Sin duda, ayer fue uno de los días más emotivos de mi vida en el plano docente y de la investigación. Mientras regresaba desde Toledo a Cuenca, después de haber formado parte como Vocal del Tribunal de Tesis Doctoral que, nombrado por el Rector de la Universidad de Castilla-La Mancha, juzgó la Tesis presentada por D. Valentín Molina Moreno, mi ánimo traía todo su espíritu levantado, completamente revitalizado. Primero porque, conocedor de la gran valía de Valentín en el plano gerencial, emprendedor, innovador en materia de Nuevas Tecnologías y de la Sociedad de la Información en la Comunidad autónoma de Castilla-La Mancha, por unanimidad el doctorando había obtenido la calificación de Sobresaliente “cum laude”; calificación sobradamente merecida. En segundo lugar, todo este acto formal me había permitido conocer a unos más que excelentes catedráticos y profesores de Ciencias Económicas, de los que, estando muy cubiertos de méritos y grandes virtudes, su más destacable cualidad es la seriedad, la sencillez, la llaneza y la espontaneidad con la que mueven todos y cada uno de sus pasos y afirmaciones. ¡Cuán distinta es la forma de expresarse estos grandes hombres a como lo hacen las turbias manifestaciones de los políticos que nos rodean! Pasé así unas horas plácidas y deliciosas al lado de los doctores Eduardo Cuenca –catedrático de Economía Aplicada de la Universidad de Granada, presidente del tribunal y hombre bondadoso por naturaleza-, Felipe Hernández Perlines –catedrático de Economía y Empresa de la Universidad de Castilla-La Mancha, que une a su extraordinario conocimiento de esta ciencia una educación y cordialidad inigualables-, Juan de Dios Jiménez Aguilera –catedrático también de esta materia en la Universidad de Granada, ex decano de esa Facultad y con una experiencia poco frecuentes en su área-, Pedro Jiménez –secretario del Tribunal, profesor de la UCLM y Director del Centro de Estudios Universitarios de Talavera-, Javier Llorens –profesor del Departamento de Organización de Empresas de la Universidad de Granada y excelente conocedor de la problemática juzgada- y Juan Delgado –Secretario del Departamento de Economía Aplicada de la Universidad de Granada también, un profesor perspicaz y erudito en el tratamiento de la cosa ayer juzgada-. Así, según me aproximaba a la capital del Júcar, todo mi pensamiento se sintetizaba en una exclamación: ¡Menudo cartel! En efecto, ver el anodino desarrollo económico de esta provincia y abstraerme en las aportaciones de eruditos tan afamados, era como poder afirmar: Se acabaron los males para Cuenca, ahora van a venir nuevos tiempos. Pero no, al pasar por Cabrejas y divisar ya las acogedoras luces de la capital, el alma me devolvió a la realidad y todo quedó en un etéreo: ¡Bueno, ya estamos aquí! Vuelta a la realidad y a seguir con lo nuestro. Esto no me impide que, a modo de un deber con el nuevo Doctor en Ciencias Económicas, D. Valentín Molina, uno de mis mejores amigos después de muchos años, desde que nos conocimos estando él en el Consejo Económico y Social al lado de Antonio Pina (con el que comimos ambos en Cuenca para desarrollar un proyecto muy útil, que, como a menudo ocurre por aquí, las autoridades apaisanadas de esta tierra dejan en la cuneta), me vea ahora libre de ataduras para transcribir mi propia intervención en el Tribunal. Veámosla. ¡Va por ti!, doctor Valentín Molina, enhorabuena.
He de confesar, primeramente, que hoy es un día especialmente feliz para mi. Y mucho más después de haber escuchado al Doctorando Valentín Molina Moreno. Son muchos los años que conozco sus perseverantes esfuerzos para hacer posible que este momento llegara. Sé también el amor, sí, una pasión deleitable que tiene con la Prospectiva Tecnológica y todo cuanto acompaña a este importante campo de la ciencia y del conocimiento. De hecho, no debo ni acreditarme ni mucho menos restarle a él ningún adjetivo, la página 12 de la Tesis es clara y elocuente. Además, el doctorando a lo largo de su exposición acaba de probar holgadamente con su investigación que su aporte al ámbito de la Nueva Economía constituye un haz sobresaliente y preciso a esta área de conocimiento. Sin duda, como termina de ratificar hace pocas semanas –en octubre de 2006- un experto en esta materia tan reconocido como Alfonso Castilla, doctor ingeniero del ICAI y Catedrático de Economía Aplicada, la Nueva Economía generada por la Sociedad de la Información es un tema muy divulgado y muy popular. De ahí que resulte a menudo difícil referirse a ello de una manera breve. Sin embargo, nuestro doctorando lo ha conseguido, sin restar ni un solo detalle a las distintas dimensiones que conlleva la revolución de la información. Una, la tecnología digital y el ordenador, que constituyen su substrato tecnológico. Dos, la Nueva Economía en sí, que marca el camino de las aplicaciones y la creación de riqueza en lo que terminan siempre todas las revoluciones tecnológicas, con Internet como cumbre potencial de esta revolución por el momento Y, tres, el modelo interpretativo del mundo que proporciona la información, con sus componentes de almacenar, cortar, pegar, copiar y transmitir, y la posibilidad de aplicarlo a las revoluciones científicas y tecnológicas venideras. En relación con la tecnología digital y el ordenador, los avances son sorprendentes de un día para otro. La miniaturización y la capacidad de cálculo de los microchips (a los cuales habrá que llamar muy pronto nanochips) parecen no tener límite. Las leyes combinadas de Moore, Metcalf, Law of Arial Density, Gilder, ley de los “retornos crecientes” y otras, incluida la de “retornos acelerados” de Kurzweil, delinean un increíble panorama de evolución de las TIC. Es difícil, a la vista de tal panorama, estar en desacuerdo con las explicaciones de ese autor y su destacado concepto de “singularidad”, que Valentín nos pone continuamente de manifiesto a lo largo de su importante trabajo. Su ángulo de visión de Prospectiva Tecnológica es una síntesis encomiable de esa singularidad futura de la que ha hablado Kurzweil, que, como sabemos, cree fervientemente en la idea de la singularidad futura a la vista de los cambios acelerados de la tecnología, mucho mayores hoy que en los años 50, especialmente los relacionados con la tecnología digital y el software, sector del que él mismo procede. Cree además, como muchos otros científicos hoy, que la palabra que mejor iría para nombrar la esencia de la biología molecular es “digital”. Igual que es digital el mundo de la doble hélice de Crick/Watson en el que el genoma humano puede medirse en gigabases, de la misma forma que la capacidad de un pen drive puede medirse en gigabytes. El canto del doctorando a la sociedad inmediata queda asimismo constatado por el propio profesor Castilla, cuando éste determina, en lo relativo a la Inteligencia Artificial, que dispondremos de grandes ordenadores capaces de emular la inteligencia humana para el 2010 y tal capacidad estará disponible en ordenadores personales diez años más tarde. Los ordenadores serán capaces de pasar un test de Turing los primeros años de la siguiente década. Los ordenadores entonces, a través de tecnología de reconocimiento de patrones, tendrán la capacidad de aprender como aprenden los humanos y podrán descargar y acumular información, conocimientos y habilidades procedentes de otras máquinas y de los propios cerebros humanos. Los nanobots tendrán miles de papeles que desempeñar en el cuerpo humano, entre ellos el de invertir el proceso de envejecimiento de las personas, actividad en la que completarán y perfeccionarán lo que se haga ya por puros procedimientos biotecnológicos. Miles de millones de nanobots inmersos en las capilaridades del cerebro ampliarán considerablemente la inteligencia humana. Desde el punto de vista de las aplicaciones prácticas la Sociedad de la Información ha sido denominada también Sociedad Red y lo que ha dado de sí lo vemos hoy plasmado en la industria del ordenador y los numerosísimos productos basados en ese artefacto, por decirlo de alguna manera, y, sobre todo, en las grandes empresas de telecomunicación, en las redes por ellas mantenidas y en las plataformas de todo tipo a ellas conectadas, por lo que se refiere al lado de la oferta. Por el lado de la demanda están las empresas de todo tipo y los individuos conectados a ellas. Este esquema de sociedad y de economía se extenderá hasta el punto de que todo será al final un conjunto de redes universales y unas plataformas proveedoras de servicios a las que todos estaremos conectados y de las que obtendremos la mayor parte de lo que necesitaremos en términos de trabajo, ingresos, formación, cultura, diversión, ocio y múltiples aspectos más. Todas las unidades diversas (individuos, familias, empresas e instituciones) conectadas a ellas compartirán con su carácter de unidades productivas y de unidades consumidoras al mismo tiempo, todos seremos practicantes, dicho sea en inglés, del “prosumption”. Las plataformas, por otra parte, serán mucho más numerosas que las actuales y de características distintas: en vez de proporcionar todo tipo de información y de ser información pasiva como la actual, serán mucho más especializadas y numerosas y la información será siempre nueva y creada ad hoc (información emergente o producida en el momento de su utilización). Las poderosas empresas de telecomunicación actuales lo seguirán siendo en el futuro, sobre todo si, como dice el doctor Adolfo Castilla, saben interpretar las tendencias científicas y tecnológicas y actualizar sus servicios a los avances de las NBIC y a las sociedades y nuevas economías de ellas derivadas. Las fabricas del futuro es probable que estén conectadas directamente a plataformas informativas de las que obtendrán todo lo necesario para su funcionamiento. Lo mismo ocurrirá con los hospitales, con los centros de investigación, con las universidades o con los museos. No se tratará de información para actuar o para saber, sino de información generadora directa de la acción y proveedora directa del servicio. La salud de los individuos, su cultura, su ocio y, desde luego, su capacidad mental y muchos otros aspectos, puede que dependan también de sus conexión continua a las redes. No es extraño, a la vista de estas afirmaciones, que las sociedades más avanzadas actualmente, especialmente la americana, estén dedicando gran atención a temas tan fundamentales como, el control de la Red de Redes, la neutralidad de las redes y el llamado contrato social de Internet. Muchas gracias, Doctorando Don Valentín Molina Moreno. Bienvenido al Paraninfo de la Ciencia de este País. Juan Andrés BUEDO GARCÍA
Gran parte de lo que deben hacer dichas empresas de telecomunicaciones, junto con otras instituciones, es proporcionar el impulso inicial del tetraedro NBIC compuesto por Adolfo Castilla. Pues bien, he de decir que D. Valentín Molina hace patente con su trabajo que se encuentra en la línea de prospectiva que están construyendo ya los ámbitos de conocimiento prospectivo más avanzados. Por este motivo vengo a avalar con la máxima puntuación el trabajo realizado.
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