desde la Transición.
Las federaciones más potentes -Andalucía, Valencia, Castilla-La Mancha, Asturias y Aragón- han aflojado la presión para no “romper el partido”, pero siguen convencidas de que el congreso federal debe celebrarse a últimos de marzo o principios de abril, por lo que como ha de convocarse con 60 días de plazo, el comité federal ha de tener lugar en enero, pues los estatutos del PSOE estipulan que los cónclaves ordinarios están separados, como máximo, por cuatro años, y el anterior arrancó en Sevilla el 3 de febrero de 2012. Si la ejecutiva no reúne al comité federal el próximo mes, los barones forzarán su convocatoria recabando la firma de un tercio de los más de 250 miembros del órgano. Del grupo promotor está algo descolgada Extremadura, cuyo líder, Guillermo Fernández Vara, ya ha expresado sus “dudas” respecto a la fecha más conveniente y a la pertinencia de que se despeje el calendario institucional.
“Un volantazo”
En juego está la secretaría general del PSOE y también la candidatura a la Presidencia del Gobierno, en caso de que haya que repetir las generales. Y estas se calculan hacia finales de mayo o principios de junio. Los barones juzgan que el PSOE necesita “un revulsivo”, “un volantazo”, para evitar hundirse más en esos nuevos comicios y verse superado por Podemos, que ahora está a solo 341.316 votos y 1,35 puntos. Pero los sanchistas ven en esa maniobra un intento de derribar al secretario general como sea.
El secretario de Organización, César Luena, no ha dado pistas de cuándo será el comité federal. “En unas semanas”, dijo el martes en rueda de prensa, y en “unos meses”, el congreso, con un “aplazamiento mínimo” sobre el calendario habitual, cuando se aclare el “calendario político e institucional”, pues no tendría sentido recoger avales para el cónclave mientras se discute sobre la gobernabilidad de España. En las federaciones perciben que Sánchez quiere “blindarse” y ser coronado como candidato una vez más en caso de no lograr la investidura como presidente, su única “tabla de salvación” para sobrevivir en el cargo. Este miércoles, Patxi López, secretario de Acción Política, cargó en las federaciones la responsabilidad de la mala imagen del partido estos días. “Toda esta especie de espectáculo que estamos dando públicamente me parece lamentable en términos del PSOE”, dijo en RNE.
Ferraz interpreta la “marcha atrás” de los líderes autonómicos como una prueba fehaciente de que se han visto obligados a rectificar su posición porque han visto que “no les seguía la militancia”, que se “ha revuelto contra sus jefes”. Porque las federaciones “no son monolíticas” y no comparten la “lucha por el poder” desatada en las alturas. “División que se mostró en el comité federal del pasado lunes”, insisten, porque los críticos “no pudieron recoger firmas porque se habría visualizado que la mitad de sus territorios no les secunda. No les conviene escenificar que no controlan sus federaciones”.
En el entorno del secretario general subrayan que los “serios problemas de cohesión interna” se han “agudizado en las últimas horas”. Ponen varios ejemplos. Uno, Asturias, que preside Javier Fernández, el barón que es tomado como referente moral del partido y que el lunes dijo a la cara a Sánchez que tiene que convocar el congreso ya. Ferraz tiene de enlace en el Principado a la secretaria de Política Municipal, Adriana Lastra, a quien se presumen aspiraciones de suceder a Fernández, y que ella niega con rotundidad. En el equipo del líder dan cuenta de una reunión del presidente asturiano con los secretarios generales locales, el martes, en la que “se quedó en minoría”, porque eran más los que se alinearon con Sánchez y su pretensión de retrasar el cónclave federal.
Lo que ocurrió en Asturias
“Es mentira -contraponen fuentes muy próximas a Fernández-. De las 27 palabras que hubo, solo cuatro eran abiertamente contrarias a celebrar el congreso ya, y que ya esperábamos: los representantes de Laviana y Langreo -cercanos a Lastra-, Siero, que son críticos de toda la vida, e Iván Fernández, el alcalde de Corvera, que ya era la persona de confianza de Pedro cuando compitió contra Edu Madina en las primarias de 2014. Los demás mostraron la preocupación lógica y se vio la clara mayoría a favor de Javier. Sí dijeron que quien suscitó el tema del congreso fue Pedro”, al anunciar, de “forma extemporánea”, el 21 de diciembre, horas después de abiertas las urnas, que optaría a la reelección.
