Jean de La Bruyère, el escritor y moralista francés del siglo XVII, consiguió hacerse famoso con una sola obra “Los caracteres y las costumbres de este siglo”, y a él se le debe esta descriptiva y contundente frase: “Los malvados y los destrozadores de ajenas famas son como las moscas, que recorren el cuerpo del hombre y sólo se detienen en las llagas”. Hoy en día, en que el ejercicio de la política se ha convertido en algo así como un concurso a ver quien es el que dice la mayor inconveniencia o quién profiere el insulto más desagradable o quien la mejor descalificación o quien profiere la mejor frase humillante; es obvio que no es muy difícil encontrarse a componentes de algunos partidos, especialmente los de izquierdas que, si en otros aspectos no suelen destacar demasiado, nadie les puede negar su especial y concienzuda preparación en lo que, para el señor Delfín Carbonell Bassete, autor de un diccionario Del Argot Soez , es el “vocabulario soez” o sea, un conglomerado de expresiones de más o menos zafiedad, malsonantes y ofensivas, con las que poner a parir a aquellas personas a las que queremos fastidiar. Ni que decir tiene que, en este “arte”, el PSOE residual que ha sobrevivido en España después de su derrota electoral, tiene grandes especialistas.
Por si a alguno le quedaran dudas sobra la “herencia” que nos ha dejado el PSOE a los españoles y por si a alguien se le ocurriera escuchar al nuevo secretario del partido socialista, el señor Pérez Rubalcaba, cuando profiere frases como “Quien quisiera saber lo que vale la palabra de Rajoy que mire la nómina de febrero y la carta de despido cuando la reciba y la indemnización que le toca”, se percatará de que, aparte de expresarse de una manera ininteligible impropia de una persona de carrera, demuestra estar acudiendo a los únicos recursos que les quedan, para intentar hacerse oír porque, que les escuchen, ya son higos de otro costal. “Es como si Rajoy tuviera un lema: sólo diré la verdad en presencia de mi mayoría absoluta o de un micrófono que crea que está apagado” es otra de las “ingeniosas” perlas que han salido de la boca del Rasputín socialista, en un alarde de “lucidez mental”, que mejor se hubiera ahorrado si, como acaba de ocurrir, se barruntaba que uno de los secretos mejor guardados por la señora Elena Salgado, no hubiera sido descubierto, por boca del señor Montoro, apenas hace unos días. El déficit publico del año 2.011 ha sido del 8’51% en lugar del 6% pactado.
Y es que, sólo un señor que carece de lo que debe tener un buen político y actúa guiado por sus instintos primarios, su sectarismo, su poco aprecio por la verdad y su falta de patriotismo, puede decir cosas como esta: “tras las técnicas disfrazadas” del Gobierno se esconde una decisión política conservadora para hacer “su particular ajuste de cuentas con nuestra sociedad de bienestar”. ¡Bravo, ha conseguido usted rizar el rizo de la mala fe, la mentira y el descaro más absurdo, señor Rubalcaba! Vamos a ver si nos entendemos. El señor Rajoy, en su campaña electoral, ya nos advirtió a todos de que era difícil saber lo que se encontraría en los cajones de las oficinas socialistas, si ganaba las elecciones. Tenía motivos para ello si ya, como consecuencia de las elecciones autonómicas, comenzaron a aflorar, en todas las comunidades autónomas en las que había gobernado el PSOE, una serie de partidas de gastos injustificados, una montaña de facturas pendientes de pago y otros chanchullos, que consiguieron dejar tras de sí verdaderas bolsas encubiertas de deudas que, durante los años en que estuvieron gobernando, se fueron ocultando sistemáticamente. Así, sólo en la comunidad de Castilla-La Mancha, la señora Cospedal se encontró con más de 2.000 millones de deudas por pagar.
Es evidente que, el señor Rajoy, no podía prever que allí donde se había presumido de la contención del gasto, de que se cumpliría con lo pactado de un 6%, máximo de déficit permitido por la UE y que, la misma vicepresidenta económica, había asegurado solemnemente, en numerosas ocasiones, que no había peligro de incumplir con lo acordado; a la postre, resultara que había sido otro de los numerosos engaños del PSOE, algo a lo que ya estábamos acostumbrados los ciudadanos de cuando el señor Rodriguez Zapatero, con inusitada terquedad, nos iba asegurando, casi cada mes, que la crisis tocaba fondo, que al mes siguiente se recuperaría empleo y que, como dijo la señora Salgado, “los brotes verdes” ya estaban a punto de aparecer. Un 8’51% del PIB de déficit registrado en el año 2011, no es una desviación de una o dos décimas, que ya sería importante, es un verdadero desastre para España, porque supone que la previsión ha quedado incrementada en nada menos que 2’51 puntos porcentuales más de lo previsto. Esta mala noticia puede suponer, para el Estado, tener que hacer otro ajuste complementario de unos 25.000 millones más de los previstos. ¡Casi un milagro!
¿Puede, el señor Rubalcaba, evidentemente conocedor del verdadero déficit del año 2.011, decir al señor Rajo0y que ha engañado a los ciudadanos? Ahora podemos entender cuando pedía a Rajoy que pidiera, urgentemente, a Bruselas que retocaran el déficit del 4’4% que nos pedían, porque él ya sabía que sería imposible de cumplir. Lo cierto ha sido que, una vez más, y ya van una infinidad, los socialistas han sorprendido la buena fe del PP y han traicionado a España con lo que fue la “modélica” transición de un gobierno a otro. ¿Se trataba de una estrategia del PSOE, sabedor de que tenía perdidas las elecciones, el dejar un rastro de tierra quemada tras de sí, incrementando durante los últimos meses los gastos de todas sus autonomías, para poner todos los obstáculos posibles al nuevo ejecutivo del PP? Estoy convencido de que, conociendo las triquiñuelas de las que suelen valerse los socialistas, le “prepararon la cama” al PP, convencidos de que, si ganaba, iban a conseguir que, movilizando a la ciudadanía en su contra, ponerlo contra las cuerdas de modo que no le quedaría otro remedio que convocar unas nuevas elecciones, en las que ellos iban a tener todas las opciones.
Lo que no esperaban es que el pueblo español votara masivamente al PP, otorgándole la mayoría absoluta; lo que les ponía las cosas difíciles a los que pretendían llevar la rebelión a las calles, cuando apenas hacía unos meses las urnas les dieron a los populares un respaldo tan sonado. Pero Rubalcaba es tenaz y ya ha empezado a ensayar la revolución en Valencia, una ciudad que siempre se les ha venido resistiendo, intentando provocar el caos en las calles, para minar la moral al PP que, ante el panorama económico que le dejaron los socialistas se ve obligado a aumentar el IRPF, cortar gastos del Estado y, evidentemente, enfocar con valor el recorte de los gastos autonómicos, que son los que más han aumentado y los que nos sitúan en una postura extremadamente delicada si no se disminuyen sustancialmente.
No esperemos, señores, que el PSOE se ponga a la disposición del Gobierno para colaborar, para ofrecerle su apoyo en circunstancias tan complicadas, porque lo que buscan, en realidad, es derribar al nuevo gobierno para hacerse de nuevo con el poder. ¿Qué ocurriría si se produjera tal evento? Es fácil adivinarlo, en unos pocos meses seríamos expulsados del euro. Pero, conociendo a los socialistas, es posible que lo que deseen es que las cosas lleguen a un límite que les permita sacar provecho de ello. O así es, señores, como veo lo que se esconde detrás de los ataques de Rubalcaba.
Miguel Massanet Bosch
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