REFUNDAR EL PSOE: La hipocresía de la izquierda lleva al PSOE, en el Día Internacional de la Mujer, a asociarse con un delincuente condenado por acoso para asaltar el Poder en la Alcaldía de Ponferrada
ROBERTO BENITO MADRID (Publicado en e-pesimo Auxiliar 1 El Mundo, aquí)
09/03/2013 PORTADA
El PSOE se disponía ayer a celebrar la obtención de la Alcaldía de Ponferrada, aunque fuera a costa de pactar una moción de censura contra el regidor del PP con Ismael Álvarez, el ex alcalde condenado por acoso sexual en el caso Nevenka. Sin embargo, la bronca interna que se organizó por el acuerdo obligó finalmente a Rubalcaba a rectificar.
El PSOE ya no disfruta ni de sus fechas señaladas. Ayer, Día Internacional de la Mujer, el partido se vio envuelto en la nueva bronca, esta vez por la moción de censura que los socialistas pactaron y materializaron en Ponferrada (León), en alianza con la formación de Ismael Álvarez, el ex alcalde de la localidad que fue condenado por acoso sexual en 2002 en el caso Nevenka.
El pacto entre el PSOE ponferradino e Independientes Agrupados de Ponferrada (IAP), el partido que formó Álvarez para presentarse a las elecciones municipales de 2011, se conocía desde 11 días. Los dos suman 13 concejales, suficientes para desalojar de la Alcaldía al PP, que llevaba dos años gobernando con mayoría simple en el Pleno.
Sin embargo, no fue hasta ayer por la mañana, día en que se consumó la insólita alianza política, cuando el asunto provocó un terremoto interno en el PSOE, en forma de enérgicas protestas por el pacto alcanzado con el político condenado por acoso sexual.
Carme Chacón fue la primera en disparar, señalando que era «insoportable» que los socialistas fueran a conseguir la Alcaldía con «el voto de un acosador sexual». Pero no fue la única, ni mucho menos.
Desde Andalucía, la presidenta del partido en la comunidad y la consejera de Presidencia no tardaban en unirse a las críticas. La primera, Amparo Rubiales, lo calificaba directamente como una «vergüenza inadmisible» y advertía de que «no todo vale» en política. Y la segunda, Susana Díaz, aseguraba que «lo sucedido en el Ayuntamiento de Ponferrada» le «indigna como mujer» y le «ofende como socialista».
Las dos forman parte del círculo político más cercano al presidente de la Junta de Andalucía y del PSOE, José Antonio Griñán, lo que marcaba que las protestas internas por la permisividad de la dirección con lo que estaba sucediendo en Ponferrada no eran aisladas.
En el propio PSOE de León, 360 militantes se habían adherido a un manifiesto impulsado por un grupo de mujeres del partido en contra de la moción de censura.
En las críticas, había además una referencia inevitable al 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, una fecha especialmente celebrada por el PSOE, que tiene en las políticas de igualdad una de sus banderas políticas.
Sin ir más lejos, la vicesecretaria general, Elena Valenciano, había presidido un acto por la mañana en la sede del partido en Ferraz, en el que había acusado al Gobierno de «no mover un dedo por el conjunto de las mujeres» y de ser una «losa que pesa sobre los hombros y sobre la desigualdad».
Más allá, el PSOE tuvo en su día una actitud muy beligerante en el caso Nevenka, tanto en la defensa de la concejal que había sufrido el acoso del alcalde, como en las críticas a la sentencia con que finalizó el proceso, que limitó el castigo a Ismael Álvarez a una multa.
La portavoz del partido en Ponferrada se reunió con Nevenka Fernández antes de que ésta presentara su dimisión y se querellara contra el alcalde, y posteriormente declaró en el juicio. A nivel nacional, la entonces secretaria de Igualdad del PSOE, Micaela Navarro, llegó a afirmar que la pena de multa era «irrisoria» y desalentadora para las víctimas de acoso sexual. «No la compartimos, porque es sorprendente que en este país sea tan barato acosar a una mujer; hay que ser más cuidadosos para proteger de verdad a las mujeres», dijo en mayo de 2002, tras conocerse la sentencia.
Los socialistas apoyaban la petición que hizo la defensa de Nevenka, que quería que el alcalde de Ponferrada fuera condenado a una pena de prisión.
Ayer, cuando el incendio ya se estaba extendiendo, la actual dirección del PSOE se apresuró a defender la moción de censura que se había materializado por la mañana en Ponferrada.
Según aseguró el secretario de Organización, Óscar López -que, además, es el hombre fuerte del partido en Castilla y León-, el acuerdo para expulsar al PP de la Alcaldía y elegir a un nuevo alcalde del PSOE tenía como «condición taxativa» que el ex alcalde condenado por acoso sexual abandonara la política.
Álvarez se ha comprometido a ello y está previsto que hoy materialice su salida, pero ayer estuvo en el Pleno y votó a favor de la moción de censura junto a los otros cuatro concejales de su partido y los ocho del PSOE. Y ésa es la escena que resultaba insoportable para muchos militantes socialistas.
