A mi, señores, que la vice de la Vogue, señora De la Vega, nos diga que el Estatut catalán “tiene toda la legitimidad democrática”, la verdad es que me la repanpimfla y perdonen el neologismo, porque, mientras la legitimidad que se le otorgue a dicha ley orgánica no se la concedan los tribunales, me seguiré sin creer que, este bodrio perpetrado a medias por el Tripartit catalán y el gobierno del señor Zapatero, tenga un ápice de constitucionalidad y me negaré a admitir que no sea más que un instrumento que, la debilidad de ZP y la necesidad de los votos catalanes para seguir en el poder, se han inventado para dar un paso adelante hacia la separación, más o menos lejana, de la comunidad catalana de España. Lo que no se entiende es como, a estas alturas, después de tres años de deliberaciones, resulte que los miembros de el TC no hayan tenido tiempo para averiguar si el Estatut es o no constitucional, y digo que no se entiende de una forma retórica, porque la verdad es que no creo que, en España, digo España no Catalunya, haya una sola persona que sepa leer y escribir que, repasando el articulado de la Constitución, y viendo el contenido de aquel engendro separatista, pueda tener la menor duda de que exista la menor concordancia entre lo dispuesto en la Carta Magna y lo recogido en el mencionado Estatut.
Otra cosa es lo que, los leguleyos, influidos por el Gobierno y apoyados por los partidos nacionalistas hayan decidido perpetrar para interpretar, torticeramente, de forma rebuscada y buscándole, como habitualmente se dice, los tres pies al gato; para que, al fin de todo este proceso, largo e incomprensible proceso, resulte que se enturbien los conceptos, se retuerza la semántica y se deforme, arbitrariamente, el espíritu de la Constitución, para intentar darle un baño de legalidad a aquello que nació virgen de ella. Se sabe que el Gobierno estaría en un apuro con sus socios los nacionalistas catalanes si resultara ser inconstitucional el texto que los catalanes, en previsión, se han ocupado, con la diligencia de quien teme que le arrebaten lo que ya considera suyo, en que no quede ni uno sólo de los artículos del Estatut que no se haya puesto en práctica antes de que, la resolución de los recursos interpuestos ante el TC salga a la luz. A este efecto los raudales de millones que le han llovido al Gobern, concedidos, con magnanimidad, por el señor ZP y sus adláteres del Ejecutivo –para asegurarse el apoyo de los parlamentarios catalanes ante la inminente aprobación de los PGE para el año 2010 – ya están puestos a buen en manos del Tripartit. Así, cuando los del Constitucional se decidan al parto de los montes, y paran el “ratoncillo” a lo que quedará reducido todo este affaire, ya habrá quedado vaciado de contenido ante los hechos consumados. Lo que les ocurra a las otras comunidades ya les tiene sin cuidado porque, en unas, ya tienen asegurado el apoyo por tener mayoría en ellas y son menos díscolas que la catalana y vasca y, en otras, debido a que los objetores forman parte de la minoría opositora, no tiene modo de hacer valer sus reivindicaciones.
Se esperaba que el TC emitiera su veredicto en Agosto, pero parece que va a ser que no; ahora se habla de que reanudarán sus “deliberaciones” en septiembre aunque ¡maravíllense ustedes! van a tener que trabajar en Agosto para poder terminar sus tarea, como los estudiantes que, por no haber estudiado suficientemente durante el curso, tienen que hacer sus deberes en verano para poder recuperar las asignaturas que tienen suspendidas. Y todo esto está sucediendo en la España del SigloXXI, en la de los grandes adelantos digitales, la informática, las telecomunicaciones y la economía globalizada. Lo que clama al cielo, señores, es que este país, este pueblo español que tantos muertos ha ofrecido en defensa de su unidad, que tantas víctimas del terrorismo ha tenido que contabilizar para impedir que una parte de la nación se desgaje del resto y que, tanto heroísmo ha demostrado en defensa de su independencia; ahora, bajo el gobierno de un alucinado iluminado, que se ha llegado a creer ser un nuevo Napoleón, nos veamos constreñidos a una sola sentencia, al arbitrio de siete señores politizados que tienen la “patata caliente” en sus manos, que buscan como sea sacarse de encima esta bomba de relojería y que, mucho me temo, que no tengan una visión clara de cuáles pueden ser las graves consecuencias de que, por presiones políticas; por lealtades partidistas; por miedo a lo que les pueda ocurrir o por pusilanimidad, pudieran cometer el gran error de dar por bueno lo que no hace falta ser un gran jurista para darse cuenta de que sólo se trata de un mecanismo jurídico para permitir a Catalunya sobresalir sobre el resto de comunidades autónomas; imponer su ley a toda la nación y constituirse en árbitros de la vida política nacional, esto sí, sólo como un preámbulo para el segundo paso que los llevará a su propia independencia.
Oigan como se expresa el señor Montilla, vean como se le trata en Madrid a este cacicuelo de pueblo, encumbrado por los catalanes que han visto en él al “bobo” útil para conseguir lo que, desde su órbita separatista, difícilmente hubieran logrado obtener. Un Montilla socialista, un peón engreído, falto de talla y de izquierdas; hábilmente manejado por los partidos minoritarios (ERC e ICyV) y jaleado por aquellos que, dentro de su partido, han conseguido asegurarse un puesto y una retribución que nunca soñaron alcanzar en la vida como ciudadanos de a pie; constituye el “cabeza de turco” ideal para conseguir del gobierno de Madrid, todas las prebendas y arrancarle cuanto precisen para llevarse la sardina al ascua, apoyados, precisamente, por un PSOE que nunca, en toda su trayectoria histórica, se manifestó con veleidades separatistas.
Siempre he sostenido que, en Catalunya, el nacionalismo no es cosa de izquierdas, aunque se las utiliza para propagarlo y darle un tinte progresista; no señores, el nacionalismo verdadero, el de cuello y corbata es el de CIU, el verdadero nacionalismo es de carácter burgués, el “nosaltres sols” es un grito burgués, como burgués fue el Rafael Casanova, abogado, propietario de tierras quien, para desmentido de aquellos que lo consideran el primer independentista, en el bando que mandó publicar en las calles de Barcelona, el 11 de Septiembre de 1714, incluyó el siguiente párrafo: “todos, como verdaderos hijos de la Patria, amantes de la libertad, acudirán a los lugares señalados, a fin de derramar gloriosamente su sangre y su vida por su Rey, por su honor, por la Patria y por la libertad de toda España” Es evidente que el rey al que se referían no era el Borbón, sino Carlos II “el Hechizado”. Casanova fue herido en la batalla y tuvo que huir y esconderse, sin embargo Felipe V le perdonó y pudo continuar ejerciendo se carrera de abogado. La Historia, no “la revisión histórica” que nos quiere imponer, suele poner los puntos sobre las íes.
Miguel Massanet Bosch
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