Matthew Lynn (Publicado en elEconomista.es, aquí)
- Pese a lo que se dice, Alemania será la gran perdedora de la crisis a medio plazo
No se llega a ser gestor multimillonario de un fondo de cobertura regalando dinero
a los inversores. Por eso cuando Louis Bacon, uno de los grandes del sector, con
un historial de veinte años obteniendo rendimientos estelares para sus
inversores, decide que los mercados se están comportando de una manera tan
extraña que ni siquiera él los entiende, los demás deberíamos tomar nota.
La decisión de devolver una cuarta parte del dinero de su fondo macro (unos 2.000
millones de dólares en total) esconde un argumento revelador. La crisis del euro
se ha vuelto tan compleja y politizada que resulta imposible ganar dinero.
Aunque es verdad que la crisis del euro no ha producido aún un George Soros o un John
Paulson (alguien que apueste contra la corriente y gane a lo grande), eso no
significa que no vaya a aparecer tarde o temprano. Es más, por una vez Bacon se
equivoca. Habrá grandes ganancias
para los inversores más listos, aunque habrá que esperar algunos años.
Bacon parece sostener que los políticos como la canciller alemana Angela Merkel han
conseguido que el mercado no pueda seguir su curso normal. Los precios y
resultados están tan manipulados por presidentes, cancilleres y banqueros
centrales que han dejado de tener sentido y por eso resulta imposible
predecirlos. "La implicación política es extrema. No se había visto nada igual
desde la posguerra", comentó Bacon en una entrevista. "Están tratando de
desbaratar los resultados naturales del mercado. Sorprende lo importantes que
pueden ser las decisiones de una sola persona (Angela Merkel) para los mercados
internacionales".
Algo de razón tiene. Cuesta hacer dinero cuando una cumbre a altas horas de la noche
entre el presidente francés y el primer ministro español puede cambiar de
repente las reglas del juego, aunque pocos llorarán por ello. Pese a lo que
algunos en la comunidad de los fondos de cobertura puedan pensar, los mercados
financieros no están ahí para que los multimillonarios jueguen a los bandoleros.
Es más, a la mayoría de la gente le parecerá bien que los especuladores no sean
capaces de ganar dinero con la crisis.
Pero, a decir verdad, el argumento de Bacon tiene un elemento interesante. Hasta
ahora, no ha habido ningún George Soros capaz de amasar miles de millones
apostando contra el precursor del euro, el mecanismo de tipos de cambio de
principios de los noventa. Ni tampoco ha habido un John Paulson que consiguiera
una fortuna apostando contra el mercado estadounidense de hipotecas basura en la
última década.
Eso tiene tres explicaciones. Una es que los precios se han mantenido
sorprendentemente bien hasta el momento. El propio euro apenas ha bajado
marginalmente frente al dólar, de 1,35 en marzo al 1,23 actual. No se puede
llamar colapso, sino la clase de movimiento típico de un año soso sin demasiado
que contar. Los bonos alemanes se han comportado bien, al igual que los
franceses, pese a todas las predicciones de que el país sería el próximo en la
lista negra del mercado de bonos. Si ha tomado posiciones cortas con los bancos
italianos, ha hecho bien, aunque no es exactamente un gran mercado y habrá
tenido que ser muy ágil para no quemarse cuando subieron los precios.
Después, el que apueste contra el euro se enfrenta al Tesoro alemán y al Banco Central
Europeo, dos instituciones con amplios recursos y más capacidad que la suya. El
euro tal vez sea insostenible a medio plazo, pero los países ricos pueden hacer
muchas cosas para posponer lo inevitable y habrá que esperar un tiempo hasta que
la élite europea esté dispuesta a tirar la toalla de la moneda única. En tercer
lugar, ¿con qué comerciar exactamente? No existe un instrumento obvio que se
pueda comprar si cree que el euro dejará de existir dentro de cinco años.
Tampoco lo había con el mercado de hipotecas basura de Estados Unidos, aunque
eso no impidió que los más astutos lo encontraran. Tal vez haya un fondo
inteligente en alguna parte que haya dado con el activo que subirá si la moneda
única se desintegra, aunque si existe lo tienen muy bien guardado.
Se podrá ganar dinero... pero no todavía
¿Tiene razón Bacon? ¿Será verdad que nadie puede beneficiarse de la crisis? No
exactamente. Se podrá ganar dinero? pero no todavía. No hay estrategias de éxito
para esta fase de la crisis. Las únicas oportunidades reales tendrán lugar
cuando la moneda única se acabe disolviendo. Llegado ese momento, surgirán dos
grandes negocios.
Uno será vender Alemania. Pese a lo que
tanto se dice, Alemania será la gran perdedora de la crisis a medio plazo.
Una moneda artificialmente baja ha convertido el país en una máquina exportadora
(China con salchichas). Con su propia moneda, que subirá en valor, sus
fabricantes desaparecerán del mapa. Y sus bancos tendrán que cargar con todas
las pérdidas de la deuda de los países periféricos. Habrá quiebra durante toda
una generación.
El otro será comprar títulos españoles
e italianos. Ambos países tienen muchas grandes empresas de éxito, del
comercio minorista a la alimentación, pasando por la ingeniería. Si se salen del
euro, renegarán de sus deudas o las verán condonadas. Y las nuevas monedas se
devaluarán masivamente, dando un empujón competitivo instantáneo a las
industrias nacionales. Ambos proporcionarán un impulso considerable y, juntos,
turboalimentarán las economías. Se recuperarán mucho más rápido de lo que se
espera y también sus mercados de capital, que ya comercian a nivel de saldo.
Ambos negocios van contra la marea (que se apiñará junto al nuevo marco y
desechará la peseta y la lira) y serán grandes vencedores, aunque todavía habrá
que esperar algunos años más -un horizonte quizá demasiado lejano para un gestor
de fondos-.
Matthew Lynn, Director ejecutivo de la consultora londinense Strategy Economics.
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