"El honor es la poesía del deber" (Alfred Victor de Vigny)
Esta visto que, en esta España irreconocible de hoy, todo aquel que saca a relucir los preceptos constitucionales, que pretende que se exija en sus propios términos lo dispuesto en la normativa de la Carta Magna o se atreve a sacar el patriotismo de su sagrario en el corazón de persona bien nacida, es, sin duda, objeto de los más viles, descastados, sectarios y antipatrióticos ataques por parte de aquellos que le temen, más que a su propia estupidez y falta de casta, el que pueda haber un ciudadano que tenga lo que hay que tener, para ponerles los puntos sobre las íes y denunciar públicamente a aquellos insurrectos y traidores a la patria que con sus actos, manifestaciones e insultos a los símbolos nacionales, hace ya tiempo que debieran de haber sido puestos a disposición de la Justicia, para que respondieran de sus actos como responsables del gobierno de una comunidad española.
Estos iluminados separatistas que han incurrido, con sus bravatas y desafíos al Estado de Derecho, en un intento del delito de sedición pretenden destruir la unidad de España y destruir la solidaridad entre todos los pueblos españoles, principios que figuran especificados en nuestra Constitución de 1.978; parece que cuentan con una bula especial ( como la que se les concedió cuando, con el apoyo de la Generalidad, se llevaron a cabo consultas en todos los pueblos catalanes, sobre si deseaban independizarse de España o no) que les permite salir indemnes pese a que, en muchos casos, se han quemado públicamente retratos de los reyes o banderas de España ante la pasividad, si no cooperación, de las autoridades locales.
Estas actitudes levantiscas y provocativas debieran de haber sido motivo de que todo el resto de España se hubiera sentido ofendida y traicionada, siendo obligación de Gobierno de la nación, cortar de tajo estos intentos de rebelión, usando los medios previsto en la Constitución, para evitar que estas brasas del separatismo pudieran extenderse y prender en otros lugares de la nación, que pudieran querer seguir el nefasto ejemplo de los separatistas catalanes. En lugar de ello, los españoles hemos asistido estupefactos a los miedos, los titubeos, los intentos de restarle importancia a los hechos, claramente anticonstitucionales, suplidos por una especie de lucha dialéctica de intercambio de mensajes más o menos altisonantes, que parece que sólo tienen la finalidad de dar la sensación de querer encubrir la evidente realidad de que, Catalunya, pretende independizarse y que los españoles que nos consideramos como tales y vivimos en ella, podemos quedarnos reducidos a meros rehenes del nacionalismo excluyente.
Y que, en esta situación, con un gobierno de derechas o que, al menos, se nos presentó como de centro-derecha, pueda suceder que, cuando un caballero español, el Exmo.General de brigada, don Angel L. Pontijas Deus, habla claro, denuncia hechos evidentemente de carácter delictivo y se extraña, como nos extrañamos millones de españoles, que no se haya hecho nada para impedir que se siga adelante con la deriva separatista; la única cosa que se le ocurra al señor ministro de Defensa es, como si el patriota hubiera cometido una falta grave por exponer su opinión, destituirlo fulminantemente como director de la publicación militar "Ejército". ¡Inaceptable! ¿Tanta diligencia para qué?, ¿acaso por miedo de que los socialistas les acusaran de blandos? O ¿para ganarse el aplauso de un individuo como el señor López Garrido? O porque saben que lo que ha dicho el general no es más que la verdad y que es el propio Gobierno quien con su falta de coraje, su galleguismo contemporizador y su miedo a un enfrentamiento de ideas de ideas morales y éticas, prefiere ceder –como lo viene haciendo con el caso de la reforma de las Ley del aborto o ha sucedido al no reformar la ley del famoso "matrimonio" entre homosexuales o lesbianas – e intentar contemporizar y quitarles importancia a situaciones que todos sabemos que la tienen y que, su pasividad, sólo puede dar lugar a que cuando se quiera remediar ya sea demasiado tarde para hacerlo o sea preciso que sean los militares los que, de acuerdo con lo establecido en el Artº 8 de la Constitución, tengan que defender la unidad de España.
¿Acaso se le ha concedido al señor Más, que ataca, insulta e induce a la sedición al pueblo catalán, una bula especial para levantarse en contra de los preceptos constitucionales? El señor López Garrido levanta los brazos al cielo y besa los pies al señor ministro de Defensa, señor Morenés, por haber destituido al señor Pontijas por haber expresado, en una revista de los jubilados del Ejército, una opinión sobre una situación que, de un modo u otro atañe también a las fuerzas armadas, obligadas a permanecer vigilantes y esperando las órdenes, en su caso, de SM el Rey, para intervenir. ¿Acaso el Artº 20, apartado a), al reconocer el derecho "A expresar y difundir libremente los pensamientos, ideas y opiniones mediante la palabra, el escrito o cualquier otro medio de reproducción" y comprometerse a protegerlo, establece distinciones entre hombres, mujeres, civiles, militares o religiosos? El señor Garrido parece que quiere establecer, de nuevo, el estalinismo que le resulta tan familiar de los tiempos en los que militaba en el PCE y volver a reestablecer la censura (aquella que tanto han criticado de los tiempos de Franco) para evitar que las ideas puedan ser aireadas libremente.
Dice el insigne letrado "Quien tiene opinión política es el Gobierno o el Parlamento, pero en absoluto el Ejército" ¡Bravo! Un ejercicio de verdadera "democracia" al modo del señor Hugo Chávez de Venezuela o de los Castro de Cuba. No en balde hablan el mismo idioma político. Para este comunista reciclado al socialismo que es el señor López Garrido nadie, en este país, puede tener y dar a conocer su opinión política. Si en el ejército se admiten a mujeres, a homosexuales y a inmigrantes que vienen de otros países ¿le parece que, por el simple hecho de formar parte de las fuerzas armadas, se les va a privar de opinar sobre política?, ¿en qué clase de sociedad piensa que estamos el señor López Garrido? Yo lo que creo es que siguen la política que, desde hace años inició el PSOE, de ir desmantelando el Ejército y depurándolo de los buenos militares, los patriotas, para dejar sólo los que les son adeptos. Una política que le encargaron continuar a la señora Chacón, cuando fue ministra de Defensa, felizmente destituida del cargo.
Un error garrafal del gobierno del señor Rajoy, uno más y, para los que votamos al PP, ya nos viene pareciendo que son demasiados. Una demostración de que existe un cierto juego sucio para intentar contentar a todos cuando, lo cierto es que, hasta ahora, no han conseguido contentar a nadie, ni a sus propios simpatizantes, que ya empezamos a preguntarnos si, aquellos a los que elegimos para sustituir al PSOE, empiezan a dar muestras de tener unas maneras de gobernar demasiado parecidas a las del anterior gobierno de Zapatero. ¿Pero de qué les sirve tener una mayoría absoluta, si no la usan como los ciudadanos les pidieron, para que le dieran la vuelta a España, como si fuera una alfombra, y la sacudieran de tantos parásitos, incluidos los que se escondían en las alfombras de su propio partido?
En todo caso, nos emociona y conforta que, en esta España de tanto laicismo, materialismo, progresismo y antipatriotismo, todavía existan personas que no temen decir lo que piensan, aún a sabiendas que les puede acarrear problemas personales. Mi respeto y consideración por el Exmo. señor don Angel Luis Pontijas Deus. Como decía Alfred Victor de Vigny: "El honor es la poesía del deber". Pues eso.
Miguel Massanet Bosch
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