Republica.com | (Publicado en upydasambleamadrid.es, aquí)
Otra vez con la corrupción, la segunda preocupación de los españoles según encuestas. Por ahora. La Operación Púnica le ha estallado al Gobierno y al PP en la cara, tras una semana de pasión con las tarjetas negras y Rato, seguidas de Acebes y compañía. Pocos días antes, Rajoy había afirmado que esos eran casos aislados, unos cuantos entre más de 45 millones de españoles. Frente a esas y parecidas afirmaciones, UPyD -el único partido que se toma en serio esta lacra y lucha contra ella con propuestas- sostiene que existe corrupción institucionalizada y no sólo unas manzanitas podridas aisladas.
Las instituciones de una democracia agujereada han sido ocupadas, tomadas, expoliadas por una élite partidista para su provecho. Son el PPSOE nacionalmente y los autonómicos en sus feudos. Esa ocupación abarca desde las administraciones públicas -sobre todo, la municipal y la autonómica- hasta organismos reguladores y supervisores, pasando por instancias del poder judicial, entre otras. Instituciones alejadas de esas "virtuosas" analizadas por Alexis de Tocqueville. Son "viciosas" por muy virtuosas que sean las personas.
Esas instituciones no integradoras sino extractivas, según terminología de Acemoglu y Williams, producen una democracia cada vez más débil y dificultan, incluso impiden, la recuperación y normalización económica. Su coste político, social y económico es por ello altísimo.
Enfrentar este problema exige primero el diagnóstico correcto, algo que el bloque hegemónico en nuestro país, integrado por los partidos citados y los poderes que los apoyan, no parecen dispuestos a hacer. Como no parecen dispuestos, al menos hasta ahora, a enfrentar seriamente la situación con medidas que van desde las preventivas hasta las sancionadoras. Lo principal es acabar con la impunidad actual, no sólo en la exasperantemente lenta y llena de sorpresas vía judicial, sino sobre todo mediante la política que se resume en que los partidos deben proceder al instante y de manera radical frente a "los suyos".
No basta con presentar disculpas como ha hecho Esperanza Aguirre (Granados lo fue todo en el PP y en la Comunidad de Madrid de su mano) o el propio Rajoy. Ya no basta, porque la indignación ciudadana crece y crece y pide que paguen los culpables, por acción o por omisión.
Como no es fiable un pacto bilateral PP-PSOE que serviría, salvo algunos detallitos para la galería, para tapar mutuas vergüenzas. La corrupción es una manifestación más -importante eso sí- de un sistema, de una democracia oligárquica; en resumen, de un Régimen que está agotado.
Sólo un proceso constituyente con nuevos actores y con muy amplio respaldo ciudadano, hará posible el necesario cambio. En ese proceso, los detentadores actuales del poder deben convencerse otra vez (ya lo hicieron en la transición) de que deben renunciar a algunas cosas, si quieren conservar lo principal. Asaltar los cielos, aparte de una frase muy bonita, es una simpleza y un imposible, porque quienes los ocupan no están dispuestos a eso. Como mucho, a ceder un cachito.
Últimos comentarios