Si hay algo que me revuelve las tripas es la hipocresía, la doblez, la incoherencia y la falsedad y, nadie me podrá negar que, cuando hablamos de tales “virtudes”, todos los ciudadanos tenemos en mente a un personaje, un señor que ha sido capaz de convertir a España, en apenas ocho años, en un país irreconocible, que hace aguas por los cuatro costados y transformado, en virtud de la plaga socialista, en un mero fantasma navegando en lo inmaterial, sin saber qué rumbo emprender y consumido por el recuerdo imborrable de un pasado mejor. Así es que, todavía resulta más indigestible que, el señor Rodríguez Zapatero, después de aquella experiencia de los principios de la crisis, allá por el 2008, cuando no tuvo inconveniente de calificar de antipatriotas a aquellos ciudadanos que, sin tener la información de la que disponía él, como jefe del Gobierno, y solamente valiéndose del sentido común y la evidencia, anunciaban para España la llegada de tiempos de vacas flacas –a pesar de que, más tarde, tuvo que reconocer su equivocación,¿equivocación?, no señores, no fue un error ni una falsa percepción de la realidad, sino que fue una declaración intencionada, porque no le era favorable para sus intereses electorales que, en vísperas de elecciones, la nación supiese que todo su tinglado de concesiones sociales y sus promesas de pleno empleo, no eran nada más que un gran “bluf” para engañar a la ciudadanía –, no parece que haya escarmentado cuando, acuciado por las encuestas adversas, obligado por su compromiso con la CE, enfrentado a los Sindicatos e impotente ante el general descrédito que ha cosechado, con sus excentricidades, en toda Europa y parte del resto del Mundo; se encuentra entre la espada y la pared, a punto de perder uno de sus feudos más carismáticos, Catalunya, a manos de los nacionalistas de CIU; ha vuelto a sus viejos trucos, aquellos que una vez le dieron resultado para acceder al poder, pero que, después de 8 años de gobernar España, y ante el fracaso de su política egocéntrica y disparatada, no parece que, salvo a los de la vieja guardia, sea capaz de convencer a nadie medianamente sensato. Y es que, eso de echarles las culpas al PP, un partido que dejó una España unida, boyante y que rescató del paro a 5.000.000 de trabajadores, aparte de haberla metido en Europa con calificación de notable; señor ZP, ya no cuela.
Y es que, el concepto que el señor Rodríguez Zapatero parece que tiene de lo que se entiende por “patriota” o lo que se puede considerar como “ defensa de España” no parece que se mantenga en pie ni con muletas. Lo curioso de estos prontos de Zapatero, es que vienen precedidos de lapsus graves de memoria que le hacen contradecirse con anteriores actuaciones. Por ejemplo, ¿cómo puede tachar de antipatriotas a personas que denuncian una errónea actuación del Gobierno? O ¿cuál entiende que debe ser el papel de la oposición, en aquellos casos en que ve en peligro la situación económica de España, de sus ciudadanos y de su integridad territorial? Es evidente que el mismo ZP no parece que se haya preocupado demasiado de que, determinadas regiones de nuestra nación, pretendan poner los cimientos del separatismo, arañando competencias del Estado; consiguiendo ayudas económicas, a costa de las que se les escatiman a otras comunidades y permitiendo que se provean de leyes, léase el Estatut catalán, que las sitúan en situación privilegiada con respecto al resto de regiones del país. ¿Es esto o no antipatriotismo? O cuando, con fines espurios se mantiene a los ciudadanos engañados respecto a una crisis, que puede causar graves problemas en sus bienes, trabajos o bienestar, negando la evidencia de una recesión imparable que, evidentemente, nos iba a afectar de lleno y, aún más, nos iba a golpear con más rabia y saña que al resto de países de nuestro entorno. ¿Puede que su actitud, señor ZP, la estimase usted la correcta y patriótica? O, ¿qué le parecería a usted, tachar a la derecha de antipatriota y antisocial, cuando usted prometió pleno empleo (como lo ha vuelto a hacer en Seúl, al decir, si que le cayera la cara de vergüenza, que iba a crear 1.000.000 de empleos con la energías renovables); cuando, la dura y cruda realidad, le ha desmentido al producirse, durante su mandato, la impresionante cifra de mas de 4’5 millones de desocupados? Me imagino que, también se considerará muy patriota cuando ha consentido, sin pestañear, que el monarca alauí haya hecho de mangas capirote, en nuestro antiguo protectorado del Sahara, matando, encarcelando, y ocupando militarmente El Aaiún, como si fuera una parte de su país; cuando todos sabemos que, el destino del Sahara, está pendiente de un referéndum que duerme el sueño de los justos, desde hace 30 años, en algún cajón de la ONU, esperando que alguien lo desentierre. Hemos sentido vergüenza ajena de tener un gobierno tan pusilánime y tan timorato, que ha sido incapaz de mover un dedo en favor de los saharauis, con la denigrante excusa de que teníamos en juego intereses materiales que había que salvaguardar. A eso, señores, se le llama antipatriotismo, si no queremos aplicarle una calificación, todavía más dura, ¡incompetencia para gobernar!
