Rosa Díez (Publicado en UPyD, aquí)
Lo dijimos durante toda la campaña; lo repetimos durante el discurso de investidura: Somos un partido político tan libre de prejuicios como de complejos. Tenemos una visión institucional de la política y somos ajenos al comportamiento sectario, tan común en los esquemas de los viejos partidos políticos, de este modelo caduco al que responden todos los que se sientan con nosotros en el Parlamento. No juzgaremos nunca las propuestas de otros en función de la procedencia, sino únicamente en función del contenido. Atenderemos a la propuesta y a las consecuencias que de la misma se deriven. Cuando estemos de acuerdo, lo diremos. Y cuando no lo estemos, también. Votaremos las propuestas de los demás atendiendo únicamente a las consecuencias que se deriven de su aplicación desde la perspectiva de la igualdad, el progreso, la cohesión y la libertad.
Al parecer, nadie --salvo los que nos votaron, que por cierto es a los que nos debemos en primer lugar-- nos creyó. En el Parlamento se "extrañan" de nuestra coherencia al cumplir ese compromiso. Incluso los periodistas se lo comentan a nuestra responsable de comunicación: "Oye, que es verdad, que ha votado con el PSOE" ; "Oye, que ha votado una propuesta de IU y otra del PP..."
Pues sí: es verdad que vamos a cumplir nuestro compromiso. Es verdad que vamos a demostrar que se puede hacer política de otra manera. Es verdad que somos un partido diferente, que no nos dejamos llevar por ningún tipo de sectarismo; es verdad que no decidimos nuestro voto en función de la coyuntura o de la simpatía o antipatía que, en general, podamos tener respecto de el partido que hace una propuesta. Es verdad que escuchamos los argumentos de los demás; y que confirmamos o modificamos, incluso en sede parlamentaria, nuestro voto. Es verdad que si escuchamos argumentos que no habíamos tenido en cuenta los valoramos antes de tomar la decisión definitiva. Es verdad que tenemos un espíritu libre, que practicamos el libre albedrío cada día. Eso es tener un sentido institucional de la política; eso es tener un comportamiento no sectario. Eso es hacer política de otra manera.
Veréis, os voy a poner algún ejemplo práctico de esos que dejan perplejos a los que creen que sólo se puede hacer política obedeciendo al gesto del dedo en alto. Esto del "dedo en alto", las señas de voto, es algo que os recomiendo observéis si tenéis la oportunidad en cualquiera de las sesiones del Congreso. Los diputados votan teledirigidos; podrían ni siquiera estar, delegar el voto en el portavoz; porque cuando éste levanta su mano, con dos, o tres dedos en alto, todos saben lo que tienen que votar. Bueno, pero a lo que íbamos, a lo nuestro.
Durante estos cuatro plenos que se han celebrado hemos demostrado en la práctica que nuestro discurso durante la campaña nos lo tomamos como un compromiso adquirido con y ante los ciudadanos. No sólo hemos presentado una serie de Proposiciones de Ley y no de Ley (siete de cada si no recuerdo mal) y una batería de más de ciento treinta preguntas que se corresponden con los puntos importantes de nuestro Programa Electoral, sino que hemos participado en todos los debates que han propuesto el resto de fuerzas políticas respetando al pie de la letra nuestro propio programa electoral.
Ejemplos: cuando el PP planteó una Proposición no de Ley que le llamo "de igualdad", pero que era un popurrí de ocurrencias --en ella se mezclaba todo, desde la "libertad lingüística" ( hablaba del "bilingüismo equilibrado" (?) ), hasta afirmar que "todos los españoles deben tener asegurado en cualquier lugar de España el acceso a los recursos naturales esenciales", denominación esta que alcanza a las costas, los puertos, las ondas radioeléctricas, las riberas de los ríos...etc.)--, hicimos unas enmiendas para "arreglarla" un poco y clarificar exactamente lo que se pedía, dotándola de una cierta coherencia. Y las explicamos. El PP ni siquiera se molestó en contestarnos. Y sin ningún tipo de argumentos --como digo, ni nos contestó--las rechazó. Así que votamos en contra.
- Cuando CIU planteó en una proposición no de ley que Defensa cediera gratuitamente el cuartel del BRUC a la Generalitat y/o el Ayuntamiento de Barcelona para viviendas sociales u otros usos sociales, presentamos una enmienda pidiendo al Gobierno que estableciera un criterio para las cesiones de cuarteles que se habían quedado sin utilidad y que se aplicara el mismo en todos los casos, para que no fuera en un sitio una cesión gratuita y en otra onerosa para la administración que lo recibía. Y anunciamos que votaríamos a favor si CIU aceptaba esa premisa. Pero cuando el portavoz del Grupo Socialista argumentó los motivos por los que Defensa se oponía a la cesión--fundamentalmente porque es el único acuartelamiento que tiene el ejército en Barcelona y aunque tenga muchos menos efectivos que en el pasado lo considera estratégico-- cambiamos nuestra posición. Y se lo hicimos saber al portavoz de CIU y votamos en contra, coincidiendo en el rechazo con el PSOE y el PP.
- Cuando el PP planteó una Proposición no de Ley sobre las tarifas eléctricas, votamos a favor.¨Y no nos importó nada coincidir con el PNV, que también votó a favor.
- Cuando el BNG e IU plantearon sendas Proposiciones no de Ley a favor de la puesta en marcha de medidas que hagan progresar la laicidad del Estado, enmendamos la del BNG y votamos a favor de las dos. Y no nos importó nada coincidir con ellos en unas propuestas que forman parte de nuestro programa electoral. Propuestas que no son en absoluto antirreligiosas, sino defensoras del Estado laico. O sea, separación de poderes y respeto mutuo entre Iglesia y Estado. Y el PSOE y el PP --junto con el PNV y CIU-- pues votaron en contra. O sea, ese PSOE tan laicista él, votó junto con el PP, ese partido al que los socialistas acusan de estar sometido a los obispos. Que el PP rechace esas iniciativas no debiera sorprender a nadie. Pero que lo haga el PSOE debiera permitirnos llamar la atención sobre su hipocresía. Se les llena la boca de críticas a la jerarquía eclesiástica española, pero a la hora de la verdad, en lo que verdaderamente importa desde la perspectiva de separación de poderes, nada de nada. ¿Por qué? Porque en el fondo los socialistas no defienden un estado laico; lo único que les importa es tener la espada de Damocles sobre la jerarquía eclesiástica y poder hacer los discursos incendiarios y sacar a los obispos a la calle siempre que haya elecciones. Y para provocar al PP en esa misma dirección.
--Cuando Nafarroa Bai presentó una Proposición no de Ley para que se cerrara el Campo de Tiro de las Bárdenas, pues votamos en contra. Coincidiendo con el PP y el PSOE. Y tampoco nos importó nada.
Bueno, y así suma y sigue. Defendiendo siempre nuestros compromiso y nuestras propuestas programáticas. Planteando las iniciativas que a nuestro juicio son más necesarias; y analizando las de los demás desde esa misma perspectiva. Somos, es verdad, rara avis. La gente no está acostumbrada a este tipo de comportamiento político. Pero esto es justamente lo que hay que hacer. Defender las cosas en las que crees, las causas que consideras justas, las iniciativas que conducen al progreso individual y colectivo. Y no importarte con quien coincides en esa defensa, sino el objetivo mismo. Esto, insisto, es hacer política de otra manera. Esto es regenerar la democracia, poner por delante de las siglas el interés de los ciudadanos. Y esto, justamente esto, es lo que seguiremos haciendo. Os reconozco que les ponemos --a todos--, muy nerviosos. Y que su nerviosismo --y las encuestas del CIS, que como podréis suponer están más recocinadas que el café recalentado-- nos confirma en lo acertado de nuestra estrategia.
Por cierto, que somos el único partido sobre cuyo portavoz no ha preguntado el CIS. ¿Por qué será? Esto no ha hecho sino empezar. Gracias a todos por estar ahí.
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