"La solidaridad es la ternura de los pueblos" Gioconda Belli
No hemos querido adelantarnos a los acontecimientos porque estábamos seguros de que, estas ratas de la política, estos paleadores de estiércol y enemigos acérrimos de la convivencia pacífica entre los españoles; no dejarían pasar mucho tiempo, no podrían controlar su impaciencia y no serían capaces de refrenar sus instintos depredadores esparciendo la cizaña de la discordia, más que los días justos para dar la sensación de que eran capaces de respetar el luto nacional por la gran tragedia que ha tenido lugar en la estación de ferrocarril de Santiago. Han sido emocionantes los artículos que se han escrito sobre la tragedia, los obituarios sobre las 79 víctimas que dieron su vida en aquel luctuoso suceso y ejemplar la reacción de los españoles y de aquellas personas de Galicia que arriesgaron sus propias vidas para acudir en ayuda de los siniestrados. España, unida por una vez, ha sabido expresar su dolor y solidaridad ante un desastre de magnitudes catastróficas, como hacía muchos años que no se había conocido.
Pero señores, los chacales acechan a las bestias heridas, se relamen pensando en el festín que les aguarda y son capaces de empezar su banquete, comiéndose viva a la pobre bestia que ya no puede defenderse. En España, por desgracia, abundan esta clase de alimañas que no dudan, aún en los momentos más dramáticos, en lanzarse al gaznate de sus adversarios políticos para ver si consiguen perjudicarlos, desacreditarlos, entorpecer su labor e intentar arrancarles jirones de credibilidad, con el solo fin de conseguir alcanzar sus propios objetivos aunque éstos, como es frecuente que suceda, vayan en contra de los intereses del pueblo español, de su economía y de su prestigio internacional. Y es que existen periódicos, como El País, que incapaces de administrarse adecuadamente, llenos de deudas y en una situación económica inestable; han de demostrar su sectarismo, su compromiso con todos los que intentan derrocar a las derechas del gobierno de la nación ( cuánto nos recuerdan a aquellos rotativos que intentaban, en 1934, por todos los medios, la mayoría ilícitos, segar la hierba debajo de del gobierno de la derecha que había conseguido una victoria aplastante en las elecciones del año 1.933) con campañas orquestadas, aprovechando el más mínimo resquicio para desautorizar al Gobierno de la nación e intentar doblegarlo.
Esta falta de patriotismo, este espíritu de venganza y esta insensibilidad ante la precaria situación de nuestro país, a la que ellos contribuyeron de forma efectiva, intentando disimular los errores del anterior gobierno socialista; gracias a lo cual consiguieron mantenerse en el poder hasta que dejaron a nuestro país al borde de la ruina, a los pies de Europa y con un endeudamiento y una tasa de desempleo que duplicaba ampliamente la media de la Europa comunitaria; puede, en esta ocasión, perjudicar gravemente a nuestras empresas, a nuestra industria ferroviaria y a la conservación de miles de puestos de trabajo que están comprometidos en los proyectos en marcha de contratos millonarios con varios países en los que están previstas importantes instalaciones ferroviarias, que correrían a cargo de importantes empresas españolas, que tanto prestigio han conseguido en todo el mundo.
El afán de buscarle los tres pies al gato demostrado por los periodistas de El País, estas insinuaciones de falta de coordinación en los hospitales donde fueron atendidas las víctimas; este empeño en insistir, una y otra vez, en la falta de las mismas medidas de seguridad que en el resto del recorrido ( recordemos preparado para la llegada del AVE) aunque es un sistema que existe en toda Europa y sólo afecta a unos 3 kilómetros en los que existen señales de advertencia y avisos luminosos que deberían garantizar la seguridad de dicho recorrido si el maquinista se atuviera a las normas establecidas, como ha venido ocurriendo con los miles de viajes que este tipo de trenes ( no de alta velocidad) vienen realizando en el mismo recorrido.; entran en disquisiciones sobre si el puesto de mando tardó una hora y 46 minutos en constituirse, lo que demuestra que tuvieron a un esbirro cronometrando hasta el último segundo para encontrar el "fallo" que andaban buscando, en lugar de congratularse por todo lo que funcionó a las mil maravillas, como se ha demostrado sobradamente.
Lamentable y todavía más lamentable cuando, con esta postura crítica, han contribuido a dar pábulo a los infundios interesados, procedentes de la prensa extranjera comprometida, sin duda, en procurar desacreditar a nuestra red ferroviaria, en un intento de perjudicar, en beneficio a la competencia que ya se frota las manos pensando en la posibilidad de hacerse con los contratos que está consiguiendo España en varios países de todo el Mundo. Un ejemplo de hasta donde puede llegar el extremismo de las izquierdas en su afán de encontrar la más mínima excusa para atacar al gobierno establecido, aún a sabiendas de que, tal y como está el panorama electoral español, lo peor que le podría suceder a España y a los españoles sería que se produjeran unas elecciones anticipadas de las que, sin duda, se podría esperar una atomización del voto que favorecería a los pequeños partidos y formaciones nacionalistas que, sin embargo, complicarían la formación de un Ejecutivo estable, como sucedió no hace muchos años en Catalunya, con el gobierno, nefasto para la comunidad, del famoso Tripartito.
Es evidente, como deja claro el ABC, que existe el propósito por parte de los partidos de la oposición de intentar utilizar, todo lo que pueda dar de sí, el desgraciado accidente de la estación de Santiago para usarlo como arma política. Ya han dado muestras de intentarlo cuando todavía ni se han celebrado los funerales oficiales por las víctimas del descarrilamiento. Y esto ocurre cuando, a diferencia de esta clase política egoísta, insensata, antidemocrática y desnortada que, por desgracia, debemos soportar en este país; hemos tenido ocasión de comprobar la conducta ejemplar, en ocasiones heroica, responsable y compasiva de los españoles, que han sabido dar un ejemplo de cómo deben comportarse los ciudadanos ante un hecho tan traumático y doloroso, sin perder la serenidad, de una forma disciplinada y unánimemente solidaria con todos aquellos, víctimas y familiares, que han padecido los efectos de la catástrofe.
A pesar de estos intentos, burdos y absurdos, de sacar provecho de las desgracias ajenas no podemos menos de alabar, en esta ocasión, el exquisito comportamiento de nuestras autoridades, desde la ministra de Fomento, presente desde los primeros momentos, hasta el señor Feijoo, un ejemplo de cómo debe manejarse una situación desde el puesto de máxima autoridad del Gobierno autonómico o el señor Rajoy que no ha perdido tiempo en presentarse en el lugar de los hechos, sin olvidarnos del jefe de la oposición, señor Rubalcaba que ha sabido asumir sus responsabilidades, sin que se le pueda poner un pero a su discreta presencia. Lástima que, para algunos, los eternos disconformes, los antisistemas de turno, los que no saben cuando deben permanecer callados y siguen rebuznando aún en los momentos más dramáticos, dando la verdadera medida de su talla moral, su fanatismo sectario, su escaso discernimiento y lo difícil que les va a resultar conseguir convencer a los españoles de que se les debe votar para gobernar.
Lástima de que, una vez más, los más ruidosos, los progresistas inmaduros que pretenden crear el caos en nuestra nación, hayan puesto la nota discordante en un episodio luctuoso en el que, el pueblo español, ha sabido comportarse y dar ejemplo a quienes nos vienen observando de que, cuando es preciso, todos sabemos reaccionar unánimemente ante una situación capaz de tocar nuestra fibra emocional. Estamos orgullosos de ello.
Miguel Massanet Bosch
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