(Publicado en El ojo izquierdo-Blogs Política de El País, aquí)
Les dije ayer aquí, en este su blog, que “llamar banquero a un sindicalista es mucho más soez y, por tanto, mucho más eficaz para la campaña del desprestigio, de Martínez primero, de todos los sindicalistas, después, para acabar con quienes salen a la calle a protestar”. Y parece que todo se acelera, al menos para algunos, que hoy los tiempos adelantan que es una barbaridad, una barbaridad. El viernes fue José Ricardo Martínez, el domingo los sindicatos y hoy La Razón, atribulada por lo que sucede en Grecia y aterrorizada ante la mera sospecha de que las masas armadas con guadañas, hoces y martillos asalten su redacción, afirma en su primera página que “La izquierda agita la calle”, y advierte de una “oleada de presión en la calle” y de la “escalada de las movilizaciones”. En la misma dirección, ya verán cómo se tratan informativamente en nuestros medios amigos los graves incidentes de Valencia. Para resumir, ya hilaremos más fino después, ocurrió que una panda de salvajes asaltaron a unos pobres policías que estaban por allí buscando un lugar donde tomar un cafelito. O una cervecita. Intolerable.
Decía ayer María Dolores de Cospedal en El Gato al Agua, lo frecuentan mucho los chicos del PP, que “la calle es de todos, no solo de unos pocos”. No puedo estar más de acuerdo. Era El Mundo el que decía –y así se lo contamos- que “es Rajoy quien representa la voz de la calle”. Pues no. Cospedal dixit: “Es de todos”.
Estos chicos de La Razón algunas veces desatan la ternura de este recio catavenenos, al que sus más íntimos le definen como huérfano de cualquier atisbo de sensibilidad o sentimiento que pueda asimilársele. Digo algunas veces. Hoy, por ejemplo, con su editorial. Se titula “Los sindicatos deben negociar”. ¿No es emocionante? Hace apenas un mes los sindicatos y los empresarios firmaron un acuerdo sobre salarios que llevaban negociando meses. ¡Y Rajoy se ha encendido un puro con el papel donde estaban estampadas las firmas! Claro que puede hacerlo, faltaría más, pero queda un poco feo cargar sobre otras espaldas tus propias decisiones. El PP ha puesto en marcha una reforma laboral que recoge todas las peticiones de los empresarios –casi todas, que ahora veremos- y ninguna de los sindicatos. ¿Culpa de estos últimos por no negociar? Amos anda, y pá tu abuela el caldo. Pero quizá el sumario nos muestre aún mejor lo que tanto les preocupa, que ya se sabe que los niños dicen lo que los mayores callan: “Las marchas de CCOO y UGT benefician más al PSOE que a los desempleados”. La segunda parte es ridícula, claro, pero la primera apunta a algo que no les gusta nada.
Y como la gaviota mensajera es muy cumplidora, en Abc se recibió el mismo hálito que en La Razón. Lean lo que dice el editorial: “Mal favor se harán a sí mismo los sindicatos si calientan el ambiente hasta poner a España en riesgo de ‘helenización”. ¿No es mucha Grecia? A lo mejor, para que no nos helenicemos, convendría que los señores que mandan, esto es, la cúpula de la CEOE, tuviera un poquito de por favor y se mordiera la lengua antes de provocar al respetable, que luego pasa lo que pasa. Ayer le tocó ejercr de boquirroto al presidente de la Comisión de Economía y Política Financiera de la CEOE, José Luis Feito. Dijo que era inconcebible que pueda seguir cobrando el paro alguien que haya rechazado alguna propuesta de trabajo, sea ésta cual sea o tenga uno que irse hasta donde tenga que irse: “Como si es en Laponia”, dijo el barbián, bravucón y chulesco. Insolencias, Feito, las justas, que son ustedes los que presumen de moderados. ¿O no se acuerda del papel que representan? A La Gaceta, ya lo verán, le ha encantado la propuesta.