La actual secretaria de Igualdad del partido, Purificación Causapié, también dio por bueno el pacto ponferradino, aunque en su caso sí señaló que «hubiera querido que el acuerdo se cerrara después de que el acosador saliera de la política».
Con este panorama delante, Alfredo Pérez Rubalcaba decidió finalmente intervenir en el asunto a última hora de la tarde de ayer. El malestar interno se extendía, su rival en el congreso del PSOE del año pasado había sido la primera en manifestar su malestar, hoy tiene una entrevista en un popular programa de televisión y, para completar el cuadro, el PSOE de Andalucía entrega también hoy un premio a José Luis Rodríguez Zapatero por su defensa de la igualdad.
A las 19.50 de la tarde, seis horas después del Pleno en Ponferrada y 11 días después de que el PSOE y el partido de Ismael Álvarez cerraran el acuerdo, los socialistas difundieron una nota en la que anunciaban que Rubalcaba ordenaba «rectificar la moción de censura». «El secretario general no comparte cómo se han hecho las cosas y ha ordenado que el alcalde elegido hoy renuncie, para que, sólo una vez que Ismael Álvarez haya presentado su dimisión y haya abandonado la política, se pueda volver a retomar la elección de alcalde», decía el comunicado.
Es decir, que la dirección del PSOE decidía parar el acuerdo de Ponferrada a posteriori. Según las «órdenes» de Rubalcaba, el recién elegido alcalde, Samuel Folgueral -que ayer celebró por todo lo alto su elección-, debe dimitir, esperar a que Ismael Álvarez materialice hoy su renuncia a la política y deje su acta de concejal, y posteriormente repetir la votación en otro Pleno.
El comunicado del PSOE ayudó a calmar los ánimos en el partido y poco después algunos ya celebraban que «por fin» Rubalcaba había «retomado los principios que nunca debieron perderse», como señaló la secretaria de Organización del partido en León. Sin embargo, el nuevo alcalde anunció por la noche, a través de un comunicado del PSOE, que no iba a dimitir, ya que Ismael Álvarez ya va a dejar hoy el Ayuntamiento, informa Europa Press. Con su salida, Folgueral considera que se cumplen las condiciones exigidas por Rubalcaba, aunque el secretario general había sido muy claro en pedir su renuncia.
Desde el PP hubo pocas declaraciones. La más crítica fue la del portavoz adjunto en el Congreso, Rafael Hernando, que reprochó a Valenciano sus palabras de la mañana, diciendo que, a ella, «lo que le molan son los dedos de los condenados por acoso sexual, si le sirven para conseguir el poder como en Ponferrada».
Más comedida, la vicepresidenta, Soraya Sáenz de Santamaría, preguntada sobre el asunto en la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros, recordó que hay delitos «de naturaleza intolerable» a los que se les debe dar «el trato adecuado», y señaló que «cada uno tendrá que dar cuenta y explicaciones de por qué toma determinadas decisiones».
La bronca en el PSOE obliga a Rubalcaba a recular en Ponferrada
Ordena dimitir al nuevo alcalde hasta quese vaya el acosador que le dio la Alcaldía

El PSOE ya no disfruta ni de sus fechas señaladas. Ayer, Día Internacional de la Mujer, el partido se vio envuelto en la nueva bronca, esta vez por la moción de censura que los socialistas pactaron y materializaron en Ponferrada (León), en alianza con la formación de Ismael Álvarez, el ex alcalde de la localidad que fue condenado por acoso sexual en 2002 en el caso Nevenka.
El pacto entre el PSOE ponferradino e Independientes Agrupados de Ponferrada (IAP), el partido que formó Álvarez para presentarse a las elecciones municipales de 2011, se conocía desde 11 días. Los dos suman 13 concejales, suficientes para desalojar de la Alcaldía al PP, que llevaba dos años gobernando con mayoría simple en el Pleno.
Sin embargo, no fue hasta ayer por la mañana, día en que se consumó la insólita alianza política, cuando el asunto provocó un terremoto interno en el PSOE, en forma de enérgicas protestas por el pacto alcanzado con el político condenado por acoso sexual.

Desde Andalucía, la presidenta del partido en la comunidad y la consejera de Presidencia no tardaban en unirse a las críticas. La primera, Amparo Rubiales, lo calificaba directamente como una «vergüenza inadmisible» y advertía de que «no todo vale» en política. Y la segunda, Susana Díaz, aseguraba que «lo sucedido en el Ayuntamiento de Ponferrada» le «indigna como mujer» y le «ofende como socialista».
Las dos forman parte del círculo político más cercano al presidente de la Junta de Andalucía y del PSOE, José Antonio Griñán, lo que marcaba que las protestas internas por la permisividad de la dirección con lo que estaba sucediendo en Ponferrada no eran aisladas.
En el propio PSOE de León, 360 militantes se habían adherido a un manifiesto impulsado por un grupo de mujeres del partido en contra de la moción de censura.
En las críticas, había además una referencia inevitable al 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, una fecha especialmente celebrada por el PSOE, que tiene en las políticas de igualdad una de sus banderas políticas.
