George Meredith, el escritor y poeta de Hampshire, un ácido crítico de la sociedad inglesa de la época victoriana, en su obra, The Egoist, expresó lo que pensaba acerca de los cínicos, con la siguiente frase: “El cinismo es un dandismo intelectual” lo que, traducido al román paladino, se podría entender como la afectación o el amaneramiento de las ideas. Es evidente que, este renacido Pérez Rubalcaba, por designación a dedo, lo que, los socialistas, al parecer, entienden como unas “primarias”; ha resultado ser algo así como el ave Fénix, que supo renacer de sus propias cenizas. Como miembro influyente, destacado e imprescindible del gobierno de su amigo Rodríguez Zapatero, tuvo, sin duda, una gran influencia en las decisiones del Ejecutivo y es obvio que, sus artimañas y sus contactos con el PNV y simpatizantes de ETA, contribuyeron a organizar, en la clandestinidad, la famosa negociación con la banda terrorista; a la que se estuvo a punto de perdonarle sus delitos y entregarles Navarra, con tal de que la banda les ofreciera al PSOE la baza electoral de su rendición al gobierno.
No obstante, hételo aquí, como gallo de cortijo, presentándose ante sus huestes como si fuera una novedad, como un recién llegado a la política, con el entusiasmo de su nueva juventud que, por lo visto, le ha reaparecido a sus 60 años, con arrugas y poco pelo. Vendiéndose, a quienes lo quieran comprar, como el nuevo Mesías socialista, lleno de nuevas ideas, de utopías juveniles; de encuentros en las catacumbas de sus reductos de resistencia; de ideas redentoras basadas en los primeros pasos del padrecito Stalin o en las fogosas diatribas del camarada Lenín; donde se reniega del progreso, del bienestar y de cualquier recompensa al mérito y al esfuerzo, para retornar al igualitarismo, aquel en el que, el rasero que se propone, no es el del nivel más elevado, sino el del más bajo, para conseguir con ello alcanzar el objetivo del colectivismo comunista o sea, igualarnos por lo más bajo, más inculto y más miserable.
Y así lo tenemos, al frente del PSOE. El mismo que se ha propuesto regenerar al partido de aquellos defectos, de aquellos errores, de aquellas falsedades, de aquellos engaños y de aquellas mentiras, con las que pretendieron engañar a los ciudadanos españoles y de los que fue, en parte, responsable, intervino directamente y colaboró, si no es que fueran ideas propias. Este señor es quien va por ahí diciendo que sabe como crear empleo, como hacer que los ricos paguen más y como repartir las riquezas de los poderosos a quienes carecen de lo esencial; pero lo que no dice es ¿cómo se las va a arreglar para conseguir que ello ocurra y, al propio tiempo, que en Europa recuperen la confianza en nuestra deuda, y las empresas consigan créditos para reactivarse y crear empleo? Pero esta ha sido la verdadera inspiración que le ha infundido confianza al señor Rubalcaba ¡Llegaron los “Indignados” y le abrieron la mente hacia el camino que debía seguir! Nada de actuar contra ellos, nada de impedirles ocupar ilícitamente la calle, nada de que los policías pudieran poner orden, nada de obstaculizar sus salidas de tono, su beligerancia, su desfachatez, sus insultos a las fuerzas del orden ¡No, señores, que no se enfaden estos muchachos inocentes que tienen el verdadero talismán para recuperar España y hacernos regresar a la época de los íberos!
Un ministro de Interior que permite que unos activistas, unos ocupas, progres, unos revolucionarios vestidos con piel de cordero y unos infiltrados capaces de tener ocupada la Puerta del Sol, o el Parlamento de Catalunya; unos señores que han agredido e insultado, impunemente, mientras la policía, la encargada de guardar el orden y proteger a los ciudadanos de estas tropelías, ha tenido que permanecer inactiva porque las órdenes del señor Rubalcaba les impedían cumplir con su deber. Porque, el ministro del Interior, ya estaba pensando en que, aquellos rebeldes, le irían como anillo al dedo para promocionarse durante su campaña, que ya sabía, por supuesto, que estaba a punto de llegar. ¿Es esto lo mejor que pueden ofrecernos los socialistas?, ¿un ministro que deja de cumplir con su deber, permitiendo que unos insurrectos se hagan dueños de las calles? Y uno se pregunta ¿es que en España la gente no se entera?
