El término “tabloide” está siendo muy utilizado por determinados medios informativos españoles, especialmente por aquellos de tendencia izquierdista o por otros, como La Vanguardia” de Barcelona, que ya no se sabe de qué tendencia son, porque son expertos en navegar entre dos aguas, lo que les permite siempre estar con los que ostentan el poder, sean de un color u otro. El sentido peyorativo que se le da al término ya presupone que, todo lo que se publique en aquellos medios de prensa, a los que se les ponga el San Benito de ser tabloides, queda descalificado como noticia seria y fiable, por suponerse que su única finalidad es el sensacionalismo, importándoles menos decir la verdad que el dar una noticia impactante para el público, que busca en ellos el morbo, el dramatismo y lo sentimentaloide. Dicho lo cual, parece que, en España, tanto el Gobierno como los medios que les son afines, han decidido que todo lo que está ocurriendo en Honduras, precisamente por haberse deshecho, pacíficamente, legalmente y sin derramamiento de sangre, del señor Zelaya, constituye un acto de terrorismo político para derribar a un presidente “legítimamente elegido” y, en consecuencia que cualquier defensa que se quiera hacer de los nuevos gobernantes constituye un “atentado” a la democracia. Si el “golpe” lo hubieran producido las izquierdas, por supuesto, otro gallo cantara. San tan diáfanos estos progresistas.
En realidad, el señor Zalaya no es más que uno de estos dictadorzuelos que, con la piel de cordero, ha pretendido hacerse pasar por demócrata – término bajo cuya sombra se encubren toda clase de arbitrariedades, absolutismos, imposturas y totalitarismos – y lo que estaba intentando era convertir Honduras en su propio centro de operaciones, en contubernio con el señor H. Chávez, de Venezuela, el nuevo reyezuelo de la zona; bajo cuya protección y con un suministro de petróleo a buen precio a cargo de Venezuela, se han alineado a la causa chavista naciones como: la Bolivia de Evo Morales; el Ecuador del presidente Correa; el Paraguay del presidente Lugo ( religioso renegado); la Nicaragua de Daniel Ortega (antiguo jefe del FSLN) en fin, todo un ramillete de mandatarios, de más que dudosos antecedentes, que, sin que se les pueda negar la legitimidad que les conceden las urnas, no obstante, a medida que han afianzado su poder en sus respectivas naciones, han intentado y, a veces conseguido, vaciar de contenido la democracia en nombre de la cual gobiernan; pretendiendo modificar la Constitución para perpetuarse en el poder. En román paladino, se han querido aposentar en la poltrona presidencial, como lo hizo en su día el señor Fidel Castro, para ya no moverse de ella. O sea, instaurar una tiranía socialista como la de la antigua URSS.
Y si antes me he referido a los tabloides es porque, España, parece que ha tomado la bandera para reclamar la vuelta de Zelaya a la presidencia de Honduras, como si en ello le fuera el prestigio como nación, (suponemos que como nación socialista) democrática y defensora de la legitimidad de los gobiernos de izquierdas. Es curioso el énfasis con el que, nuestro ZP, ha pretendido implicarse en el tema, hasta el punto de convertir esta cuestión en una parte importante de su discurso en las NU. Es posible que, dada la vacuidad, inconsistencia, falta de concreción y evidente simplicidad del parlamento del señor Zapatero, lo único que interesó a los asistentes – ¿por qué las cámaras de TV no nos dieron una panorámica del gran salón durante la intervención de ZP?, ¿acaso sólo estaban presentes las cámaras y media docena de despistados que se habían retrasado en su visita a la cafetería? –, a los representantes de las naciones dirigidas por el clan de H. Chávez, fueron las alusiones de ZP a Honduras, que fueron aplaudidas tímidamente. Cuesta aceptar tanta preocupación por el relevo de gobierno en Tegucigalpa, cuando el mismo señor Chávez, el que tanto se lamenta y tanto énfasis pone en deslegitimar al nuevo gobierno de Honduras, fue protagonista, en su tierra, de un golpe de Estado fracasado contra el gobierno de Venezuela legitimado por las urnas, ¿cómo lo justificaba entonces, si el régimen establecido en dicho país también provenía de las urnas? Seguramente puso en cuestión la limpieza de las elecciones, la corrupción del Ejecutivo o la ingobernabilidad de la nación. ¡ lo que va de ser golpista a ser presidente!
Pero, lo curioso es que, mientras Zapatero mete la pata hasta el corvejón, criticando y poniendo en cuestión la legitimidad de la destitución del señor Zelaya del cargo de presidente; el señor Obama parece que se está apeando de su primera montura, cuando condenó, sin paliativos, el golpe de Honduras y es que, la precipitación en manifestarse y la ignorancia de la Constitución de aquel país, le hicieron introducirse en un terreno legal resbaladizo del que ahora procura salirse con tímidas rectificaciones. Por ejemplo en su discurso, en la ONU, dijo algo muy significativo: “A ninguna nación se le puede imponer la democracia, cada sociedad ha de buscar su camino” Porque, ¿qué hay de la soberanía de cada nación?, ¿qué hay de sus instituciones? Habría que preguntarse: ¿De dónde le viene a H. Chávez inmiscuirse en los asuntos internos de otra nación?, ¿quién ha investido al gorila rojo de la facultad de convertirse en el “vigilante” del resto de naciones? Como todo tirano su afán de dominio es inconmensurable, ¿quién no recuerda a su sosias el señor A.Hitler, dictador implacable con aquellos que no se doblegaban a su voluntad? Muy curiosa la clase de democracia predicada por el cacique de Venezuela, que compra armamento a Rusia, se jacta de ello y amenaza a quien no se someta a sus designios con usarlos.
Pero lo más chusco de este pequeño serial que tiene lugar en el Cono Sur, es que, después de todo resulta que quién violó las prohibiciones del Congreso Nacional de la Corte Suprema hondureñas fue el presidente, señor Zelaya, éste que tanto se lamenta y que se queja de la ilegalidad de su destitución. Quería hacer una consulta, al pueblo, para prolongar su mandato lo que, según las leyes hondureñas era ilegal y así se lo hicieron saber las instituciones; a pesar de lo cual él insistió en su empeño.Claro que, para Zapatero, esto son minucias, meros “accidentes”, porque para él, y así lo viene demostrando, la Constitución es algo que se puede desobedecer, puentear y, si hace falta, olvidarse de ella. Sin embargo, esto que ya argumentaban los nuevos dirigentes hondureños y que parece que nadie se lo creía; vean ustedes por donde resulta que ha aparecido un informe del Congreso de los EE.UU que concluye que “la destitución de Zelaya fue totalmente legal y constitucional, aunque no su expulsión del país”. En definitiva, que de dicho documento se desprende que, lo ocurrido en Honduras, “no fue un golpe de Estado” y que “la destitución de Manuel Zelaya al frente de la presidencia fue totalmente legal”. Y, ¿ahora qué, señor Zapatero? ¡No vociferaba usted, a diestro y siniestro, protestando sobre la ilegitimidad del procedimiento!, ¿no reclamaba que se reintegrase a la presidencia de Honduras al señor Zelaya? Al parecer, lo único que sabe usted hacer es meterse en situaciones embarazosas, poner en ridículo a España y pretender dar lecciones de cómo organizarse al resto de países, cuando usted mismo se ha revelado como incapaz de gobernar su propia nación; la que peor va a salir de la crisis y la que ha generado mayor número de desempleados ¡Una vergüenza para esta pobre España que ha caído bajo sus zarpas socialistas, con las que la está destrozando, sin que nadie lo impida!
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