LAS FACHADAS


La Razón se arma -¿o se dice se blinda?- para los nuevos tiempos que nos anuncia desde la portada de su apocalipsis de bolsillo, un futuro en el que las personas honradas –las que son como dios manda- no podrán salir de casa so pena de ser embestidas por piquetes de sindicalistas sudorosos. No sé si se ve bien el antetítulo. Se lo transcribo, por si acaso: “La izquierda agita la calle”. El Mundo nos sorprende hoy con una información sobre el ex tesorero del PP, Luis Bárcenas, resucitado al olor de las sardinas. Sorprende por dos razones: por el tema, tan alejado de la actualidad más inmediata, y porque este modesto bloguero aseguraría que ya era cosa sabida esto que cuenta Pedro José, que Interviú y EL PAÍS dieron la información –si no calcada, casi, casi- en abril de 2011. ¿Giramos un poco a ver si damos el pego después de los estropicios del fin de semana? Nada comparable con Abc, que un día de estos nos va a dar un patatús, que tener que leerse la prensa amiga ya era deporte aventura, pero ahora lo es de altísimo riesgo. ¡Es una foto de 1984! Ni rastro de manifestaciones, ni rastro de Valencia en la primera, que mejor hablemos poco no vayan a crecerse. La Gaceta, Feito es nuestro hombre: “La CEOE pide retirar el subsidio de paro a quien rechace un trabajo”. “Incluso si es en Laponia”, dice en el antetítulo.
NON PLUS ULTRA
Los que ayer no tenían columna ya se encargan hoy de fichar, no vaya a ser que les afeen su silencio. Javier González Ferrari afea a los sindicatos que quieran “arrogarse la única representación de los trabajadores”. Vamos a ver un poquito esto de la representación y los números, si son pocos o son muchos. Recordaba ayer La Razón en su primera página que entre CCOO y UGT tienen 1.200.000 afiliados. A la par, nuestros cornetas han escrito hasta la extenuación la escasa representatividad de los sindicatos por su escasa filiación. Véase Ferrari, sin ir más lejos. ¿Saben ustedes cuántos militantes tiene el PP? 800.000. ¿Y el PSOE? Unos 400.000. ¿Saben sumar? Pues ya ven: 1.200.000 afiliados. ¿Cuál es entonces su representatividad? Lo de las elecciones es otra cosa. Recuerden que también las hay sindicales. Para José María Marco estas manifestaciones no son sino una “parodia de la revolución”.
Muy bien hoy Alfonso Ussía, que llevaba unos días que ni fu ni fa. “Las mujeres, primero”, titula su no sé, su cosa, digamos, a raíz de que al parecer Ignacio Fernández Toxo habló el otro día de “los parados y las paradas”. Al final, que tampoco hace falta más: “Así que ya lo saben. Las mujeres primero. ‘Gilipollas y gilipollos’, sería lo correcto”.
Y ya que estamos en el capítulo friki, les digo dos títulos de Libertad Digital. El primero, un previo de la visita de Rajoy a Cameron: “El ‘¡Gibraltar español!’ de Margallo resuena en Downing Street”. El segundo: “La baronesa Thyssen, encantada con el Gobierno, cede un año más su colección”. Lo que habrá sufrido la pobre Carmen Cervera todos estos años, obligada a ceder su valiosa colección a unos tipos como los socialistas, desde aquel lejano día que negoció su llegada a España de la mano –y de los cheques- de Javier Solana. ¿Y no era socialista?
Les propongo un divertimento para distender el ambiente. Como lo de la cervecita. Éstas eran las aperturas de La Gaceta y de EL PAÍS a las 2,30 de la madrugada. Nada, por comparar.
La Gaceta. Título: “Los estudiantes radicales seguirán ‘quemando las calles de Valencia”. Sumario: “El presidente de la izquierdista Federación Valenciana de Estudiantes y consejero escolar del Estado y de la Comunitat, Alberto Ordóñez, asegura que ‘vamos a continuar quemando las calles de Valencia”.