Es solo un ejemplo del vaivén de acusaciones entre Ferraz y los territorios. Otro, la Comunidad Valenciana. La dirección federal sostiene que el president de la Generalitat, Ximo Puig, “no la controla”, pues cuenta con la oposición del secretario provincial en Valencia, el diputado nacional José Luis Ábalos -que ya mostró su apuesta por Sánchez en el comité del lunes-, y de la provincia de Alicante. En el aparato de Puig reconocen las diferencias en Alicante y las discrepancias con Ábalos, que esperan reconducir, pero añaden que su peso orgánico es reducido. La división, en resumidas cuentas, según arguyen en el PSPV, es más reducida que la que muestra Ferraz.
En el círculo del líder también apuntan a la “tremenda” fractura de Aragón, que dirige Javier Lambán -en la comunidad, la principal dirigente sanchista es la secretaria de Administraciones Públicas y cabeza de lista por Zaragoza, Susana Sumelzo-, o la pérdida de predicamento interno de Fernández Vara en varias localidades de Extremadura. Hecho que niegan en ambos territorios. “Esta federación no tiene problemas, y menos Guillermo. Solo buscan intoxicar”, le defiende una dirigente de su máxima confianza.
¿Y Andalucía? Susana Díaz siempre ha presumido de haber sabido “unir” a su federación en torno a ella, superando la división existente entre los partidarios de los expresidentes Manuel Chaves y José Antonio Griñán. Para Ferraz, la baronesa también tiene focos críticos. De nuevo, desmentido desde la otra parte. “Saben que no es ni mucho menos así”, responden en la cúpula del PSOE-A.
Pactos con “independentistas”
Ferraz, pues, quiere hacer añicos la imagen de homogeneidad y cohesión internas de las grandes federaciones aliadas contra Sánchez, subrayando así que con esas fisuras no podrían ganar al secretario general. En el bando del líder se sitúan territorios más pequeños en militantes, y tampoco compactos, como asumen en la sede federal: Galicia, Cantabria, País Vasco, Murcia, Castilla y León, La Rioja, la parte del PSC alineada con su primer secretario, Miquel Iceta, Baleares, parte de Canarias y “el 90% de Madrid”. Pero se anotan asimismo los grupos críticos con los barones de los territorios de mayor peso.
“Se equivocan queriendo prolongar esta defensa malmetiendo en todas las federaciones con mentiras. Van a conseguir lo contrario. El contacto con la militancia lo tenemos nosotros diariamente y nos trasladan su hartazgo con esta situación. Están como los jabalíes heridos, dando dentelladas en todos los frentes sin discriminar, miran su ombligo sin importarle el daño al partido”, oponen desde la cúpula de Fernández Vara. “Muestran un nerviosismo inédito y, de paso, causan un enorme destrozo en el partido”, arropan desde el aparato asturiano. “No nos merecemos lo que están haciendo. Esto no es contra nadie. Es que no podemos quedarnos impasibles mientras nos hundimos, y aunque la militancia puede estar desorientada, virará porque también quiere ganar elecciones”, redondean desde el estado mayor valenciano. En todo caso, insisten en que no responderán a las “provocaciones” de Madrid.
La dirección federal recrimina a los barones que quieran atar en corto a Sánchez con los pactos cuando ellos tuvieron manos libres para acordar tras el 24-M
Ferraz hace hincapié no solo en la “división interna” de las federaciones. También apunta las contradicciones de discurso respecto a Podemos en que, a su juicio, han incurrido los barones críticos. Les afean que ellos, que tuvieron las manos libres para pactar tras las autonómicas y municipales del 24 de mayo, han atado de pies y manos a Sánchez ahora, al imponer como “condición indispensable” para sentarse a negociar con la formación morada que esta renuncie previamente al referéndum de autodeterminación en Cataluña. El propio Sánchez les dirigió un sutil reproche en el comité federal, al recordarles que gozaron de la “confianza” de la dirección federal cuando trabaron sus alianzas. Sus colaboradores se fijaban este miércoles, por ejemplo, en que Puig firmó un acuerdo con Podemos y con Compromís, una coalición formada por varios partidos, uno de los cuales, el Bloc, “mantiene en el artículo 3 de sus estatutos que aspira a la plena soberanía del pueblo valenciano, por lo que ha pactado con independentistas”.
