Nuestros aires, por experiencia y realismo, estaban a la espera del desenlace que ayer, lamentablemente, se produjo: la eliminación de España del mundial de fútbol de Alemania. Pero guardaba como oro en paño un anuncio de mosqueo, contra el que pensábamos que la “furia española” no sabría reaccionar. Nos referimos a la profecía de Nostradamus, que determinados medios presentaron el 21 de junio como lo que iba a ser un triunfo:
El celebre médico, astrólogo y adivino francés Michel de Nostradamus predijo la victoria de España en la Copa del Mundo de Fútbol de Alemania 2006 o al menos eso es lo que afirman los hinchas españoles, señala el diario "Le Parisien".
Esa aseveración está basada en la lectura "libre" de uno de los pasajes del libro "Profecías", que Nostradamus publicó en 1555, indica el rotativo.
Ese pasaje dice lo siguiente: "Cuando termine el sexto mes de 2006, el rey de España pasará los Pirineos con su Ejército. Las legiones de Belcebú les esperarán para la batalla en las planicies de Europa central. La destrucción y la derrota se abatirán sobre los malvados".
"El Santo Grial volverá a España, con el Rey triunfante", concluye la profecía de Nostradamus, quien en un estilo oscuro y artificioso y de contenidos enigmáticos intentó adivinar el futuro de Francia y del mundo hasta el año 3797, en que se produciría supuestamente el Apocalipsis.
España quedó eliminada del Mundial de Alemania después de perder ante Francia (1-3) en octavos de final, en un partido que se decidió a siete minutos del final con un tanto a balón parado de Vieira y sentenciado sobre la bocina con la firma de Zidane.
España volvió a caer en el victimismo histórico en un Mundial y cayó ante Francia en los octavos de final en un día especial para Patrick Vieira y Zinedine Zidane, que aportaron experiencia y talento en la peor actuación de España en el campeonato. No fue un partido académico de España. Mostró su peor versión. Eso sí, jugó con dignidad casi todo el partido hasta que Vieira, en el minuto 83 mandó a la lona a España. No aparecieron en España sus jugadores clave. Fernando Torres, al que Luis confió toda la responsabilidad, no pudo ni con Thuram ni con Gallas. Y España le echó de menos.
Fiel a un estilo, el que lleva el sello de Luis Aragonés en este Mundial. Exprimió el perfil técnico de Xabi Alonso, notable en el primer tiempo, con Xavi y Cesc finos, delante de dos rocas como Vieira y Makelele. Raymond Doménech salió con un punta (Henry). Dos bandas (Ribéry y Malouda) y Zidane de enganche, libre de labores defensivas. Zidane jugó a su aire. Sin mucho brillo porque Xabi Alonso jugó con jerarquía. España rozó la perfección en sus acciones favoritas. A balón parado. Cada falta de España es un espectáculo en la ejecución. A los 9 minutos una de Pernía rozó la escuadra. Era un aviso para Barthez, que vio cómo por fin la suerte, la buena suerte se aliaba con España. Thuram hizo un penalti tonto a Pablo, pero penalti al fin y al cabo. Villa lo transformó con autoridad. El 1-0 alteró el ritmo del partido.
España adelantó su defensa al máximo. Jugó al límite. Henry vivió en fuera de juego la mayor parte del encuentro. Pero, al final encontró su recompensa. Vieira vio a Ribéry al hueco y el jugador del Olympique de Marsella, de lo mejor de Francia en este Mundial, se plantó delante de Iker, le regateó con solvencia y marcó el 1-1. No mereció ese castigo España porque el balón, la posesión de la pelota fue del equipo de Luis Aragonés. Fue un primer tramo muy táctico. Cada uno con sus armas. Tiene mérito tocar y soltar cuando delante hay tipos como Vieira y Makelele, dos pulmones que aprietan de forma descomunal.
El 1-1 llegó en el peor momento. A cuatro minutos del descanso. Luego, más tensión. Los dos laterales -Sergio Ramos y Pernía- subieron su costado. Los dos estuvieron valientes. Francia despertó con ese gol de Ribéry. Y a los 52 minutos, Iker sacó un balón de oro a Malouda. Luis Aragonés, como viene siendo habitual, rediseñó el esqueleto de España cuando le llegan los apuros. Quiso dar más entusiasmo con la entrada de Joaquín y de Luis García. Salieron del campo Raúl y Villa. Pero esta vez la receta de los cambios no le salió bien. Todo lo contrario.
Buscó Luis la banda de Joaquín para buscar la espalda de Abidal. Cuando lo hizo el bético sufrió Abidal. Pero Joaquín debió aportar más. Igual que Fernando Torres, espléndido ante Ucrania y Túnez, pero desaparecido en combate hoy ante Francia. Luchó a tope, pero sin ninguna precisión ni toque, ni gol. Ribery volvió a aparecer. En una selección que necesita regeneración, Ribéry es lo más potable. España jugó acelerada, a la ruleta rusa ante un equipo experimentado, que sin vivir su mejor momento, siempre hay que estar atento.
Xavi lo dio todo. Jugó 70 minutos, Luis le sacó el jugo y lo cambió por Senna. El partido entró en el pique lógico. Los nervios aparecieron. Vieira se encaró con Luis Aragonés en el minuto 75. Le mandó callar porque Luis protestó con razón una decisión del colegiado. Francia aportó poco al fútbol. Sin noticias de Henry, Vieira y Ribery fueron los motores de su selección. Sobre todo, Vieira en la recta final que se ha convertido ya en este Mundial en el goleador de un equipo que no tiene definición arriba. De postre, con el 1-2, apareció Zidane para seguir vivo una semana más en un Mundial y retrasar su retirada del fútbol.
Creemos como Josep Prats, y su relato de Sport, que lo de los ‘jugones’ está bien. Como buena es la idea de contrarrestar el mayor poderío físico del contrario teniendo el balón, moviéndolo con rapidez, abriendo a las bandas, trazando diagonales. Pero esta idea debe ir compensada con un sistema defensivo consistente. Y en esto Francia fue superior. Bien asentado atrás, con Gallas y Thuram de baluartes, y un centro del campo con Vieira y Makelele asfixiando la zona donde el talento de los ‘jugones’ tenía que alimentar a Torres y Villa. El oficio de los jugadores franceses fue la clave. En todo momento sabían qué tenían que hacer para ganar. Dejaron mover la pelota en una zona que no les podía hacer daño.
Le dieron la posesión a la selección española, pero con una estructura defensiva que evitaba que llegara peligro. La fórmula elegida para buscar la victoria era el contragolpe. Así llegó el primer gol. Así llegaron las jugadas de peligro de los franceses. La diferencia fue que Francia es una selección hecha, aunque cargada de años, y España es una selección, ligera en promedio de edad, pero que se está haciendo. La experiencia fue un grado. Pero esto no significa que el modelo escogido por Luis no funcione. En estos momentos, la sociología del fútbol nos dice que el camino es bueno, pero falta madurar. Como subraya Prats, “sería un error pasar de un extremo al otro y buscar otro estilo tras la decepción”. ¡Aupa España!
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