Lo que ocurre es que, este Gobierno, integrado por ministros, como la señora Pajín, que cuando quiere decir “cónyuges” dice “conyugues” o la señora Aído que habla de “miembros” y “miembras” o el propio señor Rubalcaba, que no sabe que el término “eutanasia” tiene, en la RAE, dos acepciones que desmontan la diferenciación que él pretendía hacer, sobre los que se quieren quitar la vida y los que se les ha de “ayudar” a morir; es tan intransigente, absolutista, sectario y antipatriótico, que interpreta el término patriotismo como la absoluta sumisión a lo que el Gobierno pretende imponer, sea con leyes o fuera con acuerdos con otros partidos (que le hacen el juego para conseguir apoyos o cuotas de poder). Son incapaces de aceptar que están equivocados y de tomar en consideración las alternativas que se les han hecho desde el PP, un partido con el aval de haber sacado a España de una mala situación, para elevarla a nación de primera categoría y al que, no obstante, los socialistas del PSOE, se niegan a darle la más mínima oportunidad de colaborar, para evitar que esto les pudiera favorecer en unos próximos comicios. Lo malo para ZP y los suyos es que, a estas alturas de la legislatura, ya quedan pocos españoles –salvo aquellos que pretendan conseguir más prebendas de un Ejecutivo débil, y necesitado de apoyos – que no sepan que, el principal problema que aqueja a los ciudadanos tiene un nombre, un nombre que, en toda Europa, suena como el causante de que la recuperación económica no se haya conseguido llevar a cabo, como ya se está superando en Alemania, Francia, Holanda y otras naciones, que han sabido tomar las medidas adecuadas para frenar las consecuencias de la crisis y, hete aquí un punto importante y sorpresivo, sin que ello les haya producido el efecto de que su desempleo llegue a cotas, como la española, de un 20%; ya que, la media europea está en la mitad que la nuestra. El nombre es: Zapatero.
Mucho nos tememos que, en cuestión de patriotismo, ni ZP ni el PSOE ni ninguno de los partidos, gracias a los cuales sigue en el poder; pueden dar lección alguna a los ciudadanos que, cada uno dentro de sus limitaciones, han denunciado desde el principio de la crisis, que las medidas tomadas por el Gobierno no tenían justificación alguna, eran contrarias a las que la lógica y las leyes económicas prescribían y no contribuían, como se ha demostrado en la práctica, a otra cosa que a llevarnos a un endeudamiento desmesurado, un déficit excesivo y un desempleo, lógico, si es que se tiene en cuenta que ni ha habido créditos ni ayudas para las empresas españolas, que han tenido que soportar los efectos de la recesión ajustando plantillas y, en ocasiones, bajando persianas. ¡No mencione la soga en casa del ahorcado, señor ZP! Entone el mea culpa y haga lo que sería más patriótico para ayudar a la nación: ¡dimita!
Miguel Massanet Bosch
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