¿Coyunturas idénticas?
Ningún barón socialista gobierna con Podemos, aunque sí recibieron el apoyo o abstención en su investidura, salvo Susana Díaz. Pero los presidentes insisten en que la situación no es comparable, ya que la formación morada en ningún caso puso por delante la ruptura de la soberanía nacional, sino la agenda social, en la que era más sencillo encontrar puntos de contacto con el PSOE. “Y desde las comunidades no se puede definir el modelo territorial”, protestan. Además, las relaciones con el partido de Pablo Iglesias no son gratificantes para todos: Podemos ha tumbado los Presupuestos de Vara y Fernández, y las relaciones con Díaz son pésimas.
La intervención de Eduardo Madina ante el comité federal del PSOE
Los colaboradores de Sánchez encuentran además que Iglesias ha aflojado en su posición sobre la consulta en Cataluña, al no considerarlo una “exigencia absoluta” y juzgar “más urgentes” las cuestiones sociales. “En las negociaciones todo fluye y todo se mueve”. ¿Se sentará a negociar el secretario general con Podemos? “Pedro ya ha dicho que hablará con todas las fuerzas políticas”, responden en su círculo. En Ferraz insisten en que aún es posible conquistar el ‘sí’ de la formación morada y, “sin negociar nada”, la abstención de ERC y PNV, “porque no se puede prohibir a nadie que vote a Sánchez como presidente”. Los barones críticos subrayan que el líder no puede recibir los votos “de los separatistas” de ERC ni aliarse con quien “quiere destruir al PSOE”, Podemos. Opinión que comparte, por cierto, el rival de Sánchez en 2014, Eduardo Madina, fuera del Congreso al sacar el partido sólo seis escaños, y él iba de 7. Así se escucha en el audio de su intervención, a puerta cerrada, en el comité federal, al que tuvo acceso Antena 3.
El núcleo duro de Sánchez sigue creyendo posible, en definitiva, que pueda ser el próximo presidente del Gobierno si Mariano Rajoy no logra la investidura. Los barones ya han advertido de que el escenario más posible es la repetición de elecciones, porque no hay ninguna suma posible a la izquierda, ya que no basta con el ‘sí’ de Podemos (69 escaños) y de IU (2), sino que haría falta al menos la abstención de ERC (9) y PNV (6). “Precisamente por esas intenciones, los barones tendrían que haberse plantado -se lamenta un dirigente territorial-, decirle a Pedro que no tiene la confianza del partido para pactar con nacionalistas y separatistas, que están a otra cosa y no tienen nada que ver con nosotros”.
El pulso, pues, se libra en dos frentes relacionados: los pactos y la presión por el congreso. Y en el campo de batalla se sitúa Susana Díaz, a la que los barones miran como la candidata favorita para heredar la poltrona de Ferraz. Ella no ha dicho aún nada. En el equipo más estrecho de Sánchez creen que ella no luchará por el puesto, porque “siempre amaga y no da”, y se pertrechan detrás de las declaraciones, este miércoles, del vicepresidente andaluz, Manuel Jiménez Barrios, negando su salto a Madrid en este momento. Pero como indican los colaboradores de la presidenta, eso no quiere decir nada, porque no va a despejar su futuro a tres o cuatro meses vista.
Desde Ferraz se malician que Díaz no se lanzará a unas “primarias de resultado incierto”, en las que no tendría garantizado ganar. Y deslizan que pueden solaparse dos procesos: un congreso federal para elegir líder y unas primarias abiertas a simpatizantes para designar al candidato a La Moncloa, porque este es el procedimiento estatutario para nombrar al aspirante presidencial. Los sanchistas están convencidos de que la baronesa andaluza teme formatos abiertos. Los líderes autonómicos, no obstante, creen que Díaz esta vez sí dará el paso y tiene a mano la victoria.
Últimos comentarios