Porque, estos mismos que se han pasado las dos legislaturas gobernando sin conseguir que, la España próspera que recibieron del señor Aznar (salvo unos primeros meses en que la inercia mantuvo la bonanza económica), consiguiera mantenerse, fuera capaz de seguir prosperando y generando puestos de trabajo y riqueza, si no que, al contrario –aún reconociendo que la crisis ha afectado a todos los países – no quisieron reconocer el peligro de la crisis, no han sabido capearla y, lo único que hemos conseguido es estar a la altura de las naciones que, como la nuestra, no han sabido tomar las medidas pertinentes para afrontarla y que, hoy en día, están expuestas a la rapiña internacional; sólo debido a estos señores, que ahora se nos presentan como regeneradores de la política, no fueron capaces de encontrar el camino adecuado para sacarnos del apuro, como lo han hecho otras naciones como Alemania, Francia, Holanda y otras muchas que supieron reducir sus gastos, mejorar su productividad y mantener el empleo.
Pero, estos que tanto han utilizado el caso Gürtel para recriminar al PP la corrupción de algunos de los suyos, en cuanto se ha tratado de poner en claro un caso de traición a la patria, de la más mísera convivencia con ETA y de incurrir en un presunto delito de “colaboración con banda armada” de “revelación de secretos oficiales” y de “encubrimiento”; como fuera que afectaba a personas adscritas al PSOE, como no les interesaba que se hicieran públicas ciertas noticias que podían afectar, directamente, a importantes responsables de la policía e, incluso, indirectamente al señor Rubalcaba; se dedicaron a intentar tirar toda la tierra que pudieron sobre el asunto . Primero fue el juez Garzón el que, en connivencia con el fiscal (convenientemente aleccionado por el Fiscal General), intentaron darle carpetazo. Pero, el juez Garzón, no resultó ser tan impoluto como pretendía hacernos creer y fue depuesto, provisionalmente, de su cargo por ciertas “irregularidades” en su gestión judicial y, entonces, fue cuando uno de los pocos jueces que tiene las agallas para enfrentarse al poder, el juez Ruz, se hizo cargo del asunto; se puso en contacto con una juez francesa que le facilitó importantes pruebas y empezó a tirar de la madeja hasta que tuvo un caso completo contra la trama policial que estuvo incriminada en tal delito.
Cuando ya parecía que los acusados iban a sentarse en el banquillo de la Sección Segunda de lo Penal de la AN, para responder de las acusaciones que se les imputaban, a alguien del Gobierno le empezaron a entrar repeluznos viendo que el asunto pudiera tener una trascendencia que amenazara con afectar a su persona, Se actuó con diligencia y ya tenemos al “premiado” juez del juicio del 11M, señor Gómez Bermúdez, el actual presidente de la Sala de lo Penal ( se le elevó a este cargo por su cooperación en la chapuza del juicio sobre el atentado del 11M), interviniendo para pedir que se haga cargo del caso el Pleno de la AN. Curioso, sus argumentos son: “para quitar la presión de los magistrados”, por su “complejidad” y por lo “delicado” del tema ¿para quién señor Bermúdez? Veamos, ¿No están los magistrados de la AN preparados para resolver sobre cualquier tema que les competa? O ¿no será que lo que se quiere es evitar una sentencia que salpicara políticamente al señor Rubalcaba? ¡Vergonzoso, señor Gómez! Esta es la clase de justicia que nos ha traído el PSOE. O, esto es lo opino yo.
Miguel Massanet Bosch
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