Sin ir más lejos, la vicesecretaria general, Elena Valenciano, había presidido un acto por la mañana en la sede del partido en Ferraz, en el que había acusado al Gobierno de «no mover un dedo por el conjunto de las mujeres» y de ser una «losa que pesa sobre los hombros y sobre la desigualdad».
Más allá, el PSOE tuvo en su día una actitud muy beligerante en el caso Nevenka, tanto en la defensa de la concejal que había sufrido el acoso del alcalde, como en las críticas a la sentencia con que finalizó el proceso, que limitó el castigo a Ismael Álvarez a una multa.
La portavoz del partido en Ponferrada se reunió con Nevenka Fernández antes de que ésta presentara su dimisión y se querellara contra el alcalde, y posteriormente declaró en el juicio. A nivel nacional, la entonces secretaria de Igualdad del PSOE, Micaela Navarro, llegó a afirmar que la pena de multa era «irrisoria» y desalentadora para las víctimas de acoso sexual. «No la compartimos, porque es sorprendente que en este país sea tan barato acosar a una mujer; hay que ser más cuidadosos para proteger de verdad a las mujeres», dijo en mayo de 2002, tras conocerse la sentencia.
Los socialistas apoyaban la petición que hizo la defensa de Nevenka, que quería que el alcalde de Ponferrada fuera condenado a una pena de prisión.
Ayer, cuando el incendio ya se estaba extendiendo, la actual dirección del PSOE se apresuró a defender la moción de censura que se había materializado por la mañana en Ponferrada.
Según aseguró el secretario de Organización, Óscar López -que, además, es el hombre fuerte del partido en Castilla y León-, el acuerdo para expulsar al PP de la Alcaldía y elegir a un nuevo alcalde del PSOE tenía como «condición taxativa» que el ex alcalde condenado por acoso sexual abandonara la política.
Álvarez se ha comprometido a ello y está previsto que hoy materialice su salida, pero ayer estuvo en el Pleno y votó a favor de la moción de censura junto a los otros cuatro concejales de su partido y los ocho del PSOE. Y ésa es la escena que resultaba insoportable para muchos militantes socialistas.
La actual secretaria de Igualdad del partido, Purificación Causapié, también dio por bueno el pacto ponferradino, aunque en su caso sí señaló que «hubiera querido que el acuerdo se cerrara después de que el acosador saliera de la política».
Con este panorama delante, Alfredo Pérez Rubalcaba decidió finalmente intervenir en el asunto a última hora de la tarde de ayer. El malestar interno se extendía, su rival en el congreso del PSOE del año pasado había sido la primera en manifestar su malestar, hoy tiene una entrevista en un popular programa de televisión y, para completar el cuadro, el PSOE de Andalucía entrega también hoy un premio a José Luis Rodríguez Zapatero por su defensa de la igualdad.
A las 19.50 de la tarde, seis horas después del Pleno en Ponferrada y 11 días después de que el PSOE y el partido de Ismael Álvarez cerraran el acuerdo, los socialistas difundieron una nota en la que anunciaban que Rubalcaba ordenaba «rectificar la moción de censura». «El secretario general no comparte cómo se han hecho las cosas y ha ordenado que el alcalde elegido hoy renuncie, para que, sólo una vez que Ismael Álvarez haya presentado su dimisión y haya abandonado la política, se pueda volver a retomar la elección de alcalde», decía el comunicado.
Es decir, que la dirección del PSOE decidía parar el acuerdo de Ponferrada a posteriori. Según las «órdenes» de Rubalcaba, el recién elegido alcalde, Samuel Folgueral -que ayer celebró por todo lo alto su elección-, debe dimitir, esperar a que Ismael Álvarez materialice hoy su renuncia a la política y deje su acta de concejal, y posteriormente repetir la votación en otro Pleno.
El comunicado del PSOE ayudó a calmar los ánimos en el partido y poco después algunos ya celebraban que «por fin» Rubalcaba había «retomado los principios que nunca debieron perderse», como señaló la secretaria de Organización del partido en León. Sin embargo, el nuevo alcalde anunció por la noche, a través de un comunicado del PSOE, que no iba a dimitir, ya que Ismael Álvarez ya va a dejar hoy el Ayuntamiento, informa Europa Press. Con su salida, Folgueral considera que se cumplen las condiciones exigidas por Rubalcaba, aunque el secretario general había sido muy claro en pedir su renuncia.
Desde el PP hubo pocas declaraciones. La más crítica fue la del portavoz adjunto en el Congreso, Rafael Hernando, que reprochó a Valenciano sus palabras de la mañana, diciendo que, a ella, «lo que le molan son los dedos de los condenados por acoso sexual, si le sirven para conseguir el poder como en Ponferrada».
Más comedida, la vicepresidenta, Soraya Sáenz de Santamaría, preguntada sobre el asunto en la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros, recordó que hay delitos «de naturaleza intolerable» a los que se les debe dar «el trato adecuado», y señaló que «cada uno tendrá que dar cuenta y explicaciones de por qué toma determinadas decisiones».
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