(Publicado en La Vanguardia-Reggio´s, aquí)
Transbordo, Moncloa
Acaba otra semana intensa, bronca y en algunos momentos dramática para el país. La mayoría absoluta se impuso de forma rotunda y desarboló cualquier intento de oposición. Las autonomías sufrieron un asedio de imagen como nunca se había visto. El ministro Montoro hizo un discurso que abandera el nacionalismo español. La ilusión de la recuperación inmediata sólo por el hecho de que ganara Rajoy se está desvaneciendo. El Gobierno cambia, pero dice que no cambia, y hace suyas medidas que en otro tiempo le valieron a Zapatero la acusación de debilidad ante los terroristas de ETA. ¿Y qué es todo eso? Importante, trascendente, hasta histórico. Pero una nimiedad ante la triste, la deprimente revelación de la Encuesta de Población Activa: España sólo fabrica parados. En el primer trimestre, 4.000 diarios.
Hagamos una levísima prospección de futuro, pues lo alarmante ya no es el desastre producido, sino el que puede venir. Se calcula que no habrá recuperación hasta el 2013 ni creación de empleo hasta el 2014, por lo que nadie puede predecir cuántos puestos de trabajo se pueden destruir aún. Todos los desempleados son de larga duración, y los mayores ni siquiera tienen esperanzas de trabajar algún día. Hay sectores que aún no hicieron su regulación, y se habla de avalanchas de despidos en algunos, como el de medios de comunicación. Es probable que las medidas de austeridad provoquen otra oleada de despidos en las administraciones. Y falta por aplicar la reforma laboral en toda su amplitud.
Con estas circunstancias por delante, el diario La Voz de Galicia publicaba ayer una información especialmente doliente para este cronista: en la comunidad gallega ya hay más parados y jubilados que gente trabajando. ¿Podremos ver esa situación en el conjunto de España? Hagan ustedes una suma: 9 millones de pensionistas y 6 millones probables de parados dan 15 millones de personas, y creciendo. La población ocupada es de 17,4 millones. Se estrecha el margen. Una región es sostenible por la solidaridad de las demás. Un país entero sería inviable. Esa es la dimensión del desafío, que se añade a los dramas personales y familiares que hay detrás de cada parado.
Ante ello, necesito decir alguna cosa. Primera, que es demasiado cruel la depuración que se está haciendo al amparo de la reforma laboral: alguien tendría que imponer algún límite. Segunda, que es indignante el debate y el análisis de la clase política, que consiste sólo en echar la culpa a la herencia de Zapatero o cargarla a la responsabilidad de Rajoy, sin aportar ninguna solución compartida. Tercera: el Gobierno conseguirá éxitos en la lucha contra el déficit con la subida del IVA que ayer sugirió; pero, si eso supone un descenso del consumo, la recesión será todavía peor. Y cuarta: alguien tiene que denunciar la profunda insolidaridad de las empresas que, teniendo beneficios, siguen despidiendo personal porque el accionista necesita mantener su nivel de lujos. Cáritas, que conoce la realidad mejor que nadie, habla de riesgo de explosión social.
Retales
Consumo. Hace dos semanas dijimos aquí: los mercados no creerán el objetivo de déficit de Rajoy mientras no suba el IVA; es lo único que garantiza ingresos sustanciales. Guindos lo confirmó al anunciar que subirá los impuestos al consumo. Los mercados han ganado una vez más.
Promesas. Se confirma también el brutal choque de las intenciones del Gobierno con la realidad. Cuando suba el IVA, ya no quedará en pie ninguno de sus más solemnes compromisos. ¿Intención de mentir? No: simple sumisión a las circunstancias.
Éxitos. Rubalcaba se apunta dos éxitos personales. Su idea de pedir dos años más para cumplir con el déficit es aceptada ahora por media Europa. Su política antiterrorista es abrazada por el gobierno que le criticó. Lo malo es que ya no le sirven para ganar.
Foto. El comedor privado de la Dirección de la Guardia Civil no está presidido por una foto de los Reyes, sino de los Príncipes. No es anticipo de relevo: es, me dicen, que aquí hay mucho cariño a don Felipe de Borbón.
Lenguaje. Enhorabuena a los nacionalistas catalanes: han conseguido el triunfo de que el ministro Montoro hable de “España entera y Catalunya”, como si fueran naciones distintas.
Alivio. Lo siento por las funerarias, pero dijo el señor Valcárcel, presidente de la Región de Murcia, que el esfuerzo que nos pide el Gobierno “tampoco es para morirse”. ¡Uf, menos mal!
Últimos comentarios