El PAÍS. Título: “La dureza policial contra los estudiantes de Valencia desata la indignación”. Sumario: “Los antidisturbios se emplean a fondo con los alumnos que claman contra los recortes y arrestan a 26 jóvenes. Una asamblea en una facultad acuerda que las protestas no cesen hasta que la delegada del Gobierno dimita".
Así es la vida. Y así, por ejemplo, editorializa El Mundo: “La tensión en Valencia, una muestra del clima que le espera al Gobierno”. Dirán los aporreados que también ellos saben lo que les espera a los manifestantes: garrotazo y tente tieso. Que si para unos chicos se necesita el despliegue de los Antidisturbios, tendrá que echar mano de los Geo cuando las burbujas suban.
EL AFAMADO MUSEO EL OJO IZQUIERDO
(Documentos y testimonios de la vida en las cavernas)
(Observen la elegantísima primera estrofa, todo sensibilidad, con la que Fray Josepho nos sitúa en la velada de los premios Goya, ese refugio de jemeres rojos. Y no se pierdan, se lo ruego, la última. Les va a gustar).
"Estuve viendo un rato la gala de los Goya
aunque me suda... ¡Ejem!... ¡La lengua se me embrolla!
Lo sé, lo sé: me culpo por esta ligereza.
Mas todo ser humano alguna vez tropieza.
Pusieron en la entrada la alfombra (roja, claro),
para los Óscar cutres de la nación del paro.
Acordonaron todas las calles adyacentes
para evitar silbidos, insultos e incidentes.
Porque el año pasado la gente le gritó
a alguna actriz: ‘¡Tus tetas las he pagado yo!’
Pero así son las divas, que nadie se equivoque:
permiten que se pague, pero que no se toque.
Aparecieron todos con sus mejores galas:
los chicos, de chaqué; de largo, las chavalas.
Lo presentó Eva Hache, muchacha insustancial
que imita a Lina Morgan, pero le sale mal.
Si bien, en su descargo, es justo que proclame
que tuvo que batirse con un guión infame.
El personal en Twitter está a ver si adivina
quién larga el primer mitin o va con pegatina.
Incluso yo esperaba, con morbo, algún tropiezo…
Y nada: aquello iba de bostezo en bostezo.
En mitad de la gala, para colmo de empacho,
un tostón infumable del tal González Macho.
Este González Macho no ganó ningún premio:
pero es el presidente del cotarro y del gremio.
Balbuceó (leyendo) prolijas oraciones
en las que —les resumo— pedía subvenciones.
Y allí el ministro Wert, el de escasos cabellos,
lo escuchaba, sintiéndose como uno de ellos.
Lo único brillante fue Santiago Segura,
que largó cuatro frescas con gran desenvoltura.
Entre las nominadas no estaba su Torrente,
que es la más taquillera, paradójicamente.
A Pedrito Almodóvar le atizó con sarcasmo.
Y el manchego tragaba, entre el odio y el pasmo.
Pero, en fin, tras Segura, volvió a cundir el tedio.
Decidí irme a la cama. Es normal. Qué remedio.
La mañana siguiente me enteré en internet
de que en documentales premiaron a Coixet.
Pero aunque el premio Goya salió a cogerlo ella,
era el ex juez Garzón la verdadera estrella.
Coixet es cineasta tolerable y correcta;
pero, eso sí, al servicio tan solo de su secta
Por tanto, el Premio Goya de Prevaricación
lo tiene ya en su casa don Baltasar Garzón.
Me levanté temprano, y madrugué con vistas
a ver si fusilaban a Macho y los guionistas.
Y no los fusilaron. Mecachis en la mar.
Ahí siguen cobrando. De todos. Con un par".
Fray Josepho. Libertad Digital, 20 de febrero de 2012.
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