Lamentablemente el temor de nuestros aires se ha visto corroborado por la falta de unidad que la manifestación de Madrid contra ETA tendrá, como siempre, y esto es demasiado para los que no estamos ni con la derecha ni con la izquierda, sino con la razón y la inteligencia. Los motivos estratégicos y los réditos electoralistas del PP son tan evidentes ahora, como la errada inconsistencia de ZP de tener marginado al principal partido de la oposición cuando a él le interesaba la cama de La Moncloa, habiendo dispuesto como tema de gobierno número uno el diálogo con ETA y su pazzz singularizada.
El partido que preside Mariano Rajoy, hizo público esta noche un comunicado, en el que anuncian que no secundarán la manifestación convocada tras el atentado de ETA en el aeropuerto de Barajas y que está organizada por UGT, CCOO y la asociación ecuatoriana FENADEE.
El PP señala que 'una manifestación que tendría que haber servido para unir a la sociedad contra el terrorismo, ha generado disenso y división, incluso entre los propios colectivos convocantes'.
Explica como argumento para no apoyar esta protesta, que se desarrollará bajo el lema 'Por la paz, contra el terrorismo', que no se haya 'buscado el consenso' y se hayan 'rechazado las sugerencias tanto respecto al lema como al contenido del manifiesto'.
El partido de Mariano Rajoy afirma que en la pancarta 'no se ha incluido la palabra libertad, a pesar de que, junto a la vida, se trata del principal derecho amenazado por los terroristas'. Además, los populares, según consta en el comunicado, reprueban que el manifiesto que se leerá en la protesta 'no rechaza el diálogo o la negociación con ETA'.
Mariano Rajoy había asegurado ayer por la mañana que acudiría a la manifestación de Madrid 'siempre y cuando' se dijese que es 'en defensa de la libertad', que 'no se va a negociar con ETA' y que 'se apuesta por la derrota' de la banda terrorista.
En el comunicado, el PP condena una vez más de 'manera enérgica' el 'salvaje' atentado cometido por ETA, que causó la muerte a dos ciudadanos ecuatorianos, y expresó de nuevo su 'máxima solidaridad y apoyo a las familias' de Carlos Alonso Palate y Diego Armando Estacio, así como a los heridos, al resto de afectados y al conjunto de la comunidad ecuatoriana de España.
Tras estos 'viles asesinatos de ETA' y después de que ésta haya emitido un nuevo comunicado 'anunciando nuevos atentados si no se cede a su chantaje', el Partido Popular considera imprescindible que haya una política encaminada a la 'derrota definitiva' de la banda terrorista y que esa política 'sea clara'.
'La ambigüedad y la confusión sólo benefician a los terroristas', agrega el comunicado.
En este sentido, el PP reitera que la política más eficaz y que concitó mayor respaldo social en la lucha contra ETA es la acordada en el Pacto por las Libertades y contra el Terrorismo que, recordó, 'impide cualquier tipo de acuerdo o negociación' con la organización terrorista y que tiene como principal objetivo la 'derrota definitiva de los terroristas desde la Ley y el Estado de Derecho'.
Así, los populares opinan que la manifestación convocada para el día 13 'no recoge estos principios fundamentales con la necesaria claridad'. Por todo ello, el PP asegura en el comunicado conocido esta noche que 'no se dan las circunstancias para respaldar la convocatoria'.
Fuentes de la dirección nacional del PP explicaron que, además, esta manifestación 'siembra confusión en la estrategia de lucha contra ETA'. La decisión tomada esta noche por el PP de no respaldar la convocatoria se suma a la ya anunciada por la Asociación de Víctimas del Terrorismo, que tampoco acudirá.
A la vista de las afirmaciones, la pregunta objetiva de los que no estamos dentro de ningún sector partidista, sino sólo con la sociedad española en general, es la de siempre: ¿Qué le pasa España con su vertebración? Pues posiblemente un adolecer histórico de inteligencia política, que, en momentos de crisis como el actual, está para echar mano de los instrumentos de consenso de cara a “derrotar al enemigo”. Por esto, la inclusión o no de una palabra como motivo es una necedad. La Manifestación de Madrid ha de cabalgar en defensa de la Constitución de 1978 y lo que ésta representa. Frente a los antidemócratas, este país, como muy bien ha dicho el profesor José Álvarez Junco, dispone de una Carta Magna que, a la vez que democrática, es cuasi-federal. Es probablemente lo que los tiempos exigen, lo que la realidad compleja del país exige. Lo que hay que conseguir es que funcione. Pero para ello debe, en primer lugar, ser aceptada por todos, deben abandonarse viejas concepciones de España unida, homogénea, centralizada, castellano-parlante en exclusiva, monolíticamente católica, etc., porque no se corresponden con la realidad actual.
Esa manifestación que, de haber sido seguida por todos los partidos del arco constitucional, podría haberse convertido en un tremendo documento intransferible para robar protagonismo a cuantos se oponen al Estado de Derecho (abertzales, extrema derecha y demás sucedáneos), habría servido al pueblo como un bálsamo eficaz para curar la herida de Barajas. Los violentos, por culpa de esa desunión, no aprenderán tampoco esta vez que llevan cuarenta años sin interiorizar un valor ideológico de primer grado: la asunción de la democracia. Deben estar convencidos los terroristas de que la mejor manera de convivir es la que actualmente han hecho suya los países del mundo occidental, es decir, la democracia liberal y parlamentaria, que, con todo sus defectos (a veces se exageran los defectos, por sensacionalismo periodístico, por ejemplo, subrayando casos de escándalo o abusos de poder), es el menos malo de los sistemas de gobierno conocidos. Y una de las exigencias imprescindibles de la democracia es la renuncia a la violencia como vía para conseguir imponer a los otros nuestros puntos de vista políticos. La huida del PP de Madrid –de la manifestación comentada- no ayuda a educar a los que amparan en el País Vasco al terrorismo etarra. Hay otros problemas más importantes –cuando se deje de poner bombas y asesinar- que la Constitución puede diluir con el tiempo, siempre y cuando se dé el protagonismo justo a otros más reales y urgentes (inmigración, exclusión social, problemas del agua, etcétera, etc.). Una responsabilidad que nos cabe a todos los ciudadanos que, por encima de los partidos, somos los auténticos consignatarios de la soberanía nacional.
Aires de La Parra
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