Un Rubalcaba seguro de sí mismo y que cree poder ganar las elecciones generales de 2012 negó ayer el dedazo a su favor y la conspiración contra Zapatero como si fueran dos cosas contradictorias, lo que no es verdad. Porque dicha conspiración y el órdago a Zapatero -con la amenaza de un congreso extraordinario- sirvió a los conspiradores para que el presidente echara a Chacón de la batalla sucesoria y señalara con el dedo a Rubalcaba.
Al otro lado del hemiciclo el PP se divierte con sus fiestas saturnales en honor de su general victorioso, Mariano Rajoy –de quien Rubalcaba ha dicho que solo gana cuando no es candidato-, sin que el presidente de los populares se mueva un milímetro o tome una sola decisión sobre pactos de gobiernos regionales o autonómicos,o haga cambios en la cúpula del Partido Popular por lo menos en la secretaría general. Porque en este tiempo de escasez de trabajo se ha puesto de moda en el PP y en el PSOE la acumulación: Rubalcaba es vicepresidente primero, portavoz, ministro de Interior, primer del PSOE a las elecciones generales de 2012 y diputado; y María Dolores Cospedal es secretaria general del PP, Senadora, presidenta de La Mancha y diputada regional de esa Comunidad.
Y todos tan contentos. Los del PP con la victoria del 22M, y los del PSOE con la liquidación de la pesadilla Zapatero y con la llegada de Rubalcaba para ver si recuperan algo su base electoral. Pero estas elecciones han ofrecido otras novedades de las que se habla bien poco (al margen de lo de Bildu), como es el triunfo de UPyD en la Comunidad y el Ayuntamiento de Madrid donde el partido de Rosa Díez ha conseguido unos excelentes resultados y entrado en el consistorio de la capital con 5 concejales y la Asamblea de Madrid con 8 diputados. Lo que constituye una proeza dadas las dificultades que la vigente ley electoral ofrece a las minorías que aspiran a lograr representación nacional, autonómica y local, en beneficio de los grandes partidos o de los nacionalistas consolidados.
UPyD ha puesto una pica en Madrid contra viento y marea y ha conquistado una posición importante que tendrá eco y resonancias en el resto de España. Y lo ha conseguido con un discurso limpio y democrático, desde la modestia y la escasez de los medios para competir pero recogiendo parte del malestar general español por el deterioro no solo de la crisis económica y social que nos invade sino también por el cansancio y desapego que la sociedad española empieza a tener de los profesionales de la política y del poder, que solo están a lo suyo, y al privilegio de la alternancia entre los grandes. Y sin que nadie hable de reforma democrática que es de lo que hay que hablar –y no solo en la Puerta del Sol-, aunque los de UPyD sí piden reformas pero luego las colocan bajo el manido epígrafe de la “regeneración”.
La consolidación de un tercer partido nacional, centrado, radical y obsesivamente democrático, sería una muy buena noticia para este país, como lo es para la izquierda el que IU progrese y controle al PSOE. Pero UPyD necesita aún reforzar sus equipos, aumentar su discurso “radical” –que a veces parece “angelical”- y acercarse mas al sentir de los ciudadanos –por ejemplo pidiendo la retirada de las tropas de Libia y Afganistán- que empiezan a ver a este partido no solo con ojos de simpatía sino como una oportunidad que, de seguir así, les permitiráen 2012 lograr un grupo parlamentario abriendo de par en par las puertas de la gran política nacional.
Lo que no les será nada fácil porque la batalla del voto útil y el duro enfrentamiento entre Rubalcaba y Rajoy marcará mucho las elecciones de 2012, donde UPyD quedará fuera o muy reducida en los grandes espacios televisados. Ello les obligará a un plus de imaginación y a la dura guerra de guerrillas a través de internet. Pero para dar el gran salto este partido, que ya ha plantado sus reales en la capital, ha de reforzar sus equipos, buscar acuerdos –con Ciudadanos en Cataluña o con Pimentel en Andalucía- y dar ejemplo, como hasta ahora, con su comportamiento político pero sin renunciar ni a lo esencial de su programa –en lo de la reforma de la ley electoral y la Educación, etc-, cuidando su independencia y neutralidad en los pactos, pero también sin abandonar los espacios de poder que les corresponden aunque viajen en metro y dejen, eso si, el coche oficial.
UPyD está en el buen camino, el pueblo de Madrid supo entender y apreciar su mensaje y su esfuerzo y en otras Comunidades y muchas ciudades y pueblos de España han comenzado a despuntar y eso es una excelente señal.
Les espera una dura campaña electoral y el gran salto en pos del grupo parlamentario del Congreso, pero todo nos dice que lo pueden lograr y sería bastante positivo para la política nacional.
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