Otra democracia es posible... Y una España renovada, libre de tabúes y dogmas, está dando con firmeza sus primeros pasos. Una España de la solidaridad, donde las libertades humanas y los derechos de los individuos sean protegidos debidamente. Tras ella estamos los ciudadanos gritando: «¡Libertad, libertad!», que, desde Ciudadanos por Cataluña han marcado un hito histórico. En su propio comienzo, nuestros aires han mantenido el deseo de que se multipliquen y se extiendan a otras tierras de España, y específicamente a las castellano-manchegas, donde se ubica toda Cuenca. Una corriente de esta naturaleza ha de desplegarse aceleradamente por aquí, gritando libertad contra un “régimen político”, el creado por Bono y los socialistas, que atenta a menudo contra los más básicos principios de la democracia.
Antidemocrática ha sido, y es cotidianamente, la libre designación hechas como simples barrumbadas por esta gente del PSOE, que, por si fuera poco, se jactan en dar los puestos a dedo peor a como lo hacía Franco. ¡Es una mierda esto! Y particularmente en Castilla-La Mancha, repetimos, donde no se cuida la profesionalidad de los empleados públicos, sino el sometimiento de estos al régimen en el poder; o sea, ellos. Pues bien, esto no es ni más ni menos que simple corrupción. Luego que no se jacten. Hacen mala Administración como consecuencia de ese dar y otorgan a los bien avenidos a su causa, pero no a los mejor preparados y conforme determina la Ley de la Función Pública. Último ejemplo, la donación de la jefatura de servicio de Formación del S.P. del SEPECAM de Cuenca. Asquerosa resulta la designación, a la vista de los optantes a la plaza. ¡Y que encima hagan el paripé!
Este fingimiento y simulación es una prueba más de la incapacidad que viene demostrando Barreda para gobernar, pues su ejecutivo es un cúmulo de privilegios contrarios a derecho, que dan toda la razón a Maria Dolores de Cospedal en su taxativa denominación que el pasado domingo dio la candidata del PP a la presidencia autonómica a este entramado de imperfección y corruptela pública: «la dictadura socialista en Castilla-La Mancha».
Aspectos como el denunciado en el Sepecam son lo común, y no lo extraordinario. Por ello no vendría mal a nuestra tierra que de una vez por todas perdieran los socialistas las elecciones autonómicas. El vuelco y los cambios en materia de política de personal y de recursos humanos sería extraordinario, e indudablemente para el bien de los ciudadanos de la región. Hecho como ese avalan las palabras De Cospedal, y en concreto su denuncia de la «lucha desigual» que mantiene su partido con «el auténtico régimen que dura 25 años» en Castilla-La Mancha y criticó las «muchas voluntades pagadas y que viven del dinero de los presupuestos de Castilla-La Mancha, que es de todos».
«Esta es la forma de gobernar. Repartir subvenciones como si fueran de Barreda», subrayó la también candidata a la Presidencia de la Junta, quien indicó que estas acciones sirven para «agradecer favores y chantajear» a aquellos que «son de la cuerda».
Siendo, pues, todo verdad, De Cospedal estuvo ataviada de lógica y fundamento cuando instó, durante toda su intervención, a los dirigentes y afiliados «populares» a que «todos seamos la voz del PP y con el boca a boca difundamos el programa» para evitar «el conformismo del PSOE» y alcanzar la Presidencia de la Junta, utilizando «no esta mediocridad» sino haciendo «que el esfuerzo y el espíritu de sacrificio sea la bandera». Nuestros aires piensan lo mismo.
El sociobonismo, al igual que el franquismo, ha sido también una vasta tarea disciplinaria, un gigantesco empeño corrector y reeducativo de la función social de los hombres y las mujeres a la causa del partido en el poder, el PSOE, el suyo. A esto le dedican mucho tiempo, y con las mismas habilidades que los socialistas de este país aplican a “su” causa desde que los creara Pablo Iglesias. Siempre rodeados de hombres para la causa, no dejan moverse a nadie que no sea del partido único y, en general, todos los pilares de su régimen son una extrapolación de poder sacado desde las instituciones archicontroladas por el partido de la rosa.
Los cometidos de esas instituciones cambian poco con el tiempo, y el principio de los esfuerzos de disciplinamiento llegan a ser entusiastas en los instantes en los que se trata de dar puestos y prebendas. Esto no está a la vista, pero como ideológicamente el régimen viene estando muy inspirado en las doctrinas y en las estéticas facciosas del totalitarismo administrativo de Gorkin, a cada momento y por cada lugar se produce en la región un intento arbitrario de encuadramiento de la población conforme a esas pautas, se nombran, se nombran, se nombran… Y ahí los tenemos: dándonos el penúltimo puesto de España en los valores e indicadores principales de orden económico y social. ¡Coño! Pues menudo régimen. Entonces, es bueno propugnar un cambio drástico, que renueve personas y haga una política transformadora más eficiente.
Aires de La Parra
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