JORGE BELLVER CASAÑA (Publicado en lasprovincias.es, aquí)
Qué hubiera pasado si la Cenicienta no escapa del cuarto en el que la encerró su madrastra para evitar que se probara el zapato de cristal? No se habría reunido con su príncipe, ni habrían sido felices y comido perdices... Seguiría esclavizada por su madrastra y sus hermanastras. Conozco, en mi condición de padre, esta versión de la Cenicienta, que desmonta el final feliz de este clásico de Disney. Pero me ha venido a la cabeza porque, como casi todas sus películas, lleva implícito un mensaje que se ajusta a la perfección a la siguiente reflexión: toda acción tiene sus consecuencias. O al menos debería tenerlas.
El Gobierno de Zapatero ha negado durante nueve meses que hubiera crisis, haciendo oídos sordos a todas las previsiones sobre la crisis que se avecinaba y cerrando las cortinas a una realidad que se vislumbraba claramente al otro lado de la ventana. Ahora esa realidad está en nuestra casa, parece que quiere quedarse durante un tiempo, pero el Gobierno socialista niega cualquier culpa. Y no pasa nada.
Estamos en recesión y el ministro de Economía sigue en su puesto; superamos los tres millones de parados y el responsable de Trabajo no sabe, no contesta; los aeropuertos son un caos y las carreteras se colapsan cuando caen cuatro copos de nieve y la ministra de Fomento se va a China de viaje. Y no pasa nada.
En Valencia, la vicepresidenta De la Vega se compromete en dos ocasiones a trasladar la subestación de Patraix; y hoy la instalación vuelve a funcionar en cumplimiento de una sentencia promovida por Red Eléctrica Española, la voz del Gobierno, que ha pedido al tribunal explícitamente que se reabra Patraix. Y no pasa nada.
El presidente del Gobierno no nos permite que destinemos el 0,7% de su fondo de inversión local a comedores sociales. Y el portavoz socialista en temas urbanísticos en el Ayuntamiento de Valencia, Vicente González, asegura abiertamente que la sentencia del Cabanyal se basa en un informe "comprado". Y no pasa nada.
¿Qué hubiera pasado si... un gobierno del Partido Popular hubiera incurrido en esta sarta de despropósitos? Hace tiempo que se habría convocado -o celebrado ya- una huelga general; la oposición hubiera pedido no ya la dimisión de uno o varios ministros sino del presidente del Gobierno; la izquierda habría promovido una campaña de recogida de alimentos para los comedores sociales; los medios de comunicación se habrían cebado con la declaración del concejal de turno sobre la supuesta compra de informes y el nulo respeto a una sentencia judicial; y las mentiras sobre la subestación habrían saltado a la cara de los dirigentes que le dicen a la gente lo que quiere oír y luego hacen lo que les viene en gana.
Los socialistas, con Zapatero a la cabeza, están llevando este país a la ruina. Es cierto que estamos inmersos en una crisis global. Pero las consecuencias en España están siendo mucho más graves que en el resto de la Unión Europea, sólo hay que analizar las cifras de evolución del paro en Europa y en España. Y, tras mentir descaradamente durante meses, los socialistas no sólo no reconocen la falta de previsión o el engaño intencionado a los ciudadanos sino que, además, intentan hacernos creer que la culpa es de todos menos de quien debería asumir la responsabilidad. Y, una vez más, dispuestos a ayudar al Gobierno, los sindicatos mayoritarios se manifiestan sin pudor contra la Generalitat, a la que hacen responsable de una situación promovida por el Gobierno socialista. Y sigue sin pasar nada...
El Gobierno de Zapatero ha negado durante nueve meses que hubiera crisis, haciendo oídos sordos a todas las previsiones sobre la crisis que se avecinaba y cerrando las cortinas a una realidad que se vislumbraba claramente al otro lado de la ventana. Ahora esa realidad está en nuestra casa, parece que quiere quedarse durante un tiempo, pero el Gobierno socialista niega cualquier culpa. Y no pasa nada.
Estamos en recesión y el ministro de Economía sigue en su puesto; superamos los tres millones de parados y el responsable de Trabajo no sabe, no contesta; los aeropuertos son un caos y las carreteras se colapsan cuando caen cuatro copos de nieve y la ministra de Fomento se va a China de viaje. Y no pasa nada.
En Valencia, la vicepresidenta De la Vega se compromete en dos ocasiones a trasladar la subestación de Patraix; y hoy la instalación vuelve a funcionar en cumplimiento de una sentencia promovida por Red Eléctrica Española, la voz del Gobierno, que ha pedido al tribunal explícitamente que se reabra Patraix. Y no pasa nada.
El presidente del Gobierno no nos permite que destinemos el 0,7% de su fondo de inversión local a comedores sociales. Y el portavoz socialista en temas urbanísticos en el Ayuntamiento de Valencia, Vicente González, asegura abiertamente que la sentencia del Cabanyal se basa en un informe "comprado". Y no pasa nada.
¿Qué hubiera pasado si... un gobierno del Partido Popular hubiera incurrido en esta sarta de despropósitos? Hace tiempo que se habría convocado -o celebrado ya- una huelga general; la oposición hubiera pedido no ya la dimisión de uno o varios ministros sino del presidente del Gobierno; la izquierda habría promovido una campaña de recogida de alimentos para los comedores sociales; los medios de comunicación se habrían cebado con la declaración del concejal de turno sobre la supuesta compra de informes y el nulo respeto a una sentencia judicial; y las mentiras sobre la subestación habrían saltado a la cara de los dirigentes que le dicen a la gente lo que quiere oír y luego hacen lo que les viene en gana.
Los socialistas, con Zapatero a la cabeza, están llevando este país a la ruina. Es cierto que estamos inmersos en una crisis global. Pero las consecuencias en España están siendo mucho más graves que en el resto de la Unión Europea, sólo hay que analizar las cifras de evolución del paro en Europa y en España. Y, tras mentir descaradamente durante meses, los socialistas no sólo no reconocen la falta de previsión o el engaño intencionado a los ciudadanos sino que, además, intentan hacernos creer que la culpa es de todos menos de quien debería asumir la responsabilidad. Y, una vez más, dispuestos a ayudar al Gobierno, los sindicatos mayoritarios se manifiestan sin pudor contra la Generalitat, a la que hacen responsable de una situación promovida por el Gobierno socialista. Y sigue sin pasar nada...
Últimos comentarios