(Publicado en El Observador Inocente, aquí)
“… ¿tan débiles son los estados que parecen estar tutelados por estas agencias?, ¿esto es realmente una democracia o oligocracia?...”
“…deberíamos interiorizar que con los recursos públicos no se deben pagar campañas electorales en forma de estúpidas obras e inútiles infraestructuras…”
“Con una gestión económica bien planificada…, no tendríamos este papel de sumisión frente a quién se está haciendo rico a costa de especular con el dinero de todos…”
Parece que el Dios del mercado con sus profetas en forma de agencias de calificación de riesgos ha alabado el cambio constitucional propuesto por Zapatero y apoyado por el PP, según parece la agencia Moody´s “lo tendrán en cuenta” para futuros análisis, aunque para ellos se ha quedado corto…
Parece que el papá mercado nos da unas palmaditas en la espalda como reconocimiento a los deberes bien hechos, pero nos regaña diciéndonos que nos tenemos que aplicar más… ¿es éste el papel que les corresponde a unas empresas privadas?, ¿tanto es su poder político?, ¿tan débiles son los estados que parecen estar tutelados por estas agencias?, ¿esto es realmente una democracia o una oligocracia?
Pero realmente el problema está en el techo de gasto, en el límite de endeudamiento, ¿o esto no es más que las consecuencias de una pésima gestión económica de los gobiernos de los últimos veinte años?, ¿con una eficiente política económica habríamos llegado a estos niveles de deuda y dependencia exterior?
Al final lo que habría que cambiar es la cultura política y de los políticos de este país, deberíamos interiorizar que con los recursos públicos no se deben pagar campañas electorales en forma de estúpidas obras e inútiles infraestructuras, deberíamos vigilar el gasto público como si de nuestro propio dinero se tratase, deberíamos entender que cualquier dispendio ineficiente nos lleva a la penuria a medio plazo.
Con una gestión económica bien planificada a medio y largo plazo, con un control de la eficiencia económica, social y ecológica de las infraestructuras, con una efectiva supervisión de todas las administraciones públicas (desde el ayuntamiento al Estado), no nos veríamos donde estamos, no tendríamos este papel de sumisión frente a quién se está haciendo rico a costa de especular con el dinero de todos, y de esta lección deberían aprender todos los partidos políticos y la ciudadanía en general.
José Rosiñol Lorenzo
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