Que estamos asistiendo a una de estas “revoluciones pacíficas” que tanto le gustan a la izquierda internacional, creo que nadie lo podrá negar. Es evidente que el movimiento revolucionario iniciado por Hugo Chávez en Venezuela, fiel seguidor del gran chaman de Cuba, el señor Fidel Castro; ha tenido aplicados imitadores en la Bolivia de Evo Morales, el Ecuador del señor Correa y, más recientemente, con la elección, para presidente del Paraguay, del populista, ex obispo suspendido ad divinis, Fernando Lugo; tiene un común denominador que nos recuerda lo sucedido al final de la segunda Guerra Mundial, cuando la Rusia soviética se fue anexionando territorios y ocupando naciones para integrarlos en el nuevo “imperio soviético” bajo el mando absoluto y totalitario del Kremlin del señor Stalin.
Sin embargo, como se viene demostrando, la población necesitada de ninguna de estas nuevas dictaduras ha salido beneficiada por la ascensión al poder de los nuevos “salvadores de la patria” y sí, por el contrario, se le han recortado las libertades con la excusa de que para luchar contra el capitalismo se necesita que estos caudillos se hagan con todos los resortes del poder, terminando con cualquier limitación que les pudiera imponer una Justicia independiente o unas cámaras de diputados que pudieran poner coto a los posibles desmanes del Ejecutivo ( en realidad el tirano) que, se intenta convertir, y en esto están ahora empeñados, en verdaderos dictadores con poder sobre la vidas y haciendas de todos los ciudadanos. Los comportamientos de Chávez y Evo Morales son casos paradigmáticos de la manera de actuar de estos populistas líderes de corte marxista que intentan, a la fuerza si fuere preciso, erradicar de cuajo la verdadera democracia de sus países.
Es llamativo que, bajo la común invocación de la defensa de los pobres y la erradicación del capitalismo y la corrupción política, se consiga soliviantar a las grandes masas inmersas en la pobreza, los que forman el substrato de las sociedades modernas, para arrastrarlas, a base de promesas revanchistas, de palabras engañosas y de ofertas utópicas, al paraíso comunista que debiera ser el bálsamo milagroso que remediará todos los males del país. Está visto que, contra este tipo de plaga marxista, no hay ninguna medicina capaz de atajar su expansión, peligrosa expansión, por todo lo que se ha dado por llamar el Cono Sur de América. Ni esta Europa de nuevo cuño, que se nos ha querido vender como la panacea para enfrentarnos a las grandes potencias mundiales y que no ha acabado de cuajar en algo verdaderamente monolítico, limitándose a ir vegetando entre conflictos internos y realidades nacionalistas tan difíciles de erradicar en un continente de tan arraigadas raíces individualistas. Los grandes retos pendientes, como pudiera ser la aprobación de una Constitución Europea; le privan de la necesaria autonomía para actuar frente al resto de naciones con una sola voz y una sola actitud, lo que la convierte en un coloso con pies de barro que no está en condiciones de enfrentarse a los problemas creados por la política internacional, como se ha demostrado con el tema de Kosovo ( que la ha enfrentado con Rusia) o, sólo hace unos días, con la demostración de fuerza hecha por Rusia al invadir, con plena impunidad, la nación de Georgia. Si nada hemos podido hacer con los rusos menos podremos lograr ante la degradación de Sudamérica, teniendo en cuenta los distintos intereses petrolíferos que, cada una de las naciones europeas, tiene con aquellos países de los que depende su política energética y que, y este es el problema, no suelen coincidir con los de los demás.
Los mismos EE.UU se muestran vacilantes, máxime si se tiene en cuenta que, en periodo de elecciones, tanto el gobierno como los partidos de la oposición son muy cautos en sus decisiones y muy prudentes en sus manifestaciones para evitar darle pólvora al adversario político. Se está demostrando en su posicionamiento ante el órdago planteado por la Rusia de Putín, que parece que ha conseguido salir del marasmo en que quedó confundida con motivo del desplome del Muro de Berlin y ha vuelto a sus antiguas aspiraciones anexionistas como se ha demostrado en la invasión de Georgia y en la declaración de la independencia de Osetia del Sur y Abjasia y en su acercamiento a Pekín para formar un frente común ante los países occidentales.
Ya comenté en uno de mis escritos que este incidente, al parecer de poca monta, llevaba veneno en si mismo y es evidente que los rusos han decidido, una vez más, enseñar sus colmillos; como lo han hecho cuando han exhibido un misil intercontinental que, según dicen, es capaz de sortear el muro antimisiles americano. Genocidios, represalias económicas, chantaje con el petróleo que llega del norte de Europa, fragatas americanas y de la OTAN y, entre este complicado panorama político internacional, la irrupción de China apoyando la actuación de Rusia en el Cáucaso; no son precisamente buenas noticias si se tiene en cuenta que uno de los posibles presidentes de los EE.UU, Obama, parece que quiere volver, al menos así se puede entresacar de sus discursos, a una política internacional basada en la diplomacia y no en la fuerza lo que, a mi modesto entender, es como darle patente de corso al señor Putín y a una Rusia reforzada moralmente por el éxito de su operación contra Georgia.
Lo curioso es que, en este tema, nuestro Gobierno y, por supuesto, el señor Moratinos parece que andan descolocados como si a nosotros no nos fuera nada en este envite. Ocurre, como en todo lo que meten baza nuestros gobernantes encabezados por el señor ZP, que hace unos días acusaba a los EE.UU de ser los causantes de todos los problemas económicos que afectaban a nuestro país (recuerden que hace poco dijo que nunca nos afectarían) y que el derrumbe de su sector financiero era el que nos había llevado a la actual situación precaria en la que nos encontramos. No obstante, vean ustedes como nuestro particular gurú ha vuelto a meter la pata hasta el corvejón cuando, ¡Oh, sorpresa!, nos enteramos de que( eso sí en las últimas páginas de los medios que apoyan a Zapatero) el PIB de la nación americana, en el último trimestre, a repuntado un 3’3% ¿Milagro?, ¿magia?, ¿brujería? No, no señores, nada de eso, simplemente un trabajo bien hecho, un análisis certero de las causas y una programación acertada de los remedios adecuados. Nada de engaños a los ciudadanos, nada de parches partidistas, nada de parcialidades a favor de unos en detrimento de los otros, mucho patriotismo y mucha seriedad y preparación de los encargados de dirigir los pasos de la economía. Por ello son la primera potencia del mundo y nosotros el farolillo rojo de Europa, dirigido por una colección de gobernantes ineptos, rencorosos, fanáticos, obcecados y “antipatriotas”. Y es que, señores, va a resultar cierto que el señor ZP nos ha salido gafe ¡lástima que algunos no se hayan dado cuenta hasta ahora, para evitarnos el mal trago!
Miguel Massanet